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13/03/2013 | Latinoamérica es una región de altas concentraciones económicas

Alejandro Rebossio

Rolando Cordera Campos es un economista de izquierda y profesor emérito y doctor honoris causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De 71 años y formado en la London School of Economics, pertenece al Sistema Nacional de Investigadores mexicano y coordina el Centro de Estudios Globales y de Alternativas para el Desarrollo de México de la UNAM. Columnista semanal del periódico La Jornada, Cordera se refiere a la realidad de su país y la del resto de Latinoamérica en diálogo telefónico desde el DF.

 

Pregunta: -¿Cuál es el legado económico que ha dejado Hugo Chávez en Venezuela y el resto de Latinoamérica?

Respuesta: -Hablar de un legado económico en el caso de Chávez es muy riesgoso porque Venezuela es una economía con una formación muy peculiar, dado que depende mucho de la exportación de crudo. En Venezuela ha habido una gran dificultad de todos los gobiernos, incluido el de Chávez, para sentar las bases de una efectiva transformación productiva con base en el petróleo. Eso es muy peculiar y desde luego no es un ejemplo. Hay que estudiar qué fue lo que impidió que los planes de diversificación productiva, de siembra del petróleo, se transformaran en otro tipo de crecimiento. Hubo grandes planes en los 70, como el proyecto de la Ciudad Bolívar y el aprovechamiento del hierro. ¿Qué pasó con todo eso? Hay que replantearse objetivos como sociedad. En cuanto a lo social, Chávez sí se enfocó en tareas redistributivas, en favorecer a los sectores más vulnerables, en una reducción importante de la pobreza. Seguramente hubo un cambio positivo en la distribución del ingreso, aunque habrá que verlo con calma. La gran lección para Latinoamérica es que Chávez surgió del desplome moral de una democracia que parecía tan glamorosa, pero que era una gran corrupción de políticos y de los que estaban a su lado, que aprovecharon la renta petrolera y ahí están ahora en Miami.

P: -Pero Chávez, que fue el primero en romper con la ola neoliberal en Sudamérica, en 1999, ¿no supuso un modelo para otros países?

R: -Es difícil decir si otros países siguen el modelo venezolano. Más que imitación, hubo países que se inscribieron en la oleada. La oleada comienza por el hartazgo al dicho de (Margaret) Thatcher de que no había alternativa. Estos líderes recogieron el cansancio de grupos sociales. Se inscribieron allí proyectos como el de Ecuador y Bolivia, que son los más cercanos, pero diferentes de lo que planteaba Chávez. También hay otras experiencias que no se deben a Chávez, pero se engarzaron con Chávez, como Brasil y, a su manera, lo que ocurre en Argentina. Estos deslizamientos que podríamos decir hacia la izquierda y hacia la revisión de la sabiduría convencional de estrategias al desarrollo mostraron la diversidad de la región y que la asunción del canon neoliberal como hizo el Chile de la Concertación, que le añadió el combate a la pobreza, no era la única opción para la izquierda de la región. Ahora se puede diferenciar entre Lula y el último gobierno de la Concertación, que fue más ortodoxa. Y eso es quizá lo más interesante que se ha abierto en Latinoamérica.

P: -¿Se refiere a que Lula fue lo más interesante?

R: -Lula, Evo (Morales), (Rafael) Correa y Argentina. Ecuador y Bolivia son países muy pequeños con mucha presencia de recursos naturales. Pero Argentina, Brasil y también Uruguay están buscando una pauta distinta de relaciones económicas y sociedad, entre crecimiento económico, productivo y sociedad. Esto que ha ocurrido sustenta los esfuerzos intelectuales de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) por replantear su propia retórica hasta llegar a discutir en torno de la igualdad.

P: -El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ha anunciado este lunes una política contra los monopolios y los oligopolios, como los de la telefonía y la televisión. El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mexicano Ángel Gurría, dice que el de los oligopolios es un problema latinoamericano. ¿Cómo lo ve usted?

R: -Hay que distinguir porque si no, uno se queda en generalidades. Aquí, en México, hay quienes homologan grandes grupos financieros con sindicatos, y ahí se pierden en la diferencia. Usted sabe, como yo y Gurría, que las grandes concentraciones de poder económico son propias del mundo. El oligopolio es el resultado de décadas de evolución y cambio en el sistema capitalista. La gran cuestión es qué postura deben adoptar los Estados porque desde el punto de vista político se pone en entredicho la idea de democracia como sociedad de iguales y en economía se introducen elementos de distorsión en cuanto a la inversión y la distribución de capitales, surge la tendencia al estancamiento y las pérdidas de dinamismo de la actividad. Sorprende que estudiosos o dirigentes de organismos internacionales descubran ahora esta realidad. Habrá que ver qué capacidad tiene el Estado para regular las constelaciones de poder económico. Hay que salir de la tentación de convertir el poder económico en poder político y al mismo tiempo en el mundo global y salvaje los países necesitan pensar distinto que el dogma de la libre competencia. La libre competencia donde los pequeños productores influyen es una ingenuidad. Hay que ver la capacidad del Estado de regular en materia de precios, de regular a los oligopsonios, que determinan los precios a los que les venden a ellos, y hay que hacer todo esto sin afectar los procesos de cambio y formación de capital, en los que estos grupos suelen llevar la mano. Cuando se ataca a Telmex como monopolio no se sabe si quieren dividirla como a AT&T en EE UU, una división que no ha resultado en ganancias para los consumidores ni ganancias tecnológicas. Si no se la divide, habría que aprovechar la pujanza de Telmex en el mundo, para inducirla a avances en tecnología y al mismo tiempo proteger al consumidor. En cuanto a los medios de comunicación, es un problema que nos lleva a la política. En México la gran mayoría de la población tiene acceso a la vida pública por los grandes medios. Hay diferentes posiciones, incluso filosóficas. Karl Popper decía que la televisión era el enemigo de la democracia. La regulación en este caso es obligatoria. Los medios son instrumentos y los canales deben someterse al interés público. No creo que estemos ante la puerta de una gran cruzada antimonopolio que implique dividir las grandes empresas, pero sí ante la regulación del espacio aéreo y a la apertura a la competencia en un sector que está concentrado salvajemente en México.

P: -¿Y los oligopolios en el resto de Latinoamérica?

R: -No lo sé bien, pero supongo que también es un problema regional. Usted puede imaginar situaciones de oligopolios que compitan o que se configuren como cártel, donde actores definan precios y políticas. En México me temo que hubo una cartelización. En el resto de los países no sé. Leo los pleitos entre el Gobierno de Argentina y Clarín o sobre la gran influencia de O Globo en Brasil, pero no lo sé.

P: -¿Y en otros sectores que no sean medios de comunicación?

R: -Es una región de altas concentraciones económicas. Se repite la historia de concentración económica que nos dejó la colonia. Pero ahí el problema no es la presencia de oligopolios sino la política del Estado para diversificar la producción, para que surjan pymes dinámicas y engarzadas con las grandes empresas, para exportar o para abastecer el mercado interno. Brasil ha logrado de alguna manera enfrentar bien el problema con política industrial y su BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social). México de alguna manera renunció a la política industrial al abrazar con demasiada fe el mercado y el libre comercio.

P: -México también está abordando ahora otro problema latinoamericano, la baja recaudación impositiva, pero el debate ha comenzado por la aplicación del IVA a alimentos y medicinas.

R: -El PRI (Partido Revolucionario Institucional) se ha quitado la prohibición que se había impuesto de subir el IVA a alimentos y medicamentos. Eso puede ser que se concrete con una tasa única de IVA o con tasas especiales para esos productos. No sé exactamente qué van a hacer. No hay una propuesta específica sino que votaron para dejarse las manos libres. Por eso hay mucho ruido mediático. En México el IVA es una fuente absurda de evasión y elusión fiscales. Pero se plantea un problema serio de equidad y justicia dado que un gran porcentaje de mexicanos usan casi todos sus ingresos en alimentos y medicinas. Se afectaría directamente a la mitad o al menos al 30% de la población. Todo por una facilidad administrativa para recaudar algo que representa solo el 1% o el 2% del PIB. México es un país muy grande, muy abierto, pero fiscalmente impresentable. En recaudación estamos por debajo de Honduras, con todo respeto a Honduras. La tarea fiscal que debe hacer México es muy grande y no se nota tanto por el petróleo, por el que se extraen 4% o 5% del PIB, pero sí se ve lo que no se hace o se mal… Lo de la inseguridad no se explica sin mirar la tarea fiscal pendiente del Estado en México.  No sé cómo el PRI lo resolverá. Está por verse.

P: -¿Y en el resto de Latinoamérica?

R: -Los reportes son contundentes y coincidentes. Los de la OCDE, la CEPAL, el Banco Mundial, todos apuntan a la misma dirección. Es una cultura basada en la desconfianza en el Estado para eludir, evadir impuestos u oponerse a cualquier modificación tributaria que implique que los que ganan más paguen más.

P: -El PRI también votó a favor del ingreso de la inversión privada en el petróleo de México, después de que otros países en los últimos países hayan recortado la participación privada en el sector, como en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina…

R: -Y también Brasil. En México ha habido mucho lobby de grandes petroleras internacionales y de sus grandes personeros mexicanos. Pero también ahí estamos a la espera de un planteamiento. Porque presencia privada siempre ha habido en la energía, y más en la energía eléctrica. Han crecido mucho las generadoras españolas que le venden a la Comisión Federal de Electricidad. Este presencia privada ha crecido sin justificación técnica o económica. En petróleo hay que preguntarse por qué se frenó la petroquímica secundaria, que es la que admite la presencia de la inversión de petroleras nacionales y extranjeras. Ahí hay un campo enorme para la inversión internacional y doméstica. Es ahí donde se gana dinero a largo plazo. Pero que los inversores privados participen directamente en explorar y producir petróleo está prohibido por la Constitución. Algún intento de modificar esto en 2008 dio lugar a grandes movilizaciones y se frenó esa iniciativa. No sabemos si este gobierno intentará eso o irá por otras creaciones de oportunidades de negocios. El PRI no tiene mayoría para reformar la Constitución. Yo tengo una posición en contra de reformar la Constitución en esta materia.

P: -¿Por qué en México no admiten la presencia privada en el sector petrolero, como sí lo hacen desde Venezuela y Cuba hasta Brasil y Bolivia?

R: -Es la historia. Creo que la idea de constituir un monopolio estatal petrolero comenzó en Argentina con YPF. Y en México se crea con la expropiación en los años 30. Hay una cosa de memoria muy fuerte.

"Latinoamérica es una región de altas concentraciones económicas"

Por: | 13 de marzo de 2013

Rolando Cordera Campos es un economista de izquierda y profesor emérito y doctor honoris causa de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). De 71 años y formado en la London School of Economics, pertenece al Sistema Nacional de Investigadores mexicano y coordina el Centro de Estudios Globales y de Alternativas para el Desarrollo de México de la UNAM. Columnista semanal del periódico La Jornada, Cordera se refiere a la realidad de su país y la del resto de Latinoamérica en diálogo telefónico desde el DF.

 

Pregunta: -¿Cuál es el legado económico que ha dejado Hugo Chávez en Venezuela y el resto de Latinoamérica?

Respuesta: -Hablar de un legado económico en el caso de Chávez es muy riesgoso porque Venezuela es una economía con una formación muy peculiar, dado que depende mucho de la exportación de crudo. En Venezuela ha habido una gran dificultad de todos los gobiernos, incluido el de Chávez, para sentar las bases de una efectiva transformación productiva con base en el petróleo. Eso es muy peculiar y desde luego no es un ejemplo. Hay que estudiar qué fue lo que impidió que los planes de diversificación productiva, de siembra del petróleo, se transformaran en otro tipo de crecimiento. Hubo grandes planes en los 70, como el proyecto de la Ciudad Bolívar y el aprovechamiento del hierro. ¿Qué pasó con todo eso? Hay que replantearse objetivos como sociedad. En cuanto a lo social, Chávez sí se enfocó en tareas redistributivas, en favorecer a los sectores más vulnerables, en una reducción importante de la pobreza. Seguramente hubo un cambio positivo en la distribución del ingreso, aunque habrá que verlo con calma. La gran lección para Latinoamérica es que Chávez surgió del desplome moral de una democracia que parecía tan glamorosa, pero que era una gran corrupción de políticos y de los que estaban a su lado, que aprovecharon la renta petrolera y ahí están ahora en Miami.

P: -Pero Chávez, que fue el primero en romper con la ola neoliberal en Sudamérica, en 1999, ¿no supuso un modelo para otros países?

R: -Es difícil decir si otros países siguen el modelo venezolano. Más que imitación, hubo países que se inscribieron en la oleada. La oleada comienza por el hartazgo al dicho de (Margaret) Thatcher de que no había alternativa. Estos líderes recogieron el cansancio de grupos sociales. Se inscribieron allí proyectos como el de Ecuador y Bolivia, que son los más cercanos, pero diferentes de lo que planteaba Chávez. También hay otras experiencias que no se deben a Chávez, pero se engarzaron con Chávez, como Brasil y, a su manera, lo que ocurre en Argentina. Estos deslizamientos que podríamos decir hacia la izquierda y hacia la revisión de la sabiduría convencional de estrategias al desarrollo mostraron la diversidad de la región y que la asunción del canon neoliberal como hizo el Chile de la Concertación, que le añadió el combate a la pobreza, no era la única opción para la izquierda de la región. Ahora se puede diferenciar entre Lula y el último gobierno de la Concertación, que fue más ortodoxa. Y eso es quizá lo más interesante que se ha abierto en Latinoamérica.

P: -¿Se refiere a que Lula fue lo más interesante?

R: -Lula, Evo (Morales), (Rafael) Correa y Argentina. Ecuador y Bolivia son países muy pequeños con mucha presencia de recursos naturales. Pero Argentina, Brasil y también Uruguay están buscando una pauta distinta de relaciones económicas y sociedad, entre crecimiento económico, productivo y sociedad. Esto que ha ocurrido sustenta los esfuerzos intelectuales de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) por replantear su propia retórica hasta llegar a discutir en torno de la igualdad.

P: -El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ha anunciado este lunes una política contra los monopolios y los oligopolios, como los de la telefonía y la televisión. El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mexicano Ángel Gurría, dice que el de los oligopolios es un problema latinoamericano. ¿Cómo lo ve usted?

R: -Hay que distinguir porque si no, uno se queda en generalidades. Aquí, en México, hay quienes homologan grandes grupos financieros con sindicatos, y ahí se pierden en la diferencia. Usted sabe, como yo y Gurría, que las grandes concentraciones de poder económico son propias del mundo. El oligopolio es el resultado de décadas de evolución y cambio en el sistema capitalista. La gran cuestión es qué postura deben adoptar los Estados porque desde el punto de vista político se pone en entredicho la idea de democracia como sociedad de iguales y en economía se introducen elementos de distorsión en cuanto a la inversión y la distribución de capitales, surge la tendencia al estancamiento y las pérdidas de dinamismo de la actividad. Sorprende que estudiosos o dirigentes de organismos internacionales descubran ahora esta realidad. Habrá que ver qué capacidad tiene el Estado para regular las constelaciones de poder económico. Hay que salir de la tentación de convertir el poder económico en poder político y al mismo tiempo en el mundo global y salvaje los países necesitan pensar distinto que el dogma de la libre competencia. La libre competencia donde los pequeños productores influyen es una ingenuidad. Hay que ver la capacidad del Estado de regular en materia de precios, de regular a los oligopsonios, que determinan los precios a los que les venden a ellos, y hay que hacer todo esto sin afectar los procesos de cambio y formación de capital, en los que estos grupos suelen llevar la mano. Cuando se ataca a Telmex como monopolio no se sabe si quieren dividirla como a AT&T en EE UU, una división que no ha resultado en ganancias para los consumidores ni ganancias tecnológicas. Si no se la divide, habría que aprovechar la pujanza de Telmex en el mundo, para inducirla a avances en tecnología y al mismo tiempo proteger al consumidor. En cuanto a los medios de comunicación, es un problema que nos lleva a la política. En México la gran mayoría de la población tiene acceso a la vida pública por los grandes medios. Hay diferentes posiciones, incluso filosóficas. Karl Popper decía que la televisión era el enemigo de la democracia. La regulación en este caso es obligatoria. Los medios son instrumentos y los canales deben someterse al interés público. No creo que estemos ante la puerta de una gran cruzada antimonopolio que implique dividir las grandes empresas, pero sí ante la regulación del espacio aéreo y a la apertura a la competencia en un sector que está concentrado salvajemente en México.

P: -¿Y los oligopolios en el resto de Latinoamérica?

R: -No lo sé bien, pero supongo que también es un problema regional. Usted puede imaginar situaciones de oligopolios que compitan o que se configuren como cártel, donde actores definan precios y políticas. En México me temo que hubo una cartelización. En el resto de los países no sé. Leo los pleitos entre el Gobierno de Argentina y Clarín o sobre la gran influencia de O Globo en Brasil, pero no lo sé.

 

P: -¿Y en otros sectores que no sean medios de comunicación?

R: -Es una región de altas concentraciones económicas. Se repite la historia de concentración económica que nos dejó la colonia. Pero ahí el problema no es la presencia de oligopolios sino la política del Estado para diversificar la producción, para que surjan pymes dinámicas y engarzadas con las grandes empresas, para exportar o para abastecer el mercado interno. Brasil ha logrado de alguna manera enfrentar bien el problema con política industrial y su BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social). México de alguna manera renunció a la política industrial al abrazar con demasiada fe el mercado y el libre comercio.

P: -México también está abordando ahora otro problema latinoamericano, la baja recaudación impositiva, pero el debate ha comenzado por la aplicación del IVA a alimentos y medicinas.

R: -El PRI (Partido Revolucionario Institucional) se ha quitado la prohibición que se había impuesto de subir el IVA a alimentos y medicamentos. Eso puede ser que se concrete con una tasa única de IVA o con tasas especiales para esos productos. No sé exactamente qué van a hacer. No hay una propuesta específica sino que votaron para dejarse las manos libres. Por eso hay mucho ruido mediático. En México el IVA es una fuente absurda de evasión y elusión fiscales. Pero se plantea un problema serio de equidad y justicia dado que un gran porcentaje de mexicanos usan casi todos sus ingresos en alimentos y medicinas. Se afectaría directamente a la mitad o al menos al 30% de la población. Todo por una facilidad administrativa para recaudar algo que representa solo el 1% o el 2% del PIB. México es un país muy grande, muy abierto, pero fiscalmente impresentable. En recaudación estamos por debajo de Honduras, con todo respeto a Honduras. La tarea fiscal que debe hacer México es muy grande y no se nota tanto por el petróleo, por el que se extraen 4% o 5% del PIB, pero sí se ve lo que no se hace o se mal… Lo de la inseguridad no se explica sin mirar la tarea fiscal pendiente del Estado en México.  No sé cómo el PRI lo resolverá. Está por verse.

P: -¿Y en el resto de Latinoamérica?

R: -Los reportes son contundentes y coincidentes. Los de la OCDE, la CEPAL, el Banco Mundial, todos apuntan a la misma dirección. Es una cultura basada en la desconfianza en el Estado para eludir, evadir impuestos u oponerse a cualquier modificación tributaria que implique que los que ganan más paguen más.

P: -El PRI también votó a favor del ingreso de la inversión privada en el petróleo de México, después de que otros países en los últimos países hayan recortado la participación privada en el sector, como en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina…

R: -Y también Brasil. En México ha habido mucho lobby de grandes petroleras internacionales y de sus grandes personeros mexicanos. Pero también ahí estamos a la espera de un planteamiento. Porque presencia privada siempre ha habido en la energía, y más en la energía eléctrica. Han crecido mucho las generadoras españolas que le venden a la Comisión Federal de Electricidad. Este presencia privada ha crecido sin justificación técnica o económica. En petróleo hay que preguntarse por qué se frenó la petroquímica secundaria, que es la que admite la presencia de la inversión de petroleras nacionales y extranjeras. Ahí hay un campo enorme para la inversión internacional y doméstica. Es ahí donde se gana dinero a largo plazo. Pero que los inversores privados participen directamente en explorar y producir petróleo está prohibido por la Constitución. Algún intento de modificar esto en 2008 dio lugar a grandes movilizaciones y se frenó esa iniciativa. No sabemos si este gobierno intentará eso o irá por otras creaciones de oportunidades de negocios. El PRI no tiene mayoría para reformar la Constitución. Yo tengo una posición en contra de reformar la Constitución en esta materia.

P: -¿Por qué en México no admiten la presencia privada en el sector petrolero, como sí lo hacen desde Venezuela y Cuba hasta Brasil y Bolivia?

R: -Es la historia. Creo que la idea de constituir un monopolio estatal petrolero comenzó en Argentina con YPF. Y en México se crea con la expropiación en los años 30. Hay una cosa de memoria muy fuerte.

 

P: -Usted ha opinado que la detención por presunta corrupción de la líder sindical de los maestros mexicanos, Elba Esther Gordillo, reflejaba el problema de la mala educación de su país. ¿Cómo estos problemas educativos también presentes en el resto de Latinoamérica impactan en el desarrollo económico?

R: -Estamos pagando la irresponsabilidad de los gobiernos de México en materia educativa. El poder que llegó a adquirir la profesora Gordillo no fue por la lucha de clases sino por coaliciones u omisiones. El PAN (Partido Acción Nacional) le llegó a condescender abusos y le planteó alianzas políticas.

P: -¿Y qué sucede en el resto de Latinoamérica?

R: -Hemos perdido años para la modernización de la visión de ciudadanos y gobiernos respecto de lo que es la educación en el mundo actual. Uno de los extremos de pérdida de visión se expresa en lo que ha ocurrido en Chile. En los 50 y 60, la educación chilena era ejemplar, pero se demolió por imposición política de la dictadura (1973-1990) y luego por visiones miopes de negocio. La educación pública se convirtió también en negocio. Las protestas de Chile han sido muy claras contra la idea de que puede ser objeto de lucro. En nuestro caso se prefirió la paz social y el uso de los profesores como elemento de acción política antes de entrar de lleno en la revisión del sistema educativo, en particular con el currículum básico, enciclopédico y absurdo que produce chicos memoristas. Tras las crisis fiscales hubo descuido de la infraestructura escolar, hay escuelas sin agua potable, no la mayoría, pero hay. Hay extrema desigualdad: donde están las peores instalaciones, el mayor ausentismo magisterial y los peores resultados es donde están los pobres. Las elites configuraron un sistema paralelo más clasista cada vez, no solo en la educación superior sino en todo el sistema, que no resolvió el problema de formar grandes dirigentes, investigadores o innovadores. Sigue el gran problema de la innovación tecnológica. En la UNAM se hace el 40% o 50% de la investigación científica del país, pero su relación con la innovación, la economía y la industria es muy pobre. Históricamente el empresario se fue por la vía fácil de la compra de tecnología importada. Ahora está el problema serio de que nuestros chicos cruzan la educación básica con una carga de ineficiencias muy fuerte que repercute en la educación media y superior. México es el país con menos jóvenes en educación superior de Latinoamérica. Además está el poder concentrado y el abuso del poder de Gordillo y sus socios. Esto se puede corregir y de hecho se corrigió. Veremos el juicio, pero no es que de un golpe mano se resuelven los objetivos y las estrategias. Está claro que no hay opción a la educación pública. Todo lo demás son supercherías. América Latina tiene que replantearse la educación de nuevo, como los clásicos, que la consideraban un bien público insustituible y fundamental para la fundación de una república. Aquí se confunde cobertura con calidad, y eso es un error garrafal. Además hay muchos adultos que no terminaron la primaria o son analfabetos. Los llamados rezagados educativos llegan a ser 20 o 25 millones de mexicanos.

P: -¿América Latina sufre la enfermedad holandesa?

R: -A mí me preocupó cuando ocurrió en Holanda y los holandeses se echaron a dormir porque tenían sus rentas del gas. Pero antes de descubrirlas ya tenían una estructura productiva y cuando despertaron del sueño seguían teniendo esa estructura. En Latinoamérica la bonanza petrolera que no termina permitió que el Gobierno mexicano no se plantee en serio una necesaria reforma fiscal. Siempre habrá petróleo, dicen los políticos cínicos, y Pemex es la palanca para contratar crédito en el exterior. En el Cono Sur está la lucha por la renta que traen consigo las materias primas. La pregunta es si, a diferencia de hace un siglo, los países tienen capacidad de usar esa renta para la diversificación de la producción y la redistribución social. Creo que ahora hay más capacidad institucional y política. En México, Brasil y Argentina hay capacidad instalada que se puede usar.

P: -¿Pero México, con más exportaciones industriales que los países del Cono Sur, también sufre la enfermedad holandesa?

R: -En sus recursos fiscales México tiene una gran presencia del petróleo. Pero sí usted tiene razón en que en realidad México es un gran exportador industrial. Sí y no. Sí lo es si se ven las estadísticas en bruto del comercio exterior y no lo es si se ve el valor agregado de las exportaciones. Es producto de la maquila, con poco valor agregado nacional. Lo que se exporta se había importado previamente. Es una diferencia importante, no desdeñable, que debe mencionarse. Ahora espero que no sea un veranito, pero se ha dado un cierto avance en la integración automotriz y renació la industria de las autopartes, y eso implica mayor valor agregado que lo que trajo el boom del TLC (tratado de libre comercio, en referencia al de América del Norte). Mientras no haya política industrial, el caso seguirá así: cifras que sorprenden y entusiasman y una industria muy frágil.

P: -Algunos medios de comunicación internacionales plantean que México está convirtiéndose en el nuevo modelo económico de Latinoamérica ante el bajo crecimiento de Brasil. ¿Comparte esa visión?

R: -Son ocurrencias de los medios. No sé si son producto del ocio o el aburrimiento, o iniciativas bien montadas, como la de Goldman Sachs que inventó a los BRIC (Brasil, Rusia, India y China). The Economist nos puso en la vitrina internacional, pero yo no pienso que seamos modelos de nada.

P: -¿Qué otro país es modelo entonces?

R: -No creo que haya modelos. Sí perspectivas y estrategias que tienen grandes componentes idiosincráticos, histórico-nacionales. Nosotros somos un país grande y con muchos pobres y con una gran frontera con el país más rico del mundo.

P: -Usted antes elogió a Argentina, Brasil, Bolivia y Ecuador…

R: -Son países para estudiar. Aquí en México se aprecia que Brasil haya mantenido la idea de una política industrial, con un Estado con capacidad de intervenir con el BNDES. Nosotros dejamos nuestro banco de desarrollo. El caso de Brasil es estimulante y sugerente porque en la euforia globalista el Estado puede intervenir. Esto no solo es indispensable para nuestros países sino para todos los países. La pregunta es si esas capacidades son recuperables o hay que construirlas de cero, lo que tiene más complejidad.

P: -¿Y Argentina? En una reciente entrevista, el economista keynesiano chileno Gabriel Palma decía que, junto con Venezuela, eran los dos países latinoamericanos con “problemas serios reales hoy día".

R: -Yo no tengo una opinión tan contundente. Pero sí creo que las dificultades monetarias de Argentina reaparecen con una diferencia de cinco años. Son problemas proverbiales, pero no sé si hablar de crisis. Hasta ahora Argentina venía creciendo hasta hace dos años. Los medios como EL PAÍS no la destacaban entre los países que más crecían, pero era así.

P: -No es mi caso.

R: - Ojala que no surjan en Argentina situaciones del pasado en cuanto a la inflación y el desorden.

P: -Usted alerta también por el hambre en Latinoamérica…

R: -El tema del hambre en Latinoamérica no es un problema de producción. La FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) lo demostró. Entre Brasil y Argentina nos pueden alimentar a todos. Pero hay problemas de capacidad de compra, distribución y prevención de situaciones extremas y extraordinarias. Hay mala distribución del ingreso, mal empleo, también problemas institucionales para distribuir con oportunidad los bienes necesarios. Incluso en México es así. México también tiene sus particularidades porque so pretexto del libre comercio se desatendió la agricultura para la alimentación, confiando en la producción de granos de EE UU. La primera llamada de atención fue de (George W.) Bush, cuando decidió el uso del maíz para usos energéticos. Entonces hubo una subida de precios e incluso falta de abasto. En México, que no es un país agrícola, por la vía de la política podemos asegurar el abastecimiento básico y llegar a la seguridad alimentaria. Ni qué decir en Brasil, Argentina y Uruguay.

P: -El índice Dow Jones se ha recuperado de la crisis financiera iniciada en 2007. ¿Cree que es señal de que la economía mundial mejorará?

R: -No lo veo así. El efecto inmediato del secuestro presupuestario de EE UU puede afectar el 1,5% de su PIB. Eso nos va a afectar, sobre todo en el norte de México, donde está el grueso de la industria exportadora. Si la UE se mantiene estancada por mucho más tiempo, las tormentas financieras se unirán a los problemas comerciales y nos replantearán la adscripción al sistema internacional. Los acuerdos y planes que se hacen desde 2008 han encontrado serios problemas para desplegarse al nivel internacional. No hay acciones internacionales.

P: -¿Y por qué sube el Dow jones?                            

R:- Todo lo que sube baja. No es un indicador de salud económica. Como tampoco es indicador de desplome general en caso de una caída.

El Pais (Es) (España)

 


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