El reciente derribo de una avioneta vinculada al narco mexicano volvió a encender las alertas sobre la creciente presencia de organizaciones criminales mexicanas en Sudamérica. Y los violentos hechos ocurridos en Ecuador, Argentina, Perú o Colombia en fechas recientes corroboran que, no sólo el narco hace mucho que cruzó el rÃo Grande, sino que también afianza su presencia y poderÃo en muchos paÃses latinoamericanos.
Los cárteles mexicanos buscan expandir sus actividades
hacia el sur, aprovechando factores como la geografía permeable, la corrupción,
los vacíos legales y la creciente demanda de drogas. Utilizan tácticas de
copamiento armado y financiero de instituciones para controlar rutas y
mercados.
Los alarmantes índices de violencia y operaciones de
lavado de dinero documentan el rápido avance narco en la región. Sudamérica
vive hoy una escalada similar a la que sufrió México desde la primera década
del siglo XXI. Y al igual que entonces, los Estados parecen rebasados y
responden con mano dura, pero sin atacar las causas de raíz.
En Ecuador, por ejemplo, no sólo se había hablado de la
participación del narco mexicano en el asesinato de un candidato a la
Presidencia, sino que más recientemente, un grupo de hombres armados tomó la
sede de un canal de televisión en Quito. El incidente se saldó con la muerte de
cuatro personas, entre ellas un periodista.
En Perú, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) ha
establecido una importante presencia en el país, controlando el tráfico de
cocaína desde la selva amazónica hacia Chile y Argentina. En Bolivia, el Cártel
de Sinaloa ha extendido sus operaciones, aprovechando la inestabilidad política
y económica del país. En Argentina, todos los cárteles mexicanos han
establecido redes de distribución de drogas sintéticas, aprovechando la
cercanía del país con Europa. En Colombia, los cárteles mexicanos cooperan o compiten
con las organizaciones criminales locales por el control del tráfico de
cocaína.
La expansión del narcotráfico mexicano en América del Sur
es una amenaza creciente para la seguridad de la región. Estos grupos
criminales están provocando un aumento de la violencia, la corrupción y la
inestabilidad política.
Es necesario que los gobiernos de la región tomen medidas
coordinadas para combatir el narcotráfico. Estas medidas deben incluir la
cooperación policial y judicial, así como el fortalecimiento de las
instituciones democráticas.
En el caso concreto de México, es necesario que el
gobierno mexicano haga frente a la corrupción y la impunidad que permiten a los
cárteles del narcotráfico operar con impunidad.
La siniestra travesía del narco mexicano en América del
Sur plantea desafíos compartidos que requieren soluciones comunes. La lucha
contra el crimen organizado debe ser un esfuerzo colaborativo, donde la región
se fortalezca en su conjunto para salvaguardar la paz y la seguridad de sus
habitantes.
América del Sur enfrenta una encrucijada crítica. La
violencia del narco mexicano no sólo amenaza la vida cotidiana de sus
ciudadanos, sino también la estabilidad misma de sus democracias. Únicamente a
través de una respuesta regional unificada y decidida se podrá tejer un escudo
resistente contra la sombra oscura que busca envolver a todos estos países bajo
una misma y asfixiante red: la del narcotráfico mexicano al que nadie en México
ha sabido ni querido combatir.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/yuriria-sierra/el-narco-mexicano-por-los-caminos-del-sur/1632296