Miembros de la fuerza policial encargada específicamente de custodiar el simbólico cuartel general de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos han escuchado en torno a media docena de descargas procedentes de la zona del aparcamiento sur.
Posteriormente, se han podido comprobar algunos daños menores en una de las fachadas pero sin penetración en el interior del recinto, que antes y después del 11-S ha venido siendo reforzado con materiales y ventanas capaces de resistir ciertos ataques.
Agentes del FBI, investigadores militares y fuerzas policiales locales se encuentran trabajando en este caso, siguiendo posibles pistas en torno a una cercana autovía, la interestatal 395. Durante la mañana se han podido ver a filas de agentes uniformados registrando palmo a palmo en busca de casquillos. Además de especialistas en balística calculando trayectorias.
Las pesquisas abiertas también se concentran en aclarar si existen conexiones entre este incidente y otro tiroteo similar registrado contra el Museo Nacional de los Marines. Ese ataque, perpetrado este domingo cuando el centro de exposiciones se encontraba cerrado al público, ha causado daños estimados en unos 20.000 dólares. Con impactos de bala, posiblemente procedentes de un rifle, concentrados en la fachada de cristal cercana a la carretera interestatal 95, a su paso por la localidad de Triangle, Virginia, y en las cercanías de la famosa base militar de Quantico.
En los últimos años, el Pentágono -como la Casa Blanca y la colina del Capitolio- se ha convertido uno de los edificios más vigilados en Washington. Con medidas de seguridad todavía más estrictas desde que el pasado mes de marzo, un "rambo" intentó abrirse paso a tiros en la puerta principal. Justo al término de la jornada laboral regular de los miles de militares y civiles que trabajan en la sede el Departamento de Defensa. El perturbado asaltante consiguió herir a dos agentes antes de resultar muerto.