La ciudad portuaria somalí de Kismayo se enfrenta en los últimos días a una preocupante crisis política, después de que dos históricos «señores de la guerra» reclamen para sí la presidencia de la región de Jubalandia, una región de la desmembrada de Somalia y ubicada en el Cuerno de África.
A finales del pasado mes de abril, una delegación encabezada por el infame líder militar Bare Adan Shire «Hirale» se dirigía a este enclave estratégico con el objetivo de hacerse con sus pingües beneficios: Desde que el pasado mes de septiembre fuera expulsada la milicia islamista de Al Shabab, en la localidad de Kismayo, los enfrenamientos por controlar las exportaciones de carbón desde la capital regional de Jubalandia hasta los países del Consejo de Cooperación del Golfo han sido constantes.
No en vano, solo en 2011, y desde este puerto a orillas del Índico, Al Shabab generó -según fuentes gubernamentales- más de 25 millones de dólares (un incremento cercano al 50% con respecto al año anterior) gracias al tráfico de este material.
Aunque en esta cruzada por Jubalandia no es el único actor interesado. Su principal rival es Ahmed Madobe, líder del grupo paramilitar Ras Kamboni, quien hace unos días era elegido presidente de forma oficial por 495 delegados pro gubernamentales. Sin embargo, «Hirale» ha disparado los rumores sobre el interés regional de crear un Gobierno autónomo en la zona.
Otros ejemplos
El espejo en el que mirarse serían las regiones de Puntlandia o Somalilandia, dos estados semi-autónomos cuya administración política camina de forma independiente desde hace más de dos décadas, aunque no han sido reconocidos por la comunidad internacional.
En este sentido, la región de Jubalandia y su capital Kismayo servirían como «tapón» a países vecinos, como Kenia, frente a los rebeldes de Al Shabab, que operan al sur del país.
