El Vaticano alertó ayer al islam de que está en juego su credibilidad como religión, y también la del cristianismo, si ambas confesiones no suman esfuerzos en la lucha contra el terrorismo. En el mensaje de la Santa Sede a los países musulmanes con motivo del fin del Ramadán - tradición iniciada durante el pontificado de Juan Pablo II-, el cardenal Paul Poupard, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, evocó la "plaga particularmente dolorosa" del terrorismo, y razonó así: "Como cristianos y musulmanes, ¿no somos nosotros los primeros llamados a ofrecer nuestra contribución específica a la solución de esta grave situación (...)? Sin duda, es la credibilidad de las religiones lo que está en juego, pero también la de los líderes religiosos y la de todos los creyentes. Si no hacemos nuestra parte como creyentes, muchos se preguntarán por la utilidad de las religiones y por nuestra coherencia como hombres y mujeres que se prosternan ante Dios".

El mensaje anual de la Santa Sede al islam por el fin del Ramadán - mes sagrado de ayuno para los musulmanes- solía enviarse por escrito a los países destinatarios y se distribuía también así a los periodistas acreditados, pero este año, tras la indignación islámica provocada por una cita de Benedicto XVI sobre Mahoma en la Universidad de Ratisbona, el mensaje ha sido presentado en conferencia de prensa.

"He creído oportuno hacerlo así", dijo ayer el cardenal Poupard, que en el mensaje se dirige a los musulmanes deseándoles "paz, tranquilidad y alegría en vuestros corazones, en vuestras casas y en vuestros países respectivos". En el texto, el purpurado alude a "las circunstancias particulares que acabamos de afrontar juntos" - esto es, la polémica sobre el discurso del Papa en Ratisbona-, y concluye que "si el camino de un diálogo auténtico puede ser a veces arduo, es ahora más necesario que nunca".

Benedicto XVI - que recibió en audiencia a los embajadores de veinte países musulmanes al inicio del Ramadán- deberá afrontar esa difícil tarea en su próximo viaje a Turquía, del 28 de noviembre al 1 de diciembre.

Ayer, en la presentación del mensaje del Vaticano se hallaba asimismo el arzobispo Pier Luigi Celata, secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y antes diplomático en Turquía, quien admitió que las frases de Benedicto XVI en Ratisbona habían causado aprensión en ese país que, sin embargo, está ahora "sereno y preparado para ofrecer al Papa la hospitalidad típica de Turquía y del mundo musulmán". Celata viajó hace poco a Turquía y a los territorios palestinos dentro de la ofensiva diplomática emprendida por la Santa Sede para explicar al islam el contenido completo del discurso del Papa en Ratisbona.

Otro cardenal, Camillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, dijo ayer en el congreso católico que se celebra en Verona que el terrorismo islamista es sólo un aspecto de un proceso mucho más amplio, "el despertar religioso, social y político del islam", caracterizado por "la voluntad de ser de nuevo protagonista del escenario mundial, que une, al menos de algún modo, a las poblaciones islámicas". Por eso, sostuvo Ruini, este proceso "toca de cerca a la Iglesia católica".