Inteligencia y Seguridad Frente Externo En Profundidad Economia y Finanzas Transparencia
  En Parrilla Medio Ambiente Sociedad High Tech Contacto
En Profundidad  
 
10/08/2008 | La trascendencia de Soljenitsyn

Juan F. Carmona y Choussat

Cierto, no estaban siendo arrestados y juzgados exactamente por su fe, sino por declarar abiertamente sus convicciones y por educar a sus hijos en el mismo espíritu. Como escribió Tanya Khodkevich: Puedes rezar libremente, Pero cuídate que Dios solo pueda oírte

 

(Estos versos le valieron una sentencia de diez años). ¡Una persona que estuviera convencida de conocer la verdad espiritual estaba obligada a escondérsela a sus propios hijos! En los años veinte, la educación religiosa de los niños se considerada un delito según el artículo 58.10 del Código, en otras palabras, ¡propaganda contrarrevolucionaria! Cierto, uno siempre podía renunciar a su religión en el juicio: no sucedía mucho, pero en ocasiones el padre renunciaba a su religión y permanecía en casa para educar a los niños, mientras que la madre era recluida en las islas Solovetsky. (Durante todos esos años, las mujeres manifestaron gran firmeza en su fe). El archipiélago Gulag, I.

Acaba de morir a los ochenta y nueve años el escritor ruso Alexander Soljenitsyn. La condición sobrehumana de su vida difícilmente será del todo resaltada por los medios al uso, al menos en España. He aquí un humilde intento de remediar esa carencia.

Conocemos relativamente su historia. Sabemos que fue un disidente de la Unión Soviética; Que escribió un libro sobre el sistema de campos de concentración de su país, del que había sido huésped durante ocho años; Sabemos acaso que fue un literato de renombre y que en Un día en la vida de Iván Denisovich realzó la novela rusa tratando de acercarse a las cimas de Tolstoi y Dostoievsky en su obra posterior.

Sabemos ciertamente que no era complaciente con Occidente y que apelaba al orgullo de la Rusia eterna, aunque hubiera de remontarse a la autocracia zarista.

Pero quizá no sepamos tan bien que el discurrir de los días de Soljenitsyn por esta tierra es un ejemplo desmesurado de valor, resistencia a la opresión y lucha por la verdad.

Para algunos críticos, su obra estrictamente literaria es menos valiosa que la ensayística o autobiográfica. Es así como quizá los dos libros más reveladores, asombrosos y efectivos de este inocente perseguido y condenado sean El archipiélago Gulag – con sus tres gruesos tomos – y El roble y el ternero.

Para entender sin embargo, el porqué de lo que sabemos – por el sesgo actual que se da en los obituarios sobre su persona – y de lo que intuimos – su heroico ejemplo para nosotros – hay que recordar cómo algunas familias de la izquierda fueron desencantándose del socialismo real, y otras no llegaron a acabar ese viaje.

Tras la revolución bolchevique, una parte sustancial de lo que puede llamarse el mundo intelectual de Occidente apoyaba el experimento del comunismo y esperaba a que se cumplieran las profecías dictadas por Marx. A medida que fue pasando el tiempo, incluso un mundo tan obtuso como este – William Buckley llegó a decir que prefería verse gobernado por los doscientos primeros nombres del listín telefónico que por los profesores de Harvard y Yale – fue abriendo la luz ante los crímenes del comunismo. Así, tras los procesos de Moscú, el pacto Germano-Soviético que unió al nacional-socialismo con el socialismo real, y las purgas estalinistas – en la medida en que eran imperfectamente conocidas entre nosotros – fueron haciendo cambiar lo que antes había sido un conglomerado único de la elite izquierdista, y que era simplemente comunista.

Algunos dieron en disculpar las acciones de Stalin, otros – más en la línea oficial del partido – simplemente las negaron, y hubo aquellos que optaron por reconocerlas y condenarlas. ¿Significaba ello renunciar sin más a la proyección del hombre nuevo que había de traer la aplicación del marxismo? De ninguna manera. Tal y como se explicaba, Stalin era el mayor enemigo de la consagración comunista y sus esencias habían sido olvidadas. El trotskysmo representaba esta visión de la autenticidad que debía implantarse.

Más adelante, sin embargo, fueron desgajándose familias que, negando el pan y la sal al comunismo en su conjunto por sus atrocidades y fracasos, consideraban no obstante oportuno alcanzar los mismos fines por otros medios, compatibles – pensaban - con la democracia y con un intervencionismo y planificación moderados pero no absolutos. Es lo que dio en llamarse progresismo, que pervive hoy como ideología reinante en Occidente y que ha sido la tendencia seguida, con mayores o menores adherencias, por los partidos social-demócratas. Frente al socialismo real este sería pues, un socialismo ficticio o artificial.

Ahora bien, una de esas familias del progresismo sí era ferozmente anti-comunista. En efecto, habiendo conocido y quizá participado de primera mano en los intentos por establecer el paraíso terrenal socialista y habiendo advertido en qué se convertía, seguían queriendo salvar el fin – el paraíso – descartando los medios – la dictadura del proletariado. Esta, habiendo crecido y evolucionado mucho hasta nuestros días y renegado del marxismo, reclama hoy para sí a Soljenitsyn. Se sitúa a medio camino entre el capitalismo y la planificación soviética, se opone al comunismo y no sólo al estalinismo, pero, considerando el fin terrenal alcanzable por un estado o unos intereses creados más o menos paternalistas, salvados de la quema. Por ello, en los recuerdos sobre la vida de Soljenitsyn de la prensa dominante aparece como un tipo raro de progre, pero al fin y al cabo, un progre.

Que esto sea así es particularmente extraño y aunque dice poco sobre Soljenitsyn, dice bastante sobre la buena conciencia que reclama para sí la elite de nuestro tiempo. Cuando se otorgó al ruso su premio Nobel e incluso algunos años más adelante – entre 1970 y 1974 – el progresismo bienpensante reinante entonces – que no era tan anticomunista como la segregada familia a la que se ha aludido, y que ha ido reinando después - tomó a Soljenitsyn por bandera. Sucedió entonces que, exilado el autor en Alemania, no tenía ya razón alguna para posar como un buen comunista crítico con los excesos del estalinismo. Resultó que no era solamente anticomunista, sino que era también antiprogresista o al menos antisocialista y que criticaba a Occidente precisamente por su falta de valor en enfrentarse a la Unión Soviética y por su política de distensión. Todo ello le valió no ser recibido por el presidente americano Gerald Ford – que siendo Republicano se dejó llevar por el espíritu del tiempo -, lo que fue duramente reprochado por el entonces aspirante Reagan. Así que Soljenitsyn, ayer como hoy, según refleja su afamado biógrafo Michael Scammel:

Hubo un tiempo en que apenas se oía una voz en su contra, era alabado e idolatrado; (mientras que ahora) es denunciado más a menudo como un amargado o desatendido como irrelevante.

Pero más allá de buscar afinidades o filiaciones interesa saber quién era Soljenitsyn. Como niño había querido ser general, sacerdote o escritor, y esto último era ante todo. Combatió además en el Ejército ruso en la Segunda Guerra Mundial – siendo una carta escrita en esta época donde hablaba en términos poco respetuosos del Gran Papá Stalin la causante de la larga condena al Gulag – y aunque no sería sacerdote, sí un hombre profundamente creyente y, acaso, un profeta.

Su vocación por la escritura era tal que durante su cautiverio, cuando era prácticamente imposible hacerse con una hoja de papel o un lápiz, ideó una manera de repetirse frases en las que iba exponiendo sus pensamientos. Guardó así en su memoria decenas de miles de versos.

Fuera o no fuera la calidad de sus novelas tanta como la de la extraordinaria literatura rusa del XIX, se ha considerado indiscutible el carácter de obra maestra alcanzado por El archipiélago Gulag. La durísima experiencia que relata, a través de los testimonios de 227 reclusos, ha hecho olvidar la extremada riqueza de recursos literarios, detalles y pequeñas historias con las que pinta un perfecto cuadro de uno de los mayores experimentos – en algún momento hasta cien millones de presos - de restricción de la libertad humana. Avanzar por sus páginas es un auténtico suplicio a veces, que sólo encuentra premio en conocer lo que la naturaleza humana es capaz de superar, o, al menos lo que la naturaleza casi sobrehumana de Soljenitsyn superó, viviendo casi veinte años más que el régimen criminal que creó el Gulag.

Norman Podhoretz hablando de su obra más conocida, dijo:

Escribir este libro, especialmente bajo las forzadas condiciones de secretismo en que se hizo, fue una  fabulosa hazaña mental, espiritual, de originalidad creadora, y esfuerzo. Quedará para siempre como uno de los mayores logros en la historia de la literatura.

Soljenitsyn llegó a verse a sí mismo casi como un instrumento de la voluntad divina, de ahí la apelación de profeta. Pensó que haber sobrevivido al Gulag, a la versión menos rigurosa de este que sufrió trabajando forzadamente por la Unión Soviética en una reclusión para científicos – relatada en El primer círculo – y a un cáncer a los treinta y cinco años – asunto de Pabellón cáncer – eran una señal para que pudiera contar, lo que no debía olvidarse ni repetirse. No era el único que lo creyera, pues un antiguo preso – zek, en el nombre que recibíantras leer Un día en la vida de Iván Denisovich le escribió para decirle:

Gracias a Dios por su existencia…cuídese. Su existencia es nuestra felicidad.

El mensaje de valentía que transmite su existencia, estaba en realidad particularmente destinado a cumplir una misión profética. En sus propias palabras, se trataba de predicar contra:

…la incapacidad para entender la radical hostilidad del comunismo hacia la humanidad entera – la incapacidad de darse cuenta que el comunismo no puede redimirse, que no existen ‘mejores’ variantes del comunismo; que es incapaz de hacerse ‘más amable’, que no puede sobrevivir como ideología sin usar el terror, y que, en consecuencia, coexistir con el comunismo en el mismo planeta es imposible. O bien se extenderá como un cáncer que acabará por destruir a la humanidad, o bien la humanidad tendrá que deshacerse del comunismo.

Así fue como el héroe ruso se granjeó la enemistad de los que se habían creído sus antiguos compañeros de viaje en Occidente, que veían en él un defensor del término medio capaz de llevar a los fines del comunismo sin pasar por sus – irredimibles – medios.

Pero su denuncia del materialismo no se reducía al soviético. Así, en su famosa alocución a la clase de Harvard en 1978 leyó la cartilla a Occidente por su secularismo, su búsqueda exclusiva del bienestar físico, su cobardía, su vida leguleya fundada en el positivismo de la letra de la ley y no en el Derecho, su uso irresponsable de la libertad, la superficialidad de su prensa – gran pecado que no se le ha perdonado hoy ni aparece en los recuerdos a su figura -, el socialismo, el racionalismo y un humanismo mal entendido:

Me refiero a la calamidad de una conciencia humanística despojada de su espíritu e irreligiosa.

Conmueve e impresiona leerlo hoy  http://www.columbia.edu/cu/augustine/arch/solzhenitsyn/harvard1978.html por su perspicacia ante el mundo occidental de hace treinta años, y el presente.

 

Así que, ¿progresista Soljenitsyn?

 

La inconmensurable presencia de Soljenitsyn, agotado su transcurrir entre nosotros, está dotada de una especial trascendencia. Sobrehumana, sin duda; pero también humana. La cuestión trascendente de Soljenitsyn a la humanidad de hoy, en Occidente y fuera de él, es: ¿Seréis lo suficientemente valientes para, superándolo todo, hacer frente a las fuerzas físicas e ideológicas que bajo el engañoso nombre de Progreso propugnan el regreso en todo?

Juan F. Carmona Choussat es Licenciado y Doctor en Derecho cum laude por la UCM, Diplomado en Derecho comunitario por el CEU-San Pablo, Administrador civil del Estado, y correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Su libro más reciente es "Constituciones: interpretación histórica y sentimiento constitucional", Thomson-Civitas, 2005.

Grupo de Estudios Estratégicos (España)

 



Otras Notas del Autor
fecha
Título
19/04/2010|
14/12/2009|
14/12/2009|
08/11/2009|
12/02/2009|
31/01/2009|
17/11/2008|
17/11/2008|
28/09/2008|
28/09/2008|
06/09/2008|
06/09/2008|
04/07/2008|
04/07/2008|
30/01/2008|
27/11/2007|
12/07/2007|
24/04/2007|
24/04/2007|
02/04/2007|
08/01/2007|
08/01/2007|
07/06/2006|
17/03/2006|

ver + notas
 
Center for the Study of the Presidency
Freedom House