¿Quién manda en Guerrero? Es la pregunta que nos hemos hecho insistentemente en los últimos meses, ante la sucesión de masacres que se han dado en ese estado, donde hace 26 meses asumió la gubernatura Evelyn Salgado, cuya experiencia política se limitaba a haber sido asesora de un diputado local; haber encabezado el DIF de Acapulco, durante la gestión de su padre, el hoy senador Félix Salgado, y haber sido delegada de la Secretaría de la Mujer en el mismo puerto.
Pero decir que el cargo le ha quedado grande es minimizar
la gravedad de las cosas. Lo que ya está claro es que el poder en Guerrero se
lo disputan diversas organizaciones criminales y sólo es cuestión de tiempo
para saber cuál de ellas lo asumirá por completo. Las autoridades formales son
un auténtico cero a la izquierda, cuando no están abiertamente coludidas con
los delincuentes.
En un lapso de apenas dos días ocurrieron tres masacres
en el estado, que se suman a muchas otras.
El jueves, en el municipio serrano de Heliodoro Castillo,
fue atacado con drones el poblado de Buenavista de los Hurtado. Aparentemente,
una bomba lanzada por un dron cayó sobre un grupo que cocinaba un cerdo.
Horas después apareció un video en redes sociales, en el
que se distingue una decena de cuerpos —varios de ellos despedazados— en una
camioneta con impactos de bala. La persona que lo graba increpa a un sujeto al
que llama Necho. Se ha especulado que se trata de Onésimo Marquina, líder del
grupo criminal Los Tlacos (por Tlacotepec, la cabecera municipal), el cual
mantiene un enfrentamiento con la Familia Michoacana por el control de la zona.
A juzgar por el monólogo, los hombres asesinados habrían sido parte del primer
grupo.
Policías, soldados y guardias nacionales que arribaron a
la localidad la mañana del sábado encontraron los restos ya carbonizados. No
queda claro qué pasó con el resto de los pobladores —quizá una veintena—, si
lograron huir o los tienen secuestrados.
La voz de alarma sobre esos hechos la lanzó el sacerdote
Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos Minerva Bello. No
es la primera vez que esa zona de la sierra de Guerrero es atacada de dicha
manera. En agosto pasado, el objetivo de la Familia Michoacana fue el poblado
de Nuevo Caracol, cuyos habitantes habían vuelto a sus casas luego de
refugiarse, en mayo, en la cabecera municipal.
Desde entonces, el padre Velázquez había advertido del
peligro que enfrentaba la población y había urgido a las autoridades a
establecer una Base de Operaciones Mixtas para protegerla. Claramente, ese
llamado cayó en oídos sordos.
La noche del sábado 6 ocurrieron otras dos masacres en el
estado. En Chilapa, en la región central de Guerrero, tres mujeres fueron
asesinadas. Las víctimas, una maestra y dos comerciantes de pollo, realizaban
los preparativos para la levantada del Niño Dios, cerca de la iglesia del
barrio de El Calvario, cuando fueron atacadas a balazos.
En un segundo hecho, cinco personas fueron ultimadas en
el palenque municipal de Petatlán, en la Costa Grande del estado. Al momento de
escribir estas líneas se hablaba de entre 10 y 20 heridos. En un video que
circuló en redes sociales la noche del sábado se ven cuerpos tendidos en el
piso del palenque y se escucha cantar a los gallos enjaulados.
Es cada vez más macabro lo que sucede en Guerrero, donde
las autoridades no pintan y los criminales actúan a sus anchas. Pero, claro,
hoy en la conferencia de Palacio Nacional no serán señalados ellos, sino los
medios de comunicación… por informar lo que pasa.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/barbarie-guerrerense/1628922