Estos rojos, rojitos, aprendieron rápido: un aumento igual de salarios para todos se acepta pronto; una disminución igual para todos es inaceptable. Y nada de conflicto por empleo y salario. Los pocos empresarios y ejecutivos de esas empresas que quedan en el país cuando se refieren al tema hablan sobre alzas individualizadas y el gobierno de algunos contratos colectivos. Pero en el fondo todos saben que de cuanto se trata es de la recomposición integral del salario. Y eso no lo puede abordar un régimen como el actual. Sencillamente es incapaz de hacerlo.

Otro efecto perverso de la igualdad preconizada por este régimen: la presión fiscal. Esa recaudación se hace a costa de los salarios porque es fácil de recaudar y da buen rendimiento. Los más afectados son quienes gozan de ingresos medios y altos. Y le permite al régimen decirles a sus votantes que están castigando a los ricos para darles a los pobres. Demagogia y populismo en acción. La reacción de los afectados no se ha hecho presente. Recuérdese una promesa incumplida del almunafika: la reducción de los impuestos. Al contrario, los ha aumentado.

El déficit presupuestario y el creciente gasto público indican, por el momento, que todas esas promesas de reducción de impuestos son mentiras. Con toda seguridad aumentaran una vez más los impuestos. El gobierno prácticamente arruino el país. El gobierno no admite que la inversión externa no solo es necesaria sino que demasiados impuestos a las empresas suponen un menor poder adquisitivo para los ciudadanos. El gobierno pretende castigar a los consumidores. Pero soportar un inconveniente instantáneo para evitar una obligación posterior supone tener una visión de largo plazo, de lo cual son bastante incapaces, tanto el almunafika a cargo, como sus verdugos voluntarios encargados de los presupuestos.

Este gobierno pretende jugar con las remuneraciones usando a los sindicatos rojos, rojitos, pero no da señales de ajustar hacia la baja a los impuestos excesivos.

Los no asalariados son victimas, también, de las pésimas políticas económicas del gobierno, han sido condenados a ser buhoneros y se les mantiene engañados con el cuento de que no pagan servicios e impuestos pero tienen que pagar matraca pareja. Es una nueva categoría de esclavitud. La presión fiscal sobre el capital es fuerte como una consecuencia, también, de la corrupción galopante, además.

Este gobierno esta contra el ahorro individual. Otra medida nefasta contra la igualdad tantas veces mencionada por el almunafika. Los ahorristas son victimas de un supuesto igualitarismo salarial y de una supuesta nivelación fiscal que impiden que un asalariado pueda crearse, mediante el ahorro, un patrimonio. Por otro lado, son victimas de unas medidas fiscales que cuestionan el dinero heredado, el dinero ganado, y en consecuencia al salario.

Existe una total contradicción entre una sociedad que valora la competencia, una complejidad de la realidad actual que exige un creciente profesionalismo y una trama fiscal que penaliza a los trabajadores. ¿Qué les queda de ganancia a los trabajadores? Ideales. Ética, placer o neurastenia. Aun así: la ética los lleva a acumular y el gobierno se los impide; el placer los induce al juego para un “resuelve” y eso colocaría al juego como uno de los motores económicos de la sociedad, ya podemos imaginarnos un país cuya economía depende del juego; y la neurastenia todavía no le conozco que sirva para impulsar la producción de un país. A estos extremos de colapso nos esta llevando este gobierno. El exceso de igualitarismo produce efectos nefastos entre los trabajadores, entre los excluidos, para toda la sociedad. Ya estamos sintiendo sus efectos.

¿Quien puede negar hoy en día que la política salarial de este gobierno provoca un incremento de la masa no salarial, y por tanto del costo del trabajo, y son causa de desempleo?

La igualdad de los salarios origina su error, su equivocación, y esta ocasiona el paro: este es un silogismo indiscutible al que no es posible oponer demostración alguna. Ni siquiera la afirmación de que unos salarios elevados mantienen una demanda significativa y, en consecuencia, alimentan el crecimiento: el déficit de productividad es actualmente más lamentable que el beneficio no obtenido sobre la demanda.

Ni el recuerdo de los viejos principios: solo una igualdad mínima en las condiciones procura las bases de una sociedad sólida, y esta solidez constituye una condición sine qua non de la eficacia productiva. Cada época tiene sus realidades y peculiaridades. La aspiración permanente al aumento de los salarios era evidente en el momento en que el capitalismo se estaba construyendo a golpe de frustraciones, de errores, de injusticias y de conflictos de grupos.

Hoy otra realidad: el exceso de igualdad salarial produce actualmente la mayor de las desigualdades, el paro, el desempleo. El debate sobre el salario no es precisamente la honra de este gobierno, de estos dirigentes ni de este almunafika. La sociedad venezolana, el gobierno, los sindicatos y gremios y los dueños de capital y empresas todavía no discuten seriamente sobre la necesidad de proteger, a través de un mínimo (impuesto unilateralmente por el gobierno), los salarios mas modestos, y nadie se preocupa, al mismo tiempo, por los parados sin derecho alguno, por los marginados incapaces incluso de inscribirse en el paro, ni por el lumpen proletariado en vías de reconstitución, de inclusión en el aparato productivo.

Para la sociedad oficial, para el gobierno, normas pregonadas a los cuatro vientos, con el salario en grandes titulares; para la otra sociedad, la mayoría, invisible, unas cuantas migajas. Simulación que hay que apuntar en el debe de los sindicatos, porque ciertamente deberían ser los primeros en sentirse implicados, salvo que no sean mas que la representación de un solo sector, los asalariados activos, en lugar de serlo del conjunto de las capas populares.

En el debe también del gobierno y de los patronos hay que anotarles que ningún agente social puede eliminar, ni perjudicar, ni condenar, ni excluir a sectores enteros de la colectividad. El gobierno esta obligado a velar por el interés y seguridad de todos y no puede pretender incluir en sus proclamas solo a los rojos, rojitos, sin esperar una legitima y fuerte reacción en su contra.

Llego el momento de reconocer que a pesar del repetitivo y canson y ya dañino discurso y supuestas medidas sobre la igualdad y el cooperativismo, ambos se han convertido en el factor principal de la desigualdad. Y la desigualdad más notable es la imposibilidad de obtener empleo formal. Se niega un derecho fundamental.

Este gobierno, este régimen socialista, comunista, colectivista, primitivo, ha adoptado dos actitudes perversas frente a los excluidos: la ignorancia deliberada o la limosna. Estos comportamientos Ie son mas cómodos porque los excluidos son personas a las que no se ve, que no votan y que no amenazan con reivindicación alguna. Así gobierna el presenta almunafika y engaña a todo un pueblo. Y el resto del mundo dizque democrático no ve, no oye ni habla.  ¡Despierta! Fin, por ahora de este aspecto.

Nota 01. ¿Desprestigiados en el exterior? ¿Otra habilitante? Evidente incapacidad e ignorancia e ineficacia y desprecio por el país, por la vida. ¿Cuándo los revocamos? ¿Cuándo acciones? ¿El ciudadano, el pueblo le pasara por encima a los líderes actuales, a los partidos y demás ong? ¿Para cuando una reacción de rechazo, repudio, indignación, coraje, reclamo, basados en la constitución? ¿Perder otra oportunidad, para cuando dejarlo y por que? ¿Seguimos siendo idiotas? ¿Dónde la conciencia critica? ¿Insignificante? ¿Todos en ghettos, conformes y contentos? Ya quemaron libros. “Sin libertad de pensamiento no hay ninguna otra libertad”. ¿Todos cómplices? Reflexiones que me fueron enviadas por una apreciada, estimada e invalorable amiga.

Alexis Henri Charles de Clérel, vizconde de Tocqueville, 1805 – 1859, francés, pensador, político e historiador, dejo escrito:“La democracia concede todo el valor posible al hombre, mientras que el socialismo hace de cada hombre un simple agente, un numero. Democracia y socialismo no tienen otra cosa en común que una palabra: igualdad. Pero he aquí la diferencia: en tanto que la democracia busca igualdad en la libertad, el socialismo busca la igualdad en la restricción y en la servidumbre”. 1848. Discurso ante la Asamblea Constituyente en Francia.

“Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son”. Abraham Lincoln (1808-1865) Político estadounidense.