Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Profundidad  
 
24/01/2006 | Entre la libertad y el despotismo

El País Editorial (UY)

El continente sudamericano sigue concitando la atención de los analistas políticos no sólo por sus intentos, fallidos o exitosos, de superar el subdesarrollo sino, además, porque enarbola nuevas banderas para lograr igual objetivo. Nos referimos, sustancialmente, a la aparición en el plano político, en primerísima fila, de fuerzas o de factores que han de sacudir a esta sociedad: indigenismo, feminismo e izquierdismo.

 

Respecto al indigenismo, la atención se centra en el presidente boliviano Evo Morales, aunque, eventualmente, también puede dirigirse al escenario peruano donde el presidenciable Ollanta Humala tiene grandes posibilidades de ser elegido. En efecto, el presidente Morales es el primer indígena puro que accede a la presidencia de un país en este continente (hay otros que carecen de su pureza étnica: Chávez y Toledo, por ej.). Ello quiere decir que la posición política de Morales —"Movimiento al Socialismo" es su partido— adoptará profundas reivindicaciones sociales, revalorizará los derechos indígenas, quizá adopte cierto cariz antiblanco y, aun, antihispánico, en la medida en que aliente un claro revisionismo histórico.

Por su parte, el feminismo acaba de obtener una aplastante y llamativa victoria en el evolucionado Chile. Es la primera vez que ello ocurre aunque, dentro de nuestro continente (Eva Perón) y fuera de él, en países centroamericanos y caribeños, varias mujeres se adelantaron al caso trasandino: Violeta Chamorro (1990) en Nicaragua, Mireya Moscoso (1999) en Panamá y Sila Calderón (2001) como gobernadora de Puerto Rico.

No está de más recordar los precedentes mundiales de Golda Meier en Israel, Indira Gandhi en India, Finnbogadóttir en Islandia, Corazón Aquino, primero, y Gloria Arroyo, después, en Filipinas, Sukarnoputri en Indonesia, Tarja Halonen en Finlandia y M. Thatcher en Gran Bretaña, entre otras mujeres que desempeñaron cargos iguales o similares al de M. Bachelet, siempre de carácter electivo.

Es que la mujer integra el género más numeroso de la humanidad. No debería sorprendernos, entonces, que tuviera una voz política de primera magnitud aunque, por razones culturales, económicas, religiosas, etc. ello no suceda habitualmente. Elegir presidenta a una mujer, como en Chile, no es un signo de discriminación, de machismo al revés, sino de desprejuicio, de modernidad y de reconocimiento a su capacidad personal. No hay duda de que Bachelet tendrá por delante, como ejemplo y fuente de inspiración, el modelo maduro del socialismo chileno, en especial el de R. Lagos, pero, lógicamente, tratará de diferenciarse de su predecesor.

Llegamos, finalmente, a la tercera fuerza característica de nuestro actual tiempo sudamericano: el izquierdismo. Ya de por sí misma, esta palabra es anfibológica: nadie sabe, realmente, cuál es su contenido. Se la emparenta con las corrientes socialistas pero se tiene muy buen cuidado de no afiliarse a su carácter liberticida y antidemocrático, por lo menos publicitariamente. Más bien se define por oposición: es contraria al imperialismo, al neoliberalismo, a Estados Unidos, a la tradición occidental, al libre mercado... Pero, en cuanto quienes la adoptan llegan al gobierno, no vacilan en pronunciarse en favor de todo, o casi todo, lo que antes habían condenado. El caso más extremo y cínico lo representa uno de sus sectores —el Partido Comunista— que llega al colmo de contar con una Comisión de Derechos Humanos y de integrar una del mismo tipo en el Parlamento. ¿Qué dirían Stalin o Mao si vivieran?

El continente sudamericano, pues, se está volviendo izquierdista en casi toda su extensión. Los puntos más definidos de ese giro los representan el extremista Chávez, el no muy convencido Lula y, ahora, Evo Morales, una carta aún por conocer. En otro plano, añadiríamos los casos de Kirchner —más propenso al autocratismo que a otra cosa— Vázquez, sometido al resultado de una lucha interna en su coalición pero con clara tendencia a hacer buena letra, por convicción o por interés, y a M. Bachelet, representante del lúcido socialismo chileno.

El presente año será de definiciones electorales en varios países: en abril en Perú, donde es favorito el indígena Ollanta Humala, en mayo en Colombia y en octubre en Brasil y en Ecuador. Todo puede cambiar o todo puede acentuarse.

No es posible saber si continuará la acción socavante de aquellos a quienes C. A. Montaner, M. Vargas Llosa y P. A. Mendoza llamaron "el perfecto idiota latinoamericano" y que nosotros, más elusivamente, denominaríamos "acopiadores de disparates" o si, en cambio, la izquierda de nuestra región evolucionará en forma inteligente y responsable, tal como lo han hecho sus homólogos europeos y algunos latinoamericanos.

La cuestión es entre la libertad y el despotismo", son palabras de Artigas. En Latinoamérica, y en nuestro país, habrá que optar entre las atrabiliarias propuestas, actitudes y procedimientos que ignoran completamente las exigencias, características y posibilidades del siglo en el que vivimos, por un lado, y, por otro, la formación de sociedades libres, fermentales y garantes del bienestar popular. Es lo único que cuenta.

El País (Uy) (Uruguay)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
03/03/2017|
07/11/2013|
25/11/2012|
27/12/2008|
17/12/2006|
17/12/2006|
08/12/2006|
08/12/2006|
19/03/2006|
05/03/2006|
25/02/2006|
08/02/2006|
27/01/2006|
16/01/2006|
05/01/2006|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House