Desde hace unos meses dispone de otro medio: TeleSur, una cadena de televisión con cobertura para Iberoamérica que transmite “el ideal bolivariano”. Por ahora se difunde por cable, pero en menos de dos años se emitirá por medio de un satélite de comunicaciones y, por tanto, podrá captarse en un área mucho más amplia.

En una estrategia que conocemos bien en España, Chávez hace aprobar ley tras ley. La avalancha de cambios, debates y propaganda mantiene a la sociedad crispada y da la sensación a los oponentes de que es inútil toda resistencia ante un poder omnímodo. La última ha sido la reforma de la bandera[1], decidida por el dictador venezolano en su programa ¡Aló, presidente!: se le ha añadido una octava estrella y se ha cambiado la cabeza del caballo, que ha pasado a mirar a la izquierda. Se trata de medidas propias de un régimen totalitario entregado al culto de la personalidad que quiere cambiar de arriba abajo todo un país.

Ante las peroratas de Chávez en las que afirma que el Gobierno de Estados Unidos pretende secuestrarlo, pero que antes lucharía hasta morir, y que está preparado para ser reelegido hasta el año 2031[2], alguien desprevenido puede pensar que el paracaidista es un demente. Dentro de una persona estrafalaria hay un político implacable que trata de eliminar a todo disidente.. En noviembre de 2004, la Asamblea Nacional aprobó la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión[3], conocida como Ley Mordaza[4]. El presidente declaró que la finalidad de la ley es “frenar el terrorismo mediático que atropella libertades para comenzar a democratizar los medios de comunicación secuestrados por una oligarquía" y añadió, con franqueza, lo que iba a ocurrir a sus enemigos: "Medio de comunicación que se ponga aquí al servicio del golpismo, al servicio de los intereses apátridas será suspendido, se le aplicará la ley”[5].

Después de acallar o amedrentar a los periódicos, las radios y las televisiones nacionales, el siguiente paso en la campaña mediática de Chávez es contar con un altavoz continental que le permita expandir su mensaje demagógico y encuadrar a sus partidarios. Ese altavoz ya existe, y se llama TeleSur.

La televisión TeleSur empezó a emitir a finales de julio de 2005. Es tal su dependencia del régimen que su presidente es Andrés Izarra, que renunció a su puesto de ministro de Comunicación de Chávez para encargarse a tiempo completo de la organización y expansión de la cadena. El directivo declaró que “ésta es una herramienta de seducción de nuestros pueblos, para que se enamoren de la idea de la integración, para vernos, reconocernos, recuperar la historia que en el camino hemos perdido o que nos han borrado”[6].

Como explica la propia web de la cadena[7], el concepto de Telesur es el siguiente:

Con base en Venezuela, teleSUR, la nueva televisión del Sur, nace de una evidente necesidad latinoamericana: contar con un medio que permita, a todos los habitantes de esta vasta región, difundir sus propios valores, divulgar su propia imagen, debatir sus propias ideas y transmitir sus propios contenidos, libre y equitativamente.

Frente al discurso único sostenido por las grandes corporaciones, que deliberadamente niegan, coartan o ignoran el derecho a la información, se hace imprescindible una alternativa capaz de representar los principios fundamentales de un auténtico medio de comunicación: veracidad, justicia, respeto y solidaridad.

Esa alternativa es teleSUR. Constituida como una sociedad multiestatal y conformada por una red de colaboradores provenientes de cada rincón del continente, teleSUR pone el talento y la más avanzada tecnología al servicio de la integración de las naciones y pueblos de Latinoamérica y el Caribe. 24 horas de programación, transmitida por enlace satelital desde Caracas, Venezuela, apuntan a la concreción del ideal bolivariano.

Vernos es conocernos, reconocernos es respetarnos, respetarnos es aprender a querernos, querernos es el primer paso para integrarnos.

Parte los contenidos los aportarán universidades, productoras y grupos afines. Con las retribuciones que reciban de Caracas, se formará un pequeño ejército de liberados que formarán una red, no sólo profesional, sino, sobre todo, ideológica, preparada para infiltrarse en los medios de comunicación de sus países respectivos.

China aporta la tecnología

Pero el proyecto de TeleSur no es sólo de Chávez y sus secuaces. También muestra los vínculos de la dictadura bolivariana con la única potencia que puede enfrentarse a Estados Unidos en los campos militar, económico y geopolítico: China. Ésta no es sólo el segundo socio económico de Cuba ni ha prometido miles de millones de euros en inversiones en Hispanoamérica a los Gobiernos de la región, sino que interviene en los acontecimientos políticos.

Para llevar su imagen y sus consignas por toda América, Chávez necesita una cobertura tan grande como sus sueños y sólo la puede conseguir mediante un satélite de comunicaciones de última tecnología. El constructor que se ha buscado es la China comunista.

En diciembre de 2004, en un viaje oficial a China, Chávez firmó con el presidente Hu Jintao, entre otros acuerdos, uno sobre la construcción conjunta del satélite, que incluye la formación de noventa técnicos venezolanos y el lanzamiento del aparato; éste se producirá en 2008, tal como anticipó en julio pasado el propio Chávez ¡Aló, presidente!. El nombre del satélite, como no podía ser menos, es Simón Bolívar. El dictador declaró que, merced al satélite, Venezuela podrá “obtener información estratégica de comunicaciones en todo sentido”.

Otra prueba de la tendencia de Telesur es su asociación con la cadena Al Yazira. Izarra y el director general de Al Yazira, Wadah Khanfar, suscribieron en enero pasado un acuerdo para intercambiar contenidos informativos y tecnología. Se aumenta así una relación que comenzó en octubre del año pasado, a los tres meses de empezar las emisiones.

Para mantener la línea editorial de la cadena, que es perfectamente predecible, existe una manera, habitual en los medios de comunicación partidistas, como es contar exclusivamente con redactores y jefes adictos, tan embebidos de su misión que no sea necesario darles instrucciones. Un ejemplo: el nombre de la corresponsal de Telesur en Chile, Pamela Sepúlveda, aparece en un manifiesto[8] en el que diversos ciudadanos y grupos chilenos homenajeaban al boliviano Evo Morales en vísperas de la asistencia de éste a la toma de posesión de Michelle Bachelet como representante del proceso de “unidad de los pueblos latinoamericanos”[9].

El paso siguiente del régimen bolivariano es aumentar el número de sus altavoces. A principios de marzo, el ministro de Comunicación, Yuri Pimentel, propuso en Caracas a los directivos de varias emisoras de radio públicas la constitución de Radiosur.

¿Cómo va a tratar esta cadena a España y su realidad? Se puede comprobar por cómo da las noticias sobre el “alto el fuego” de la ETA. En una colgada en su página web el día 31, y titulada Llamado internacional de Batasuna por la democracia[10], el primer párrafo reza así: “El partido político vasco Batasuna [no existe, porque está disuelto] hizo un llamado a la Comunidad Internacional para que rechace el arresto del principal líder del Movimiento Nacionalista del País Vasco, Arnaldo Otegi”. Y define a ETA como “grupo independentista”, aunque en esta asepsia coincide con los medios de comunicación anglosajones.

Cabe esperar, por tanto, que TeleSur contribuya a movilizar a la izquierda subversiva en toda Iberoamérica y a desestabilizar a los Gobiernos que se opongan a la Revolución Bolivariana[11] como lo hace Chávez a través de sus declaraciones, sus partidarios y su petróleo. ¿Quién puede bloquear las ondas? La única manera de contrarrestar los mensajes populistas de Chávez y sus aliados es con una batería de ideas que defiendan la libertad, la hispanidad y los principios cristianos. Desde hace años, la izquierda ha recuperado el prestigio en las sociedades europeas y americanas mediante la conquista de la hegemonía en los medios de comunicación, que le ha permitido ocultar sus fracasos y su participación en los mayores genocidios de la Historia. Como ha escrito el colombiano Nicolás Gómez Dávila, “la prensa de izquierda le fabrica a la izquierda los grandes hombres que la naturaleza y la historia no le fabrican”[12].

El destino del mundo se libra en los medios. Quien los domina dispone del poder de moldear la realidad para millones de personas.

Pedro Fernández Barbadillo es profesor del Instituto de Humanidades Ángel Ayala-CEU de la Universidad San Pablo CEU.

Notas

[1] http://eltiempo.terra.com.co/inte/latin/noticias/ARTICULO-WEB-_NOTA_INTERIOR-2788287.html.

[2] Ambas afirmaciones las hizo en el programa emitido el 22 de febrero de 2006.

[3] El articulado completo de la ley se puede consultar en la página de la Asamblea Nacional venezolana: http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2/leyes.asp?id=532

[4] Algunos de los pronunciamientos en contra de esta ley: http://infovenezuela.org y en Reporteros Sin Fronteras: http://www.rsf.org/imprimir.php3?id_article=11641.

[5] http://www.terra.com/noticias/articulo/html/act187665.htm

[6] http://www.terra.com/noticias/articulo/html/act198911.htm

[7] http://www.telesurtv.net/concepto.php y www.telesurtv.net/mision.php

[8] http://www.generacion80.cl/documentos/docs/Recepcion%20en%20chile%20de%20Evo%20Morales.pdf

[9] Las periodistas con vocación política también se dan en España. La diputada por Navarra de la coalición Nafarroa Bai, de ideología abertzale, Uxue Barkos, fue durante varios años periodista de los informativos de la televisión pública vasca ETB. ¿Qué imparcialidad podían tener sus informaciones?

[10] http://www.telesurtv.net/31marvm7.php.

[11] Protestas de los Gobiernos de México, Perú y Ecuador: en http://www.eldiarioexterior.com/noticia.asp?idarticulo=9291 y ABC, 9-3-2006.

[12] GÓMEZ DÁVILA, Nicolás: Sucesivos escolios a un texto implícito, Áltera, Barcelona, 2002, pág. 33.