Todos los días tenemos que lidiar con el impuesto inflacionario que está desboscado gracias a la fenomenal tasa de expansión monetaria del BCRA.

Además de eso nos liquidan con el impuesto a las ganancias, retenciones de ganancias, anticipos de ganancias, bienes personales, impuesto al cheque y sigue el listado.

Pero la gran sorpresa acabo de recibirla hace un rato. Pagué la quinta cuota del impuesto  inmobiliario de mi casa en la provincia de Buenos Aires. Pero resulta que había otra boleta por igual monto. Averiguamos y resulta que hay una cuota extra, por única vez, del mismo monto con una diferencia de 10 días solamente para pagarla respecto a la quinta cuota. Es decir, en vez de pagar 5 cuotas anuales, pagamos 6. Si mis cuentas no fallan, da un aumento del 20%.

Pero ahí no termina la historia. Reviso lo que venía pagando del impuesto inmobiliario y el aumento de este año fue del  30% respecto al año pasado, más la cuota adicional, que es otro 20% adicional.

Veo el año 2010 y comparo la cuota con la del 2013 y me da un aumento del 211%.

Obviamente que ninguno de estos aumento coincide con el IPC del INDEC ni con el relato oficial de que a partir de mayo del 2003 nació una nueva Argentina de estabilidad y prosperidad, pero si coincide con mi argumento que esto está fuera de control. El ajuste más brutal recae sobre los bolsillos de la gente que trabaja. Nos exprimen como a un limón.

Estoy pensando seriamente en dejar de trabajar y pedir un plan jefes y jefa de hogar y que la cuenta la pague otro.