En un vano afán por explicar su irracional postura, los ayatolas del Tea Party alegan que la reforma sanitaria no es una idea “americana” sino que forma parte del programa bolchevique de Obama para convertir a Estados Unidos en un país “socialista al estilo europeo”.

Este tipo de formulaciones disparatadas apelando a la teoría de la conspiración antinorteamericana no son nuevas. En 1938, la Cámara de Representantes creó un Comité de Actividades No-Americanas cuyo objetivo central era denunciar a quienes a juicio del Comité eran sospechosos de conspirar con el enemigo soviético contra la patria. Los efectos reales de la cacería de brujas fueron devastadores para los sindicatos independientes, la academia, el gobierno y la industria cinematográfica en Hollywood.

En 1940, y ya con la Segunda Guerra Mundial encima, un grupo de parlamentarios ingleses de extrema derecha intentó convencer al primer ministro Winston Churchill de proscribir al Partido Comunista inglés con una teoría semejante a la del Comité estadounidense. Lejos de intimidarse, Churchill, el furibundo anticomunista, les respondió: “Según entiendo, los miembros del Partido Comunista inglés son todos ingleses, y yo no le tengo el más mínimo temor a ningún ciudadano inglés”.

Afortunadamente, HelpAge International, en colaboración con Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud, la OIT y la UNICEF, recién publicó el Primer Índice Global de Vigilancia del Envejecimiento, que nos permite hacer comparaciones reales sobre los estándares de vida en los dos continentes. El estudio se realizó en 91 países que fueron clasificados en función de cuatro factores: seguridad de ingresos (incluida pensión, ingreso per capita, tasa de pobreza), estado de la salud (bienestar médico, expectativa de vida a los 60 años y bienestar psicológico), empleo y educación para mayores de 60 años, y bienestar social (relaciones sociales, libertad cívica, seguridad física y acceso a transporte público seguro).

Para sorpresa de los radicales de derecha estadounidense que despotrican contra el “socialismo europeo”, Suecia es el país donde las personas se labran un mejor porvenir y donde mejor viven los ancianos. Noruega ocupa el segundo lugar, seguido por Alemania y por Holanda. Cuatro países europeos en los que la izquierda y la derecha se alternan en el poder sin que la alternancia se vuelva perceptible. El quinto lugar en bienestar lo ocupa un país en Norteamérica, Canadá, a la que le siguen Suiza y Nueva Zelanda. Cabe mencionar aquí que en todos los países que ocupan los primeros siete lugares hay un sistema de salud universal. Es decir, no hay ciudadano que no tenga derecho a recibir atención médica.

Estados Unidos ocupa el octavo lugar en el índice. Un hecho positivo que evidencia que a pesar de la desmedida influencia actual de los ayatolas del Tea Party, el país tiene tal pujanza, ingenio, creatividad y solidaridad que permanece entre los primeros diez lugares en materia de bienestar para sus adultos mayores de edad.

En América Latina, los datos no son muy alentadores. Pues si bien Chile se defiende ocupando el lugar 19 y Panamá no está mal colocándose en el lugar número 30, Colombia ocupa el 54, México el 56 y Venezuela el 61, lugares que dada la riqueza natural de los tres países, no deberían ocupar.

A la hora de escribir este artículo continuaba la cruzada ideológica republicana y no se sabía para cuando el gobierno estadounidense retomaría sus funciones. Ojalá que en esta época de ocio, los ayatolas del Tea Party leyeran el Índice Global aquí citado para que se percataran que el “socialismo europeo” que tanto critican debería ser la aspiración natural de quienes desean lo mejor para sus gobernados.