Será una alianza inicialmente comercial con el denominativo inventado por Evo Morales de Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), ocurrencia entre pobretones que le va a hacer frente al TLC que lidera la primera potencia del mundo, Estados Unidos.

Que recuerde, hubo en el siglo XIX una Triple Alianza entre Brasil, Argentina y Uruguay, para zurrar a Solano López que estaba poniendo incómodos a sus vecinos con la creación de una pequeña Prusia en la vieja y aguerrida Guarania que dominaba el Paraná. Y a comienzos del siglo XX, antes de la Primera Guerra Mundial, otra Triple Alianza entre Alemania, Austria-Hungría e Italia, que mandaba en la Europa Central y que tenía ganas de zurrar a rusos, franceses y británicos. Y en los años 40 del siglo pasado, también apareció el Eje Berlín-Roma-Tokio, que, sin llamarse Triple Alianza, en los hechos lo fue. En general, a ninguno de los tres les fue bien.

Ahora aparece, sin más vueltas, el pintoresco Eje La Habana-Caracas-La Paz, alentado por Castro, Chávez y Morales, que quieren oponerse a EEUU y armar un quilombo en la zona sur de América. Ya hubo algunas acusaciones contra Evo Morales de un portavoz de UN, que comparó sus actitudes con el totalitarismo nazi, fascista y el falangismo español. Fue, ciertamente, exagerado. Lo suficiente como para que el traductor oficial del Gobierno, García Linera, entendiendo los alcances de la acusación, dijera que esos opositores deberían leer textos del 4º básico para no decir más disparates. Claro que con las insensateces que le escuchamos al Canciller y a medio gabinete ministerial del MAS, habría que sugerirles a ellos empezar por libros de 1º básico. A propósito, el perspicaz Choquehuanca se ha reunido con Hugo Chávez, el martes pasado. ¡Cuánto pagaríamos por oír la grabación de esa charla!

La cosa es que entre Cuba, Venezuela y Bolivia van a hacer negocios, aunque Bolivia todavía ha dicho que se mantendrá en la CAN, lo único juicioso que ha hecho. Porque con Cuba, el primer convenio que podría firmar Bolivia sería ´Coca por Cocos´. Esto, en vista de la gran producción cocalera boliviana que, para la Subsecretaria Antinarcóticos de EEUU, es ´explosiva´ y va a nutrir el narcotráfico maravillosamente. Luego se podría comprar de Cuba habanos y ron. La nueva ´nomenklatura´ originaria aymara podría fumar Cohibas y reemplazar la chicha por el ron; y los cubanos beber mojitos con hojas de coca y echarle quinua a su sabrosa ´ropavieja´.

A Venezuela se le podrá vender el 20 por ciento de nuestra producción soyera y muy poco más. Pero habría que detener el gasoducto sudamericano que quiere construir Chávez para fregarnos. Nuestro Viceministro de Hidrocarburos lo ha calificado de ´proyecto chiflado´, es decir, sin pies ni cabeza. Es suficiente con que Chávez sea todo un jeque de la Venezuela Saudita actual, con el millón y medio de barriles que le vende a sus enemigos gringos y que le permiten estar dentro o fuera de cualquier sistema de integración. ¿Qué más hacer con Chávez? Lo que resta ya es política.

Que Morales, alentado por sus aliados, arremeta contra Bush, con términos duros; contra Uribe, que sabiamente no le hace caso; y sobre todo contra el presidente Toledo, con quien fue un poco groserito y tuvo que oír protestas oficiales que llegaron del Perú. Si ganara Ollanta en la segunda vuelta, la Triple Alianza estaría de plácemes porque se podría ampliar, pero, al parecer, Alan García ya se ha ubicado como favorito y tendrán que esperar.

Total que si no sucede nada imprevisto, hoy habrá jolgorio revolucionario en la plaza de la Revolución, con vivas al Che donde Castro y Chávez van a colmar de sudor y felicidad a Evo Morales, le van a ofrecer más médicos y educadores, y lo azuzarán contra el Imperio. Mientras tanto, Bolivia estará a punto de un enfrentamiento regional de imprevisibles consecuencias.

*Manfredo Kempff Suárez es escritor y diplomático.