Sobre la quema real de cinco mujeres en Guanajuato y la quema simbólica de Norma Piña, AMLO tiene responsabilidad. Los dos hechos provienen de la violencia fomentada desde Palacio Nacional, opina Anabel Hernández.El 17 de marzo pasado fueron encontrados los cuerpos calcinados de 5 mujeres en Celaya, Guanajuato, en uno de los miles de tiraderos humanos clandestinos que existen en todo México.
Ahí quedaron reducidos a cenizas el aliento y los sueños
de Mariana Gutiérrez (19 años), Yoselin Daniela Zamorano (20 años), Sandra
Daniela Paredes (24 años), Berenice Reséndiz (25 años), Rosa María Ramírez (42
años), y Gabriela Barbosa (48 años), con la perversa complicidad del Estado
mexicano por acción u omisión. Aún falta establecer qué sucedió con Yoselin
Daniela, que el 7 de marzo viajaba con las otras cinco mujeres cuando fueron
privadas de la libertad por un supuesto comando armado.
Dos días después del infame hallazgo, el 19 de marzo en
una manifestación popular convocada por el presidente de México Andrés Manuel
López Obrador para festejar el 85 aniversario de la Expropiación Petrolera en
pleno Zócalo de la Ciudad de México fue quemada simbólicamente otra mujer: la
ministra Norma Piña electa en enero de 2023 Presidenta de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación (SCJN) por la mayoría de los ministros.
Un grupo exaltado de seguidores de AMLO golpearon enardecidos una piñata con el rostro de la
magistrada mientras gritaban "¡Fuego, fuego!”, "¡Fuera Piña!”, y
"Es un honor estar con Obrador”, haciendo clara referencia a su líder, el
presidente de México.
La violencia irracional y desbocada que causó que la vida
de cinco mujeres quedara en cenizas, es la misma que causó la quema simbólica
pero atroz de la ministra Piña. Una violencia propagada por la impunidad y la
simpatía de AMLO hacia miembros del crimen organizado, y la campaña de odio del
mandatario contra quienes no están dispuestos a ser sus incondicionales.
El linchamiento contra la ministra Piña fue alentada por
López Obrador porque desde que fue electa emprendió contra de ella una campaña
de odio y descalificaciones a través de sus conferencias de prensa matutinas en
Palacio Nacional, igual que ha hecho contra periodistas, intelectuales,
académicos, ONG's y cualquiera que cuestione a él y a su gobierno.
Pero Andrés Manuel López Obrador es uno que tira la
piedra y luego esconde la mano para evadir su responsabilidad. Esta actitud de
cobardía e irresponsabilidad es cada vez más peligrosa para todos los
ciudadanos sin importar su clase social, religión ni simpatías políticas porque
la violencia es como un perro rabioso que al final desconoce hasta a su propio
amo.
El perverso juego de abrazar o alentar la violencia
La política institucional, de Estado, de "abrazos y
no balazos" hacia el crimen organizado, así como las constantes muestras
públicas de simpatía de AMLO hacia miembros del crimen organizado y sus
familiares, alienta la idea a los criminales de que tienen patente de corso
para cometer cualquier tipo de atrocidad.
Una de las últimas muestras de simpatía fue cuando López
Obrador califico al narcotraficante Jesús Zambada, hermano de Ismael "El
Mayo” Zambada como "derecho”, es decir leal, creíble, respetable.
Aunado a esto el gobierno de López Obrador ha dejado
claro que para él hay ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, lo cual
deja en mayor indefensión a la población, sobre todo la más pobre y son menos
instrumentos para protegerse.
Cuando cuatro ciudadanos estadounidenses fueron
desaparecidos el 3 de marzo en Tamaulipas, según la versión oficial por un
grupo denominado Escorpión, perteneciente al Cartel del Golfo, gracias a la
presión ejercida por gobierno de Estados Unidos el gobierno de AMLO actuó enseguida y logró rescatar con
vida a tres de las cuatro personas privadas de la libertad por la presión
ejercida por el gobierno de Estados Unidos a quien, aunque quiera, no puede
darles atole con el dedo, como se dice coloquialmente.
En cambio, las seis mujeres que se transportaban juntas
en Guanajuato fueron desaparecidas apenas unos días después del caso de
Tamaulipas, supuestamente por el mismo grupo criminal, pero no corrieron con la
misma atención del gobierno. No fueron buscadas inmediatamente y ahí están los
resultados.
En el caso de la ministra Piña, López Obrador la ataca no
porque tenga algún argumento de fondo para decir que en la carrera de la
ministra haya elementos de deshonestidad, la ataca porque él tenía como
candidata a presidir la SCJN a Yasmín Esquivel, esposa del empresario José
María Riobóo, consejero de AMLO y contratista privilegiado cuando fue jefe de
gobierno de la Ciudad de México. Pero Esquivel vio sus intenciones se vieron
truncadas cuando fue denunciada por haber cometido plagio en tu tesis para
obtener la cédula profesional de abogado. Plagio que fue comprobado por la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Sobre el acto de violencia contra la ministra Piña está
el antecedente de la campaña de ataques en su contra por parte de AMLO sin
fundamento ni argumentos, y las amenazas
de muerte en redes sociales que recibió el 2 de marzo haciendo eco al extremo a
los ataques verbales del Presidente.
De las cinco jóvenes calcinadas hasta ahora no ha merecido
por parte de López Obrador ni un comentario como si fueran madres, esposas o
hijas de nadie. No lo hace porque
tendría que reconocer que el país feliz y seguro que dice en el discurso que
existe gracias a su gobierno, es una fantasía, y porque tendría que decir que
la militarización de la Guardia Nacional
no ha dado ningún resultado hasta ahora.
Y respecto al caso de la quema simbólica de la ministra
AMLO también evade su responsabilidad, dijo: "…son expresiones muy
minoritarias de nuestro movimiento, la mayoría de la gente está muy consciente
de que se debe seguir luchando por la vía pacífica y que vamos muy bien”.
Es claro que las acciones, omisiones y lenguaje del
Presidente y su gobierno son copartícipes de la escalada de violencia del
crimen organizado en el país. Es una responsabilidad ineludible. Aún así AMLO
prefiere mirar hacia otra parte mientras el llano está en llamas.
La quema real de las cinco mujeres en Guanajuato y la
quema simbólica de Norma Piña en el Zócalo son dos hechos de agresión
inadmisibles contra las mujeres que provienen de la misma matriz: la violencia.
Y ésta es alentada cotidianamente desde Palacio Nacional.
Primera llamada desde Estados Unidos
No hay peor ciego y sordo que el que no quiere ver ni
escuchar. Mientras AMLO evade su responsabilidad el Departamento de Estado del
gobierno de Estados Unidos señala con claridad su papel en el caos que se vive
en México. Esta semana dicha oficina publicó su Informe sobre los derechos
humanos correspondiente al 2022, que abarca una evaluación sobre ese rubro por
región del planeta y país. Lo elaboran anualmente y lo entrega al Congreso.
Respecto a México no hay lugar para medias tintas. Han
solo remarcado lo que es evidente y probado, y que ha sido tema de ésta
colaboración desde que comencé a escribir en DW
que el crimen organizado opera con la complicidad de parte del gobierno
de México de todos los niveles, y que el Ejército y autoridades responsables de
la seguridad pública y procuración de justicia como la Fiscalía General de la
República y fiscalías locales son violadoras de derechos humanos y cometen
ejecuciones sumarias.
Aquí pongo solo algunas de las afirmaciones contundentes
del informe:
-"Los grupos criminales, especialmente los cárteles
de la droga y las pandillas, estuvieron implicados en numerosos asesinatos,
actuando con impunidad y, en ocasiones en complicidad con funcionarios
federales, estatales, locales y de seguridad corruptos”.
- "Hubo
varios informes de que entidades gubernamentales o sus agentes cometieron
homicidios arbitrarios o ilegítimos, a menudo con impunidad”.
- "En abril, miembros de la Guardia Nacional mataron
al estudiante Yael Ignacio Rangel e hirieron a Alejandra Carrillo Franco luego
de abrir fuego contra el vehículo de los estudiantes en Irapuato, Guanajuato,
cuando el conductor no hizo caso a una parada de tránsito…”
-"El 31 de agosto, funcionarios de la Secretaría de
la Defensa Nacional (SEDENA) mataron a Heidi Mariana Pérez, de cuatro años, e
hirieron a su hermano Kevin Pérez en Nuevo Laredo, Tamaulipas, cuando
dispararon contra el vehículo en el que viajaban los niños…”
- "Hubo
informes de numerosas desapariciones forzadas por parte de grupos criminales, a
veces con denuncias de complicidad con las autoridades. Las investigaciones,
los enjuiciamientos y las condenas por delitos de desaparición forzada fueron
raros”.
- "Según la
Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), que coordina las labores de búsqueda
estatales y federales, al 2 de diciembre había 108.521 personas desaparecidas o
desaparecidas en el país… El mayor número de casos registrados ocurrió durante
el año (2022), con 9,684 reportados como desaparecidos o no localizados en
comparación a los 9,624 reportados en 2021.
- "Al 30 de diciembre (2022) los estados de la
Ciudad de México (2,455), Nuevo León (2,441) y Veracruz ( 1.557) reportó la
mayor cantidad de desapariciones”, indica el reporte. Es decir, el lugar donde
más personas han desaparecido es donde gobierna el partido oficial MORENA con Claudia Sheinbaum, la candidata de
AMLO para sucederlo en la Presidencia para 2024, siendo Secretario de
Protección Ciudadana Omar García Harfuch, miembro del grupo policiaco
encabezado por el narco policía Genaro García Luna.
López Obrador se encuentra ante un problema que lo
sobrepasa: tiene la visión muy corta y ficticia de sí mismo, de su efímera
presidencia y de la propia historia universal. Lanza alpiste a los cuervos,
sean del crimen organizado o huestes de la 4T. Los cría, los hace crecer, pero
esos mismos cuervos son los que pueden ser su propia ruina.
https://www.dw.com/es/el-lado-oscuro-de-la-4t-cobard%C3%ADa-e-irresponsabilidad/a-65078359