Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Profundidad  
 

El Universal (Mexico)

 

25/03/2007 | Liberales, izquierdas y derechas

Francisco Valdés Ugalde

No se puede construir un régimen democrático ni una sociedad abierta si la organización de sus pilares fundamentales no tiene arraigo en el liberalismo.

 

De la cercanía de las fuerzas políticas y la ciudadanía con esos principios depende la solidez de la democracia. Igualdad, tolerancia, libertad, justicia y solidaridad son valores del liberalismo contemporáneo que en pocas sociedades han conseguido verdadera implantación.

Hace una semana en este espacio me referí a dos tipos de izquierda latinoamericana: la que acepta sinceramente el sistema de gobierno democrático y la que considera que es una forma de acceso al poder, pero que puede ser "superada", "revertida" o suprimida en nombre de los intereses económicos del pueblo por un dirigente o grupo que los interpreta a conveniencia. Múltiples comentarios recibidos obligan a extender el argumento.

La diferencia entre ambas visiones es determinante para el futuro democrático, pues de ella depende su contribución para consolidarlo o descarrilarlo. Cuando gobierna la primera izquierda, única consecuentemente democrática, se las tiene que ver con un entorno en el que el apego a los valores y reglas democráticos la obligan a encontrar fórmulas de consenso y acuerdos sobre políticas públicas que tengan efectos positivos en el mejoramiento del bienestar de la mayoría.

Para ello tiene que tratar con un sector privado que habitualmente incurre en prácticas monopólicas y trata de inclinar el terreno de juego a su favor con malas artes, que van desde el corporativismo hasta el golpismo. Por otro lado, la desigualdad social y la pobreza de grandes poblaciones le obliga a buscar políticas que tengan resultados tangibles en el corto plazo. De no hacerlo, la perpetuación de una distribución del ingreso de la mayoría inferior al ingreso per cápita desprestigia al sistema democrático, y la izquierda demócrata es la más perjudicada al dar pie a la convicción de que solamente a través del estatismo autoritario es posible superar los históricos rezagos.

La izquierda autoritaria ve en la democracia un mero instrumento para hacerse del poder y después dejarla atrás para abrir paso a la "verdadera democracia" del pueblo. Cuando llega al gobierno centraliza las decisiones económicas y concentra poder inmoderadamente, aplica políticas sociales de beneficio inmediato pero, por lo común, fracasa económicamente en el mediano plazo. Si a esto agregamos el principio de que los políticos buscan el poder para disfrutar sus beneficios, no para promover el bien colectivo (a menos que estén sujetos a reglas de cumplimiento obligatorio), esta idea redentorista resulta no solamente ingenua, sino grotesca.

No obstante, es menester reconocer que en países como los nuestros se ha experimentado el círculo vicioso de una minoría que concentra el poder y la riqueza, mientras la mayoría comparte el costo de la pobreza y el atraso; cuando la mayoría se moviliza en búsqueda de bienestar es reprimida y así sucesivamente. Por ello, que los partidos de izquierda o de derecha profesen valores liberales es la única manera de hacer que la democracia perdure.

Desde luego, esos valores no son objetos separados de la realidad. Los valores encajan en ella cuando encarnan en actos de política, cuando son representativos del sentir colectivo y compartidos por la mayoría o, mejor, cuando están inscritos en la cultura política y jurídica de una sociedad y tienen aceptación universal.

Contrariamente a lo que suele pensarse, los valores liberales, las libertades en las que cristalizan y las dinámicas políticas que han labrado no son un invento de la minoría explotadora. Por el contrario, son producto de luchas seculares. En sus primeras formulaciones sistemáticas, las de los pensadores clásicos de los siglos XVII y XVIII, expresan en el plano filosófico la lucha contra el absolutismo y sientan las bases del gobierno democrático. En su desarrollo ulterior incorporan también las luchas de los trabajadores por su libertad de expresión y organización, de los ciudadanos por la extensión de sus derechos y el avance actual de los derechos fundamentales.

Esa misma corriente de pensamiento liberal recoge la idea de los pesos y contrapesos necesarios para evitar la tiranía de la mayoría y proteger los derechos de quienes quedan en posición de minoría. Después de la Segunda Guerra Mundial, el liberalismo recoge la lección de los totalitarismos y fortalece la teoría democrática con blindajes contra la intolerancia. Las constituciones alemana y japonesa de posguerra son un brillante ejemplo de ello.

Más aún, dentro del liberalismo se cobijan corrientes políticas y de pensamiento que abarcan desde el centro-derecha hasta el socialismo liberal, que aspira a realizar principios de justicia social sin destruir el edificio republicano de la democracia. Es en torno a estas corrientes que se ha construido lo más genuino de las sociedades abiertas con gobiernos democráticos.

Independientemente de su ubicación en la geometría política del liberalismo, la penetración de sus valores en el edificio político y en la vida social es la base para el desarrollo de la democracia con justicia social.

Mientras los partidos políticos no adopten francamente estos valores en su ideario y en sus prácticas, la democracia no se consolidará. Igualmente, si los grandes intereses privados no son moldeados y subordinados por estos valores, la disminución de la desigualdad por medio de un incremento de la participación de la mayoría en el ingreso promedio de la sociedad seguirá siendo impracticable.

ugalde@servidor.unam.mx

Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM



Otras Notas del Autor
fecha
Título
08/08/2010|
13/12/2009|
13/12/2009|
05/10/2009|
02/08/2009|
02/08/2009|
16/03/2009|
16/03/2009|
24/03/2008|
22/01/2007|
22/01/2007|
17/09/2006|
09/04/2006|
19/03/2006|
04/12/2005|
26/06/2005|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House