José Augusto Messias, catedrático de Medicina Clínica de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), miembro de la Academia Nacional de Medicina y uno de los pioneros de la medicina para adolescentes en el mundo, explica en una entrevista con EL PAÍS que Brasil, legislativamente, posee el sistema de salud pública más avanzado del mundo, pero que, en la práctica, sufre graves deficiencias. Considera que con el relevo de Luiz Inácio Lula da Silva en la presidencia no cambiará prácticamente nada y que los tres candidatos más importantes ?la oficialista Dilma Rousseff, el socialdemócrata José Serra y la ecologista Marina Silva? "respetarán el cuadro democrático actual, las conquistas sociales y el prestigio de Brasil en el mundo".

Sostiene que, aunque ninguno de los candidatos procede de la derecha, sus diferencias son importantes. El caso de Dilma Rousseff, sin experiencia electoral, "es aún un enigma" y dice que no se sabe hasta qué punto su pasado de guerrillera podrá influir en decisiones futuras. "Su garantía es el aval dado por Lula de que seguirá su modelo de Gobierno. Su presidencia estaría fuertemente asentada en el papel del Estado", añade. Piensa que una hipotética presidencia de Serra, por el contrario, insistiría en la productividad y potenciaría más la iniciativa privada: "Es un progresista liberal". Por último, afirma que un mandato de la ecologista Silva estaría anclado en el desarrollo sostenible de la economía, en las energías alternativas y en un fuerte sentido ético de la política.

En su opinión, el que ofrece mayores garantías a efectos de una mejor política de salud pública es el socialdemócrata José Serra, que ya demostró su competencia en este campo como ministro de Sanidad y como alcalde y gobernador de São Paulo. "Brasil posee el sistema de sanidad más avanzado del mundo. Basta con ser brasileño para tener todos los derechos de ser atendido por el Estado. Ni Estados Unidos lo ha conseguido nunca, ni el proyecto progresista de Obama llega a tanto. Sin embargo, solo 40 millones de brasileños poseen un seguro privado. El Estado tiene que asumir a los otros 160 millones, a los que la Constitución les da todos los derechos de ser atendidos. Es una tarea de gigantes".

Messias sostiene que la genialidad de Lula ha sido gobernar con sentido pragmático olvidándose de las obsoletas etiquetas políticas. "Respetó todo lo que ya funcionaba bien cuando él llegó a la presidencia y lo potenció. Levantó al mismo tiempo el nivel social de millones de brasileños que estaban bajo la línea de la pobreza real. Y eso fue positivo". Considera, sin embargo, que, desde el punto de vista del crecimiento de las instituciones democráticas, su forma de gobernar ha estado impregnada muchas veces "del clásico autoritarismo del que llega al poder desde la nada y se siente incómodo con las restricciones que impone el sistema democrático de división de poderes". Aunque el catedrático ve positivo que Lula no haya forzado un tercer mandato, considera que, aunque se va, "se queda en la figura de su candidata". Opina que para el crecimiento de la democracia y para una verdadera alternancia en el poder sería mejor que ganase las elecciones un candidato alternativo a Lula. "Quizás esta vez aún no sea posible, aunque la campaña electoral está comenzando y podría acarrear sorpresas".