Por lo tanto, esta correspondencia, mi querido Peje, es una carta de reconocimiento a todos tus esfuerzos en las últimas semanas por apoyarme. Y gracias a personas como tú, no sólo estaré viviendo en Los Pinos a partir de diciembre, sino además estaré disfrutando de un apoyo inesperado a pesar de ser un candidato que ganó por un margen tan minúsculo. Y este apoyo será gracias a las acciones que has tomado en las últimas semanas, mi estimado AMLO.

Admito que no tengo explicación de por qué decidiste ayudarme al tomar el zócalo y Reforma, partiendo al Distrito Federal en dos y dejando a la ciudad, a la que bautizaste "de la esperanza", en una desesperanza vial. Siempre pensé que las llamadas acciones de "resistencia civil" eran actos cuyo objetivo era hacerle daño o incomodar moralmente a las personas o funcionarios que están afectando nuestros derechos. Al tomar el zócalo y Reforma yo te pregunto: ¿en verdad estás afectando a las personas que son tus enemigos o ayudándolos? ¿No te parece irónico que tus campamentos están paralizando la ciudad que tú con tanto cariño gobernaste? ¿Que tus acciones están hiriendo más que nada a los que votaron por ti y no a los que te rechazaron? Mis simpatizantes en provincia están encantados, tus desplantes no les afectan a ellos, afectan a los tuyos.

Las protestas de Gandhi y de Luther King eran manifestaciones verdaderamente "pacíficas", donde la policía agarraba a golpes a los manifestantes y éstos no respondían con violencia. La efectividad de sus protestas era la autoridad moral que podían ejercer ante lo justo de sus demandas, y al no responder con violencia subrayaban la barbarie de sus agresores. Tal vez no has comprendido que mientras más te radicalizas tú y el PRD, mientras más violentos sean ustedes, más moderado me veo yo y el PAN. Solamente un genio como tú podía ayudarnos a promover una imagen de un PAN moderado. Tú y yo sabemos que en mi partido hay verdaderos extremistas...

Perdóname que te cuestione, el propósito de esta carta no era para eso. Y quién soy yo para cuestionar tus estrategias. Veme a mí, ni siquiera tengo el pleno apoyo de mi partido. De hecho, han conspirado en contra mía para asegurar que no llegue a la Presidencia. Yo te sugiero que tú le envíes una cartita de agradecimiento al líder del PAN, Manuel Espino. Él es uno de tus grandes incondicionales.

Pero ahora que estamos haciéndonos amigos, bueno, quisiera pedirte otros favorcitos, que me facilitarían mi transición a la Presidencia. Como verás mi situación es muy precaria políticamente. Y sólo tú me puedes fortalecer con tus ocurrencias. Sé que es mucho pedirte, pero dado que vas a arruinar la primera semana de clases de la mayoría de los niños del DF, gracias a tus plantones, ¿sería mucho pedir que tú o tus asesores salieran a explicarles a estos niños y a sus padres (que quizás votaron por ti) por qué tienen que levantarse una hora antes, o tal vez más, para poder llegar a la escuela? Y pídele a Alejandro Encinas, el jefe de Gobierno, y a Joel Ortega, el secretario de Seguridad Pública, que sigan criticando a la PFP, y si es posible a las Fuerzas Armadas. Cada ataque de ustedes a aquéllas, bueno, sólo fortalecerá las corporaciones federales que yo dirigiré. Oye, prometiste que si fuera necesario mantendrías el plantón por seis años. ¡Házmela buena! ¡Imagínate, cómo esas acciones ayudarían al PAN en las elecciones de medio término! Quisiera pedirte además que en un desplante en el zócalo, me hicieras el honor de llamarme chachalaca o, con una forma más cariñosa, llámame chachalaquillo.

De nuevo agradezco tu invaluable apoyo, Andrés Manuel. Abrazos, Felipe.

salazaropina@aol.com  

Analista política