Liz Truss admite que el acuerdo comercial con Washington no está en el horizonte en su primer viaje oficial como "premier". La "relación especial" entre Londres y Washington vuelve a estar en la cuerda floja. Lo confirmó a su manera la "premier" Liz Truss, en el arranque de su primer viaje oficial rumbo a Nueva York: "No hay en estos momentos negociaciones abiertas con Estados Unidos (sobre un acuerdo comercial) y no espero que vayan a empezar a corto o medio plazo".
La advertencia fue recibida como un jarro de agua helada
en el Reino Unido, un día después del funeral de Isabel II, que no sirvió como
se esperaba para lograr un primer acercamiento al presidente norteamericano.
Biden suspendió a última hora su encuentro bilateral previsto con Truss en
Downing Street, aplazado hasta el miércoles durante la Asamblea General de la
ONU.
Oficialmente, ambas delegaciones admitieron que era
"preferible" mantener el "un encuentro bilateral completo"
en Nueva York en vez de hacerlo bajo el contexto del tributo final a la Reina.
Truss recibió sin embargo al primer ministro canadiense Justin Trudeau, al
australiano Anthony Albanese y a la neozelandesa Jacinda Ardern durante las
honras fúnebres.
El "desencuentro" final entre Truss y Biden ha
servido para recordar las tensiones creadas por la entonces secretaria de
Exteriores por cuenta del Protocolo de Irlanda, el punto más conflictivo del
Brexit, que empañó también durante meses las relaciones entre el presidente
norteamericano y el ex "premier" Boris Johnson.
La cumbre del G7 del año pasado y el frente común en la
guerra de Ucrania sirvieron para acortar las distancias, pero las turbulencias
del Partido Conservador han reactivado la cautela de Biden. Está por ver
también si existe o no química personal entre el presidente demócrata y la que
ya se percibe en Estados Unidos como "la nueva Margaret Thatcher".
EL ACUERDO COMERCIAL.
Donald Trump prometió en su día a Boris Johnson un
acuerdo comercial por la vía rápida y en cuanto se consumara el Brexit. El
cambio de guardia en Washington frustró las ambiciones del ex
"premier" de tener listo un tratado con el país que es el destino del
20% de las exportaciones británicas, su segundo mayor "cliente"
después de la UE.
Biden dejó claro a su llegada que Estados Unidos "no
tiene afán por acuerdos comerciales". La negociación del tratado
post-Brexit con el Reino Unido dejó de considerarse una prioridad y las
conversaciones ya avanzadas de la era Trump quedaron congeladas hasta nuevo
aviso. Tal y como confirmó el martes Liz Truss, ni siquiera hay una fecha en el
horizonte.
Hasta entonces, las relaciones comerciales entre los dos
países están regidas por la Organización Mundial de Comercio y por un centenar
de acuerdos sectoriales. Truss, artífice de más de 70 acuerdos comerciales con
otros tantos países en cuestión de meses, buscó mini-acuerdos con estados como
Carolina del Norte e Indiana. El Reino Unido aspira entre tanto a unirse al
acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) al que pertenecen once países.
EL PROTOCOLO DE IRLANDA
El 7 de septiembre, un día antes de la muerte de la Reina
y un día después de la primera conversación telefónica entre Biden y Truss tras
su llegada a Downing Street, la Casa Blanca hizo público un comunicado advirtiendo
de "la importancia de llegar a un acuerdo negociado con la Unión Europea
sobre el Protocolo de Irlanda".
Los analistas interpretaron la intervención de la Casa
Blanca como un intento de prevenir a Truss contra la tentación de activar el
Artículo 16 -que dejaría temporalmente en suspenso el Protocolo por
"graves dificultades económicas, sociales y ambientales"- tal y como
llegó a insinuar la líder conservadora durante su campaña. Truss fue también la
impulsora de la Ley del Protocolo, actualmente en trámite parlamentario, que
reescribe unilateralmente el acuerdo firmado con la UE y que ya disparó las
alarmas en Washington.
Para Joe Biden, con ancestros irlandeses, la cuestión del
Protocolo es algo personal. Como parte decisiva en la negociación del Acuerdo
del Viernes Santo de 1998, Estados Unido cumple también un papel de garante del
proceso de paz, de ahí las directas intervenciones ante cualquier decisión que
pueda reactivar al chispa del conflicto norirlandés.
LA GUERRA DE UCRANIA
El Reino Unido es el segundo país, después de Estados
Unidos, por ayuda militar a Ucrania. Truss pretende seguir los pasos de Boris
Johnson y se comprometerá esta semana a superar el listón de los 2.700 millones
de euros, a la vista de la exitosa contraofensiva de Zelenski, en aparente
sintonía con Washington sobre cómo plantar cara a Vladimir Putin.
"Las recientes victorias de Ucrania han sido una
inspiración", se espera que diga Truss el miércoles en la Asamblea General
de la ONU. "Una y otra vez, el valor demostrado por los ucranianos han
desafiado a quienes dudaban y ha demostrado lo que se puede hacer con el apoyo
militar, político y económico que necesitan".
EL DESAFÍO DE CHINA
Liz Truss instará a Biden a usar las lecciones de Ucrania
para demostrar a Pekín "nuestra determinación de defender la democracia y
la libertad en el mundo". Según fuentes gubernamentales citadas por The
Daily Mail, Truss es partidaria de endurecer al máximo la posición de Occidente
ante China, convencida de que representa "la mayor amenaza contra nuestros
valores y nuestro estilo de vida a largo plazo". Pese a la ambivalencia de
Londres hacia Pekín -demostrada con la invitación formal a la delegación china
a las exequias de Isabel II- se espera que Truss adopte una postura más firme
que la de su predecesor y que puede propiciar un proceso de
"arrastre" en Washington.
LA GRAN BRETAÑA GLOBAL
Truss mantendrá también sus primeros encuentros
bilaterales en Nueva York con el presidente francés Emmanuel Macron y con la
presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con las cuestiones de
la inmigración ilegal en el Canal de la Mancha y del Protocolo de Irlanda sobre
la mesa. En su debut como "premier" en la escena internacional, Truss
recogerá el testigo de la "Gran Bretaña global" en la nueva e
incierta era del rey Carlos III.