Horacio Cartes, pese a los múltiples cuestionamientos que despierta su figura, es un empresario, y como tal planea sacar a su país del ostracismo regional en el que se encuentra.

Para muestra basta un botón. O, en este caso, un balón, porque ha sido el futbol la actividad que hasta ahora ha dado más satisfacciones a Cartes que la política, donde a pesar de ser un novato ya conquistó la presidencia.

“A Libertad, un club modesto de futbol, lo llevó a los primeros planos. Le dio el equipo a un técnico joven y hoy está entre los más reputados del mundo y lo convirtió en uno de los más exitosos del Paraguay”, asegura uno de sus socios políticos en el Partido Colorado, que en el último año se dedicó a un “trasvasamiento generacional”, al afiliar a más de 400 mil jóvenes, claves en la victoria del domingo.

Y es que Cartes y su billetera, la misma que impuso al partido para poder conquistar la candidatura, ya había conquistado al Libertad —el humilde club del cual es presidente desde 2001 y que hoy es campeón de la primera división del futbol paraguayo— y al entrenador argentino Gerardo Tata Martino, quien tras dirigir al club llevó a la selección paraguaya a disputar los cuartos de final de la más reciente Copa del Mundo. Todo, obra de Cartes.

Sin embargo, nadie sabe aún quién será el “Tata Martino” del gobierno que presidirá Cartes a partir del 15 de agosto. Por lo pronto, el presidente saliente Federico Franco ya lo felicitó y le prometió una transición ordenada “serena y pacífica”.

Las presidentas Dilma Rousseff, de Brasil, y Cristina Kirchner de Argentina, hicieron lo propio y le hicieron saber que muy pronto todo volverá a “fojas cero” en lo que respecta a las sanciones impuestas contra Paraguay tras la destitución de Fernando Lugo, La argentina fue más explicita. “Presidente, lo felicito y lo espero en el MERCOSUR”, le dijo.

A Cartes le espera una ardua tarea por delante, antes de poder hacer realidad el vaticinio que hizo en los últimos meses, de que “ganamos por goleada”. Destaca la pobreza en la que vive más del 50% de la población, y acabar con las estructuras mafiosas que hacen del contrabando el principal item económico del país.

“El crecimiento económico de los últimos dos años (casi un 13% acumulado), en gran parte gracias a la fiebre de la soya, puede ser el primer peldaño para un nuevo esquema en el que la producción de baja escala perfile al país dentro del Mercosur”, según explica el analista Julián Hermida.

Para ello, el futuro gobierno debería redefinir leyes, realizar una inversión en educación y recibir el apoyo de sus aliados y vecinos regionales, lo que en las últimas décadas no pasó del terreno de las palabras.

Y es justo en este aspecto donde se verá si Cartes es capaz de repetir con Paraguay lo que hizo con el Libertad, el club de sus amores y el que le sirvió, en definitiva junto a su billetera, como trampolín para la política.