Estableció una asamblea y un senado, nuevos órganos gubernamentales y permitió a todos los ciudadanos intervenir en la vida publica. En tiempos de Pericles alcanzo Atenas su forma democrática plena de gobierno. La ley era considerada como una costumbre prolongada. Atenas se convirtió, dado su sistema político, en el centro del progreso de Grecia.

En Roma, la republica, el sistema de gobierno concebido por ellos e instalado, no se parecía a la democracia griega. La ciudadanía era restringida. El pueblo de entonces disfrutaba de cierta libertad política pero no tenia control sobre los gobernantes.

Las comunas italianas de los siglos XI y XII fueron, en sus inicios, oligarquías que, mas tarde, se transformaron a la democracia al estilo Atenas. Se disfruto en ellas de libertad, sobre todo, económica pero carecieron durante un buen tiempo de controles sobre el gobierno.

La republica romana dio paso al imperio vitalicio y hereditario. ¿Por qué? ¿Causas? Por una parte, la fundamental para algunos, el ejército seria la causa de la destrucción de la republica porque se admitió en su seno a individuos de mala calaña, a los cuales sólo les importaba el saqueo, el botín, el crimen, y únicamente obedecían a sus jefes, no a las leyes. ¿Se les parece a algo y/o alguien ahora? Una segunda, el enfrentamiento interno de grupos de interés; y una tercera, la reforma agraria de los gracos, algo así como regalar las tierras que tenían dueño.

Durante las revoluciones políticas de los siglos XVII y XVIII tomo fuerza la idea y practica de los gobiernos democráticos. Por ello se puede decir que la democracia esta entre las formas de gobierno mas recientes y es conveniente examinar siempre su evolución y significado.

El primer gobierno moderno de derecho desde la caída de la republica romana, basado en la ley, según escritos, se estableció en la hoy Inglaterra en 1689, luego de derrocar al rey Jacobo II, gobierno según el cual el monarca acepto responder ante el parlamento. Todos los gobiernos anteriores habían sido unipersonales y, algunos, respondían solo a Dios.

A partir de ese momento se podía dar el caso de un gobernante con gran poder pero tenia que obedecer una ley muy distinta a su libre voluntad o capricho. Ningún hombre estaría por encima de la voluntad general y de la ley, del pacto. Se creo el gobierno de derecho.

Los gobernantes aceptaron obedecer la ley establecida por el parlamento, quien respondía ante el pueblo, quien elegía a sus miembros.

Se planteo un problema: ¿Quién era el pueblo? Todo un debate y teorías que por ahora no abordaremos. Hasta que Thomas Jefferson, norteamericano y tercer presidente de esa nación, en 1776 señalo: “Todos los hombres son creados iguales y están dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables”.

Ha­bía escrito “todos” y “derechos inalienables” para que cual­quiera pudiera leerlo. El futuro podría interpretar la palabra como le pareciera, pues la declaración no contenía ninguna limi­tación explícita a ese todos. “Todos” podía significar de verdad todos si eso era lo que el pueblo quería. Y lo quiso.

Así quedo en el preámbulo de la Constitución de Esta­dos Unidos que sus artífices instituyeron como su ley soberana en 1789: “Nosotros, el pueblo —dijeron—, ordenamos y establecemos esta Constitución”.

Eso quería decir que era el pueblo, y no los estados, quien promul­gaba la Constitución. Pero de nuevo las palabras que usaron de­cían más de lo que quienes las escribieron podían llegar a com­prender.

“Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer la Justicia, afirmar la tranquilidad interior, proveer la Defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros mismos y para nuestros descendientes los beneficios de la Libertad, instituimos y sancionamos esta Constitu­ción para los Estados Unidos de América”

¿Había algún límite? Fuera lo que fuera lo que los artífices de la Constitución quisieran decir, ¿hay algo implícito en esas palabras de donde se deduzca que no todos —hasta la última persona— forman parte de ese pueblo?

Algo mas tarde en 1811 una representación de las provincias que constituían la capitanía general de Venezuela declaraban:

Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias Unidas son, y deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes, y que como tal Estado libre e independiente tiene un pleno poder para darse la forma de gobierno que sea conforme a la voluntad general de sus pueblos, declarar la guerra, hacer la paz, formar alianzas, arreglar tratados de comercio, límite y navegación, hacer y ejecutar todos los demás actos que hacen y ejecutan las naciones libres e independientes. Y para hacer válida, firme y subsistente esta nuestra solemne declaración, demos y empeñamos mutuamente unas provincias a otras, nuestras vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor nacional.

A un hombre como Abraham Lincoln le toco, años mas tarde, interpretar el significado de la democracia para su na­ción envuelta en una guerra civil que amenazaba su exis­tencia. Lo cual hizo en Gettysburg en 1863: “Nuestros padres —dijo Lincoln—, establecieron una nue­va nación en este continente, concebida sobre la base de que to­dos los hombres nacen iguales. Ahora—continuó—, nos hallamos empeñados en una guerra civil que decidirá si una nación así puede perdurar. Las na­ciones basadas en estos principios han sido en el pasado, habitualmente, destruidas, sea por conflictos externos o internos. No debemos dejar que eso suceda con nuestra nación. En vez de ello, en honor de los valientes que lucharon aquí, y particularmente en honor de aquellos que dieron su vida, debemos dedicarnos a la tarea que dejaron inacabada al morir. Esa tarea es asegurar "que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la faz de la tierra”.

Quedo para la posteridad interpretada la democracia y el gobierno de los Estados Unidos de América.

El gobierno del pueblo quiere decir el gobierno de todos, nadie queda por fuera. El gobierno por el pueblo quiere decir que el pueblo es quien gobierna. Escoge ejecutivos y representantes que promulguen y hagan cumplir sus leyes. El gobierno para el pueblo significa que el gobierno actúa para beneficio —el bien común— de todo el pueblo, no sólo de algunos de sus integrantes, y especialmente no en benefi­cio de los propios gobernantes, aunque los ejecutivos y repre­sentantes escogidos, siendo como son miembros del pueblo, pueden y deben beneficiarse del gobierno que temporalmente (mientras el pueblo les mantenga en el cargo) están contribu­yendo a hacer funcionar.

Así que la democracia que nos llego de otros lares después de 1811 traía unos elementos muy importantes: uno, aquella decisión de los ingleses de 1689 de conformar un estado de derecho, un gobierno de derecho y no de voluntades y caprichos personales; dos, las declaraciones de los fundadores de los Estados Unidos, en 1776 y 1789, de que todos los hombres nacen iguales y de que el pueblo como un todo puede decretar una ley que sea superior a cualquier hombre y los derechos inalienables: vida, libertad, propiedad; y tres, la definición de A Lincoln con los tres objetivos elementales del gobierno democrático.

Así, en lo básico, en lo fundamental, hemos entendido la democracia durante más de doscientos años y tal como la ha interpretado el resto del mundo democrático por el mismo periodo. Pero entender lo que significa la democracia y convertir esa teoría en práctica son dos cosas muy distintas.

Incluso en Estados Unidos, patria de la democracia en el sentido que ellos la concibieron, más de la mitad del pueblo no tenía todavía derecho a voto en 1900. No tener derecho al voto, como todas las mujeres, como los negros en el Sur, como les sucedía a otros por ra­zones económicas, es verse privado del privilegio más importante del país: el de ciudadano en el sentido pleno de la palabra ciudadano, como aquel que determina la forma, método y personalidad de su propio gobierno.

El gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela, de acuerdo al articulo 6 de la Constitución vigente, y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables. Es el fundamento del ordenamiento jurídico. Aquí no tiene cabida ningún régimen socialista, comunista, popular, etc. Toda esa monserga, decisiones y leyes violan esta constitución. Sí hay esperanza. Seguimos en el próximo.

“La libertad no es un medio para un fin político. Es en si mismo el mas alto objetivo político”. Lord Acton, 1834-1902.