Todo empezó con la insistencia del socialdemócrata Ponta por asistir a la cumbre en lugar de Basescu, que había sido hasta entonces el encargado de representar a Rumanía. De hecho, los servicios del Consejo habían enviado la invitación al presidente de la República y su nombre y retrato estaban en la lista de asistentes. Sin embargo, el presidente del Gobierno dijo que la competencia era suya y ordenó al presidente de la República que no saliera del país.

La disputa llegó hasta el Tribunal Constitucional, que la semana pasada tuvo que trabajar de urgencia para emitir una sentencia dando la razón a Basescu, que proviene del Partido Demócrata (centro-derecha). Eso no impidió al primer ministro mantener sus planes de viaje, por lo que informó al Consejo Europeo que sería él el encargado de ocupar la única silla reservada para Rumanía. Y de hecho voló a Bruselas este jueves.

Presencia «ilegítima»

Sin embargo, desde Bucarest, el presidente Basescu denunció que la presencia en el Consejo de Ponta era «ilegítima según el Tribunal Constitucional» por lo que todos los acuerdos en los que estampase su firma podrían ser jurídicamente anulados. Teniendo en cuenta la trascendencia de la reunión, el problema rumano parecía la menor de las preocupaciones de los servicios de protocolo, pero no así de los especialistas jurídicos del consejo que pidieron al primer ministro rumano una aclaración. Este tuvo que llamar por teléfono a su adversario político y rogarle que enviase urgentemente una carta en la que le otorgaba un mandato para representarle en Bruselas. La carta de Basescu llegó por fax en medio de la noche, con una redacción en la que se obliga a Ponta a aceptar que la competencia corresponde al presidente de la República.

A su llegada a Bucarest, Ponta se encontró con la acusación formal de haber plagiado su tesis doctoral. El organismo que se encarga de verificar los títulos académicos ha pedido que la Universidad de Bucarest le retire el suyo al primer ministro.