La IOEA encuentra vehÃculos militares rusos dentro de la planta y justifica de manera surrealista la trayectoria de los misiles, que sugiere que fueron lanzados desde el lado ocupado por Moscú.
La visita de los inspectores de la Organización
Internacional de la Energía Atómica a la central de Zaporiyia está dejando
imágenes que, de no ser trágicas, serían cómicas. Tal es la impunidad con la
que actúa el régimen ruso que le da igual que estos sorprendidos expertos se
encuentren con vehículos militares y munición rusos dentro de las salas de
turbinas de la instalación atómica tras semanas de haberlo negado públicamente.
No se han molestado ni en disimularlos.
En la misma visita, los inspectores trataron de
contrastar quién ha atacado la central, algo de lo que Rusia y Ucrania se
acusan. Uno de los misiles que ha quedado clavado en el terreno sin estallar
deja claro, por el ángulo de penetración en la tierra, que ha sido lanzado
desde el lado ocupado por los rusos, pero un hombre de traje azul, el enviado
de Moscú a la central, se empeña ante las cámaras y con grandes aspavientos en
convencer a los expertos de que, en realidad, el misil ha caído del otro lado pero
ha quedado así por la inercia. Los inspectores tomaban ayer buena nota en sus
apuntes y hacían sus fotos ajenos a tan surrealista explicación.
Como ayer siguieron los mismos bombardeos en las
inmediaciones de la central, que la propaganda rusa se empeña en adjudicar a
Ucrania con explicaciones como la del señor del traje azul, los trabajadores de
la central apagaron su reactor número cinco, o sea, uno de los dos que aún
seguía funcionando. Ahora sólo opera un reactor de los seis disponibles.
Desde que los miembros de la OIEA salieron de Kiev hacia
Zaporiyia están sometidos al manual que usa Moscú en este tipo de visitas que
ya vimos en Bucha: primero se niegan los crímenes ampliamente documentados,
luego se exige una investigación independiente y, cuando esta se aprueba, Rusia
la hace descarrilar. Ayer esta misión estuvo a punto de hacerlo cuando la ruta
hacia la central, ya en zona ocupada, fue bombardeada, lo que se tradujo en un
retraso de tres horas. Rafael Mariano Grossi, director de la OIEA, junto a su
equipo, decidieron seguir adelante.
Ya en la central, Grossi aseguró que una delegación de
cinco personas iba a estar de forma permanente en las instalaciones, además de
asegurar que la integridad de la central había sido "violada" en
varias ocasiones. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reaccionó airado
a las primeras conclusiones de la visita. Para el mandatario ucraniano,
"la clave de lo que debería suceder es la desmilitarización del territorio
de la planta. Este es exactamente el objetivo de los esfuerzos ucranianos e
internacionales", advirtió al saber que los rusos no pensaban dejar la
central.
Además, Zelenski reaccionó a una promesa que no se ha
cumplido: "Cuando me vi con el señor Grossi y la OIEA en Kiev pactamos que
la misión debía ir acompañada de periodistas internacionales para documentar lo
que pasa allí. Por desgracia, los rusos no permitieron entrar a estos
periodistas independientes pero sí a un grupo de sus propagandistas. La OIEA ha
fallado al periodismo independiente".
Como han indicado las imágenes de satélite, los rusos han
usado la central de forma repetida no sólo como almacén de material bélico,
sino de lanzadera de misiles, pero ayer el ministro de Defensa de Rusia, Sergei
Shoigu, negó la evidencia: "Declaro que no tenemos armas pesadas en el
territorio de la central nuclear y en las áreas circundantes. Espero que la
comisión del OIEA se convenza personalmente de esto", unas palabras que
Shoigu pronunciaba mientras que los inspectores de la OIEA pasaban junto a los
vehículos militares con la Z pintada en sus laterales aparcados dentro de la
central.