Mientras unos reconocen "algunos problemas" y creen que se trata de una "protesta pasajera". Otros sugieren que en Chile lo que se plantea es un "cambio del sistema económico, a través de una reforma constitucional".
¿Qué pasó en 12 días? El pasado 8 de octubre el
Presidente de Chile, Sebastián Piñera, decía orgulloso en un programa de
televisión que "en medio de esta América Latina convulsionada, Chile es un
verdadero oasis con una democracia estable”. Durante la jornada del 20.10.2019
afirmó que "estamos en guerra contra un enemigo poderoso”, debido a la
crisis que atraviesa actualmente el país y que parece no hacer distinción entre
las demandas de la ciudadanía y los actos vandálicos.
Entre barricadas, incendios y otros desmanes, cientos de
miles de chilenos tomaron pacíficamente sus cacerolas y comenzaron a golpearlas
en señal de protesta, aún con la presencia de militares en la calle y en pleno
toque de queda. "Chile despertó” se escuchaba en las calles. La
"democracia estable” de la que el Presidente chileno tanto se vanagloriaba
parecía haberse esfumado en pocos días y se había transformado en una presunta
"guerra", según sus propias palabras.
"La situación fue tan sorpresiva y tan violenta que
claramente el gobierno se vio sobrepasado. La medida de decretar estado
emergencia es un reconocimiento a eso. En cierta manera, pide ayuda a las
FF.AA., ante su inevitable debilidad. Pero si no hubieran salido los militares
el desorden hubiera sido mayor”, dice a DW el académico de orientación conservadora
de la Universidad Católica de Chile Roberto Méndez.
Reacción tardía
Desde 1987, el Ejército no sacaba sus tanquetas a la
calle para restablecer el orden público, cuando el país vivía en dictadura. Sin
embargo, esto no apaciguó el descontento ciudadano trasladado a las calles. Ni
siquiera la suspensión al alza del transporte público anunciada por el Gobierno
calmó a los manifestantes.
"El Presidente decidió apagar el fuego con bencina.
Con militares en la calle no puede existir el diálogo”, señaló la ex líder
estudiantil y actual diputada del Partido Comunista, Camila Vallejos, a través
de su cuenta de Twitter, frase que se repitió en otros sectores de oposición.
"El Gobierno se equivocó. Debió haber tomado medidas
de seguridad en el metro, pero cuando quiso cerrar la puerta y retomar el orden
ciudadano ya era muy tarde. Mandó a los militares a la calle sabiendo que no
tienen la posibilidad de restablecer el orden. Los chilenos ya no le tienen
miedo a los militares, es más, son desafiantes con ellos”, explicó a DW Marta
Lagos, directora de Latinobarómetro, una ONG que realiza sondeos.
Era una bomba de tiempo
El detonante de las violentas protestas parecen no
radicar solo en el alza del transporte público, como lo ejemplifican diversas
expresiones en las redes sociales. "Nadie se imaginó que nos encaminábamos
a esto. La gente está en estado de shock, con miedo e indignación. Pienso que
es solo un momento de furia, pero no es un movimiento político con una
proyección desestabilizadora. Hay problemas con las pensiones, la salud y el
incremento de la delincuencia donde el Estado está cometiendo errores",
explicó a DW Méndez. A esto se le suman los escándalos de corrupción de la
clase política, empresarial, de Carabineros y las Fuerzas Armadas, en casos
conocidos como el "Pacogate" y "Milicogate".
Marta Lagos contradice al académico de la Universidad
Católica de Chile y afirma que "esto es una revolución que va a terminar
en un cambio constitucional, sí o sí". Según Lagos, "lo único que
puede restituir el equilibrio de poder es un cambio constitucional, porque aquí
lo que se cuestiona es el actual sistema y el modelo económico de Chile".
Por su lado, Manuel José Ossandón, senador, miembro de la
misma coalición de centroderecha de Piñera, hizo un llamado en su cuenta de
Twitter: "Hay que mirar el descontento. Hay cacerolazos por todas partes,
pude ver como en todas las comunas la gente reclama y el mundo político no
quiere entender que aquí hay un descontento, con años de abusos, injusticias y
desigualdad. Yo condeno la violencia, pero invito a que nos sentemos a buscar
una solución del tema profundo. No hay crecimiento económico sin paz social”.
No hay gobernabilidad
El presidente mismo no ha demostrado el mejor tacto en
medio de la crisis. Mientras colapsaba el transporte público, él celebraba
desatendido en una pizzería. Una actitud que la vocera de Gobierno Cecilia
Pérez defendió aludiendo que él "aparte de presidente, también es humano y
abuelo”.
"No hay Gobierno, no hay liderato y nadie responde a
las preguntas. No se sabe quién está al mando. Es una anarquía lo que se vive,
sin autoridad y con total impunidad. El vacío de poder produce anarquía e
ingobernabilidad. Eso demuestra que el Presidente no entiende lo que está
pasando”, agrega Marta Lagos.
Lo que viene ahora
"La gente no quiere más abusos, está cansada de
promesas que no se cumplen. La gente quiere soluciones, quieren un debate
sincero y amplio. No quieren humo ni leyes cortas, quieren soluciones
profundas. Piden una nueva Constitución que consagre una sociedad de derechos y
garantías básicas”, dijo en Twitter el ex contendor presidencial de Sebastián
Piñera, Alejandro Guillier.
El gran desafío será ahora recuperar la confianza de la
ciudadanía, proponiendo soluciones políticas viables a esta crisis que no se
reducen solamente a temas de seguridad pública. Chile tendrá que demostrar su
gobernabilidad en vísperas de dos eventos internacionales: la cumbre del Foro
de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en noviembre -donde Donald Trump
y Xi Jinping anunciaron su presencia-, y la Conferencia de las Naciones Unidas
para el Cambio Climático (COP25), en diciembre.
¿Cómo se vuelve a la normalidad?. Nadie tiene una
respuesta clara.
***Publicado el 21/10/19
***Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania
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