Los analistas auguraban el retiro de Romney; la pregunta era cuánto de su fortuna personal quería continuar dilapidando en una carrera por obtener delegados que matemáticamente no podía ganar. Esto prácticamente consolida la sorpresiva candidatura de John McCain como el representante republicano. Estos últimos acontecimientos se prestan a un análisis que nos lleve a mejor entender la dinámica de las elecciones presidenciales en EU en los siguientes meses. Veamos:

¿McCain el liberal? John McCain necesita convencer al ala conservadora de su partido no sólo de que dejen de atacarlo, sino de que salgan sus activistas a apoyarlo. El problema que enfrenta es que este sector decida expresar su disgusto con McCain en noviembre por no ser lo suficientemente conservador, quedándose en casa el día de las elecciones. McCain tiene más de ocho meses para convencerlos.

Tal vez el retiro de Romney se haya debido a razones financieras, o tal vez él siente que podía ser la solución a este problema que enfrenta McCain. Y aunque Mitt aseguró varias veces estas últimas dos semanas que nunca sería el vicepresidente de McCain, recordemos que en el amor y en la política “nunca hay que decir nunca”. Romney podía ser la vacuna conservadora que requiere McCain en contra de la enfermedad “liberal” que supuestamente le aqueja.

Dinero es todo. Mitt Romney y Rudy Giuliani son ejemplos de que este principio simple y llanamente no es cierto. A pesar de que Romney aventajaba a McCain, y por mucho, en fondos de campaña. La fortuna personal de Romney no le aseguró la candidatura en contra de un abanderado a cuya candidatura ya le habían aplicado los santos óleos. Romney hizo grandes inversiones en spots donde ferozmente atacaba a McCain y otros candidatos y Giuliani decidió arriesgar su futuro político en el estado de Florida.

También en el bando demócrata se habla de la ventaja de fondos que pudiese tener Barack Obama. Dos días después del supermartes, Obama recibió más de 7.2 millones de dólares; en cambio Clinton sólo recibió la “pequeña suma” de 4 millones de dólares. Continúan ambos candidatos recibiendo en una forma impresionante donaciones por parte de electores. Recordemos que en 2007 cada uno obtuvo más de 100 millones de dólares en donaciones de simpatizantes.

En enero Obama rompió un récord político recibiendo 32 millones de dólares. Se empieza a comentar que Clinton podría tener una gran desventaja por esta razón. La lección aprendida por el fracaso de Romney y Giuliani es que el dinero no es todo, sino la forma en que lo inviertes. Ambos candidatos demócratas tienen más que suficiente dinero para llevar este proceso primario hasta la convención. Quien resulte candidato será por el éxito de su estrategia, no por el dinero.

It’s the economy stupid. Este fue el lema de campaña que ayudó a Bill Clinton a ser electo presidente en 1992. Más de 15 años después, este debería ser el lema de su esposa ante la coyuntura que enfrenta en la campaña.

De seguirse deteriorando las condiciones económicas en Estados Unidos, este tema empezaría a tomar mayor importancia en la mente de los electores y por lo tanto definiría a quien verían como el mejor candidato, ya que cada uno de los precandidatos representa diferentes fortalezas así como debilidades en esta materia. En estos momentos no es el tema principal, pero se puede esperar que si sigue cayendo la bolsa en Nueva York, se incrementa el desempleo y aumenta el número de estadounidenses que pierden su casa por no poder pagar la hipoteca, el tema económico podría ser el factor que mueva a los electores.

Pero hay que aclarar que la guerra en Irak y otras amenazas de seguridad pueden ser de la noche a la mañana un tema de preocupación generalizada si se presentara un atentado, como en las elecciones en España, en suelo estadounidense o contra ciudadanos de EU. Un suceso así, que obviamente nadie queremos se presente, marcaría definitivamente el curso del proceso electoral, donde —se podría esperar— se buscara un perfil de presidente de corte militar o de mano dura.

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Analista político