El partido populista afronta la legislatura lastrado por la sombra política del exdirigente y las dudas sobre su líder.
La derrota electoral de Keiko Fujimori ha hundido la moral del partido
fujimorista y ha frustrado, según las organizaciones de derechos humanos, el
plan para liberar al expresidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de
prisión por crímenes contra la humanidad y corrupción. El movimiento populista
de derechas será la segunda fuerza del nuevo Congreso, pero entre los analistas
hay muchas dudas de que Keiko pueda organizar un partido capaz de tener un
proyecto de futuro ajeno al legado del padre. La excandidata presidencial solo
ha dicho de momento que seguirá trabajando para garantizar el desarrollo de
Perú, sin dar detalles de cómo recompondrá el partido.
"Keiko no es carismática, no estará en el nuevo Congreso, hasta ahora no ha
sido capaz de forjar un grupo político propio, y la sombra de su padre es
demasiado alargada", explica el analista y escritor Julio Cotler.
Keiko Fujimori logró un escaño en 2006 pero prácticamente estuvo ausente en
toda la legislatura por las bajas por maternidad y por sus constantes viajes a
Nueva York para acabar sus estudios empresariales en la Universidad de Columbia.
En todo su periodo como legisladora presentó solo seis proyectos de leyes, según
la prensa local.
Kenji Fujimori, el menor de los hermanos, no entra en las quinielas como
posible líder del movimiento a pesar de haber sido el congresista más votado. No
tiene buen carácter y encarna el pasado.
Los analistas coinciden en que la única oportunidad que tiene Keiko Fujimori
para mantenerse a la cabeza del movimiento es a través de un férreo control de
los 37 parlamentarios con los que Fuerza 2011 contará en el futuro Congreso y
evitando deserciones que la debiliten.
El transfuguismo es una práctica habitual en la política peruana: el actual
Congreso se inauguró en 2006 con cinco grupos y acabará con nueve. El
fujimorismo sigue siendo un grupo poderoso: en su agenda están los móviles de
muchos militares de alto rango que participaron en la guerra contra Sendero
Luminoso y empresarios que hicieron su fortuna amparados por el régimen.
El movimiento populista arranca en el nuevo Congreso con 10 puestos menos de
los que ha obtenido el bloque nacionalista de Gana Perú, que probablemente
gobierne en alianza con Perú Posible, el partido del expresidente Alejandro
Toledo, quien apoyó abiertamente a Humala en la segunda vuelta electoral. Entre
ambos grupos tendrán 67 de un total de 130 escaños.
La parlamentaria fujimorista reelecta Cecilia Chacón -miembro de una familia
muy cercana a Alberto Fujimori, El Chino- afirmó ayer, tras la
reanudación de las sesiones del Congreso, que el partido cerrará filas detrás
del liderazgo de Keiko y que hará una oposición responsable, vetando cualquier
medida que ponga en peligro la marcha de la economía de mercado, que ha
permitido al país crecer a tasas récord.
La victoria electoral de Ollanta Humala no solo ha puesto en duda la
supervivencia del fujimorismo a largo plazo, también ha frenado, al menos de
momento, una maniobra para excarcelar al líder. La operación para liberar al
shogun, como algún periodista peruano la ha bautizado con ironía, no
busca la amnistía del expresidente, sino desmontar todo el proceso judicial para
demostrar que fue víctima de la parcialidad de los jueces que lo metieron entre
rejas.
Ronald Gamarra, uno de los fiscales que logró que condenaran al Chino y que
ahora trabaja como abogado defensor de los derechos humanos, afirma que "lo que
busca el fujimorismo es forjar una coyuntura política que permita al Tribunal
Constitucional anular una decisión judicial que ratificó la condena del líder
sin provocar un gran escándalo. Creo que el actual tribunal, modificado durante
el Gobierno del presidente saliente, el aprista Alan García, se prestaría a esta
maniobra y, si lo hace, allanará el camino hacia la liberación de Alberto
Fujimori".
Las organizaciones de derechos humanos sospechan que el aprismo estaba
dispuesto a compensar el apoyo recibido por los fujimoristas durante el mandato
que ahora concluye con un dictamen judicial favorable a los intereses del
exmandatario. Sin embargo, coinciden en que tras la defenestración del Apra en
las urnas (pasó de 36 escaños a seis) y la derrota de Keiko Fujimori el plan se
ha quedado en el aire. Humala acusó varias veces durante la campaña al
presidente García de favorecer las aspiraciones de Keiko Fujimori e incluso de
poner al servicio secreto del Estado a disposición del fujimorismo para fomentar
una campaña sucia. El líder aprista ha negado tajantemente estas
acusaciones.
El abogado de Alberto Fujimori, César Nakasaki, ha presentado 18 recursos de
hábeas corpus a favor de su cliente y ha maniobrado para intentar lograr la
excarcelación por razones de salud. "Fujimori no tiene un cáncer mortal", afirma
Gamarra. "Padece una leucoplasia oral y recibe el tratamiento médico que
necesita. Nadie debe morir en la cárcel, en eso coincidimos todos, pero a pesar
de los malestares propios de una persona de más de 70 años, el expresidente
Fujimori goza de salud para permanecer entre rejas", concluye.