Los ministros de Exteriores de los Veintisiete han acordado este jueves imponer nuevas sanciones contra Moscú después de la nueva escalada de tensiones en la guerra de Ucrania.
Los ministros de Exteriores de la Unión Europea han
acordado esta madrugada imponer nuevas sanciones contra Rusia. La idea de
empezar a trabajar en un nuevo paquete llevaba tiempo en el aire, y el anuncio
de la celebración de referéndums ilegales en los territorios ucranianos
ocupados por las fuerzas armadas rusas, en las regiones de Donetsk, Lugansk,
Jersón y Zaporiyia, puso ya a funcionar la maquinaria. El discurso de Vladímir
Putin, presidente ruso, la mañana siguiente, este miércoles, en el que anunciaba
la movilización parcial y utilizaba la amenaza nuclear, acabaron por convencer
a los socios europeos de la necesidad de actuar con urgencia. La decisión de
Putin provoca que unos 300.000 reservistas sean llamados a filas y la
perspectiva de tener que acudir al frente ha provocado que miles de rusos
intenten abandonar el país bien por vía aérea o bien por las fronteras
terrestres, aunque el único país de la Unión que mantiene el permiso de los
rusos con visado a ingresar es Finlandia, ya que los Bálticos y Polonia lo
prohibieron hace solamente unos días. “El anuncio de Putin de falsos
referéndums, movilización militar parcial y chantaje nuclear son una grave
escalada. Amenazar con armas nucleares es inaceptable y un peligro real para
todos”, explicó este miércoles Josep Borrell, Alto Representante de la Unión
para Política Exterior y de Seguridad. Para Jens Stoltenberg, secretario
general de la Alianza Atlántica, el discurso de Putin representó “una escalada,
pero no una sorpresa”.
En una improvisada reunión de ministros de Asuntos
Exteriores de la Unión celebrada en Nueva York, donde tiene lugar la asamblea
general de Naciones Unidas, los jefes de la diplomacia de los Veintisiete
dieron el visto bueno a comenzar los trabajos, que continuarán durante los
próximos días para poder detallar qué medidas restrictivas se tomarán y que
irán dirigidas hacia los “sectores más relevantes de la economía rusa” y
continuarán “apuntando a las personas responsables de la guerra de agresión en
Ucrania”, explicó Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política
Exterior y de Seguridad, tras finalizar el encuentro. Tras el discurso de Putin
el llamamiento a más sanciones fue inmediato en distintos países. “Es crucial
continuar y aumentar nuestro apoyo a Ucrania: más sanciones, más armas, más
ayuda”, explicó el ministro de Asuntos Exteriores holandés, Wopke Hoekstra,
mientras que su colega finlandés pidió que Moscú sufriera las “consecuencias”
de sus decisiones.
Envío de armamento
Además, los ministros discutieron una idea que Borrell ya
deslizó la pasada semana durante la celebración del Pleno del Parlamento
Europeo de Estrasburgo: la aprobación de un nuevo tramo de financiación para el
envío de armamento a Ucrania. El jefe de la diplomacia europea y su circulo
cercano señalaron este miércoles que el movimiento de Putin demuestra su
“desesperación” ante la evolución del conflicto y avisaron de que el presidente
ruso estaba arriesgando “la paz mundial” con sus amenazas nucleares.
Tras la reunión el jefe de la diplomacia europea subrayó
que Kiev está defendiendo su territorio y que "tiene derecho a liberar las
zonas ocupadas". En un comunicado en nombre de los Veintisiete, Borrell
señaló que la Unión está dispuesta a apoyar a Ucrania "el tiempo que sea
necesario" ante una Rusia que ha apostado "el camino de la
confrontación". Los Estados miembros también "saludan" el coraje
y el éxito de las fuerzas armadas ucranianas en la contraofensiva que les ha permitido
recuperar una parte importante de las zonas ocupadas por el invasor ruso.
Hasta ahora la Unión Europea ha aprobado seis paquetes de
sanciones, aunque han añadido medidas adicionales después, que afectan a
personalidades cercanas al presidente ruso y sectores de la economía rusa, como
por ejemplo el embargo al petróleo y el carbón ruso, la prohibición de bienes
tecnológicos que puedan ayudar a Moscú en su guerra en Ucrania. Pero cada
paquete que ha ido llegando a las manos de los ministros de Exteriores ha
resultado más difícil de aprobar y Hungría, el país más cercano al Kremlin dentro
de la Unión, no lo ha puesto del todo sencillo. Urmas Reinsalu, ministro de
Asuntos Exteriores estonio, ha señalado sin embargo que confía en que salga
adelante por la gravedad de la situación. “Hay un dicho en la aviación que dice
que las normas se escriben con la sangre de las víctimas de las catástrofes
aéreas. Bueno, pues todos los paquetes (de sanciones) están escritos con la
sangre y las atrocidades que ha cometido Rusia”, ha señalado Reinsalu.