A Donald Trump le ha ido muy bien en las primarias y los caucus de estos meses, al extremo de que su nominación a la candidatura republicana para noviembre próximo ya parece un hecho consumado. Pero las encuestas nacionales de la elección en los EEUU vienen contando una historia diferente de la del Trump casi invencible.
La
página www.vox.com hace notar que en las 33 encuestas nacionales seguidas por
HuffPost Pollster, Trump solo le gana a Hillary Clinton en una. “Trump está 9
puntos por debajo de Clinton en ese promedio, y 11.2 puntos por debajo en el
promedio de RealClearPolitics”, dice Vox, “y aun más por debajo de Bernie
Sanders en ambas”.
Un
informe de primera plana de The New York Times señala que en noviembre Trump
perdería frente a la demócrata Clinton en todos y cada uno de los Estados
electoralmente claves, como Florida y Ohio. Además sus resbalones en este
terreno son históricos, en el sentido de nunca vistos en la política desde hace
decenios. Sin embargo sigue acumulando votos en las primarias.
Sin
duda esto tiene que ver con una nominación de Trump, cuyas cifras serían las
menores de un candidato de alguno de los dos partidos en 20 años. La situación
es clara: si gana la nominación, los republicanos pierden la elección.
Evidentemente Trump no acepta esta lógica e insiste en mantener una actitud de
ganador indetenible.
¿Puede
el Partido republicano negarle la nominación? Depende del tamaño del bolsón de
delegados que obtenga. Hasta comienzos de marzo Trump tenía 34.2% de los votos
republicanos en primarias y caucuses. En otras palabras su nominación todavía
no es a prueba de balas, pues se podría demostrar en la convención que una
vasta mayoría republicana no lo quiere.
Pero
de aquí a octubre hay margen suficiente para que Trump se imponga en votantes y
delegados, con lo cual sus enemigos en el partido tendrían que recurrir a otro
tipo de argumento. El argumento de fondo, claro, es el peligro de perder la
elección presidencial. Una posibilidad que Trump parece no poder siquiera
concebir.
El
informe del NYT también muestra las posibilidades de que una serie de manejos a
partir de julio logren imponer a un segundo candidato para la votación
nominadora. Son maniobras complicadas, a las que el propio informe considera
poco probables. Pero la disposición a cerrarle el paso a Trump está vigente en
la dirigencia republicana.
Así,
de acuerdo a las encuestas, Trump está avanzando de victoria en victoria hacia
una derrota final frente a Clinton, y una peor aun frente a Sanders. La razón
es que por su estilo pugnaz, lo que gana en un lugar lo pierde en otro, incluso
entre los que ya habían votado por él.