Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Parrilla  
 
27/06/2011 | El nuevo Che Guevara

Diego Enrique Osorno

Estoy en San Salvador, y es imposible no pensar en el Che Guevara. Es domingo y desde el hotel se ve cómo cae la noche de mayo, calurosa y primaveral, sobre caseríos trepados a la fuerza en las montañas que rodean la ciudad. Aquí, hace 30 años los jóvenes hicieron una revolución para impedirle a un puñado de sátrapas que siguieran matando lo mismo a campesinos que a curas. A esa generación la inspiraba la valentía del Che.

 

A la generación actual se nos ha dicho que hay que conformarnos y punto. El doble derrumbe, el del muro de Berlín y el de las Torres Gemelas, también derribó las utopías juveniles: no hay nada qué hacer más que adaptarnos. Estábamos en eso cuando apareció Julian Assange con WikiLeaks. Como lo define el periodista Ignacio Escolar en un artículo para Orsai, Assange nos estrelló en la cara la teatrocracia en la que vivimos, esa en la que los presidentes tardan 25 segundos en darse la mano cuando ya han pactado las guerras que había que pactar, y lo que hacen ante las cámaras solamente es teatro.

Assange es parte de un grupo de jóvenes que alrededor de internet y las nuevas tecnologías han emprendido las acciones más radicales y de abierto desafío al sistema dominante, las cuales muchas veces no trascienden, como increíblemente pasó en México con los miles de cables secretos de la Embajada de Estados Unidos divulgados por WikiLeaks. En la literatura, esta generación ya tiene su representante en Lisbeth Salander, la hacker joven y justiciera creada por el sueco Stieg Larsson en su trilogía Millenium y considerada por el Nobel Mario Vargas Llosa como un personaje inmortal de la ficción.

Y en la no ficción, el rostro visible de esa generación que defiende el derecho a la utopía, a cambiar las cosas que están mal, es Julian Assange. Sí, a esto quería llegar: Assange es El Che Guevara de hoy. Pienso esto en San Salvador, porque Assange participará, vía internet, en un foro que organiza un grupo de periodistas salvadoreños, varios de ellos hijos de guerrilleros y luchadores sociales de los ochenta. Estos colegas que meten la cabeza en lo oscuro consiguieron que su diario digital, El Faro, sea ya un espacio de periodismo crítico y de referencia, que lo mismo recibe el premio Ortega y Gasset que los cables diplomáticos de WikiLeaks sobre Centroámerica.

Desde WikiLeaks hasta El Faro, pasando por otros proyectos no tan conocidos (aún), se gesta una revolución que nada tiene que ver con Facebook ni con Twitter, como muchos piensan, ya que estas redes, por el contrario, fortalecen el sistema actual. En Twitter te desahogas y en Facebook reivindicas el individualismo, la teatrocracia. Por eso el sistema las premia hasta con un Oscar, en tanto que a WikiLeaks se le baja de la red, y su creador es acusado de violar a su novia y no usar condón.

No es casual que el creador de Twitter sueñe con ser el alcalde de Nueva York, y el de Facebook, estrella de Hollywood, casi al mismo tiempo que Assange pide que si muere mañana —lo único que falta para que indudablemente sea el nuevo mito guevarista— los archivos secretos que tiene sobre el poder financiero de Wall Street sean dados a conocer.

Los nuevos Che Guevaras, además de ser valientes, tienen que saber usar internet.

Milenio (Mexico)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
12/06/2011|
12/06/2011|
18/05/2011|
18/05/2011|
15/05/2011|
15/05/2011|
12/04/2011|
27/01/2011|
18/01/2011|
10/01/2011|
30/12/2010|
26/12/2010|
12/12/2010|
28/09/2010|
25/08/2010|
25/08/2010|
16/07/2010|
12/07/2010|
25/06/2010|
24/06/2010|
24/06/2010|
27/05/2010|
26/05/2010|
12/05/2010|
04/05/2010|
29/04/2010|
24/04/2010|
21/04/2010|
20/04/2010|
11/04/2010|
21/02/2010|
06/02/2010|
19/12/2009|
16/12/2009|
16/12/2009|
11/12/2009|
11/12/2009|
10/12/2009|
10/12/2009|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House