Ayer fue un día agitado en los mercados. La caída del dólar desde posiciones que se daban por seguras extendió el temor de que comienza una fase deinestabilidad. Lasbolsaseuropeas y el Ibex bajaron no sólo por el efecto de un euro fuerte sobre las exportaciones, sino por dudas de que sus subidas han ido demasiado lejos.

JOSÉ MANUEL GARAYOA - BARCELONA

.- Se acabó la tregua en los mercados de cambios. Tras una larga temporada de estabilidad, los mercados atacaron ayer a la divisa norteamericana haciendo que el euro alcanzase en la sesión matinal la cuota de 1,31 dólares. Las bolsas europeas reaccionaron a la baja por el riesgo que supone un euro fuerte para las exportaciones y por dudas propias. El Ibex cayó un 1,28%.

Era la primera vez desde abril del 2005 que el euro se cambiaba por encima de 1,30 dólares y saltaron las alarmas porque, al romperse los soportes técnicos que aguantaban al billete verde, la moneda europea puede ir hasta "1,3570/ 1,3670 dólares", según José Luis Martínez, economista jefe de Citigroup. "Los datos van en la dirección de una mayor fortaleza en la zona euro y una subida del BCE de los tipos de interés", dijo Mansoor Mohi-Uddin, estratega de divisas de UBS. Mientras, los datos de EE. UU. se orientan hacia la debilidad", agregó.

La cifra de 1,5% de inflación en noviembre en Alemania, peor de lo esperado, junto con el último dato positivo de la confianza de los empresarios alemanes, hace pensar a los mercados que Frankfurt subirá el precio el dinero en diciembre hasta el 3,50%, lo que reforzará el atractivo de las colocaciones en euros.

Por el contrario, las perspectivas de un enfriamiento de la economía de EE. UU. y una potencial rebaja de los tipos, combinadas con las preocupaciones por los desequilibrios en su balanza de pagos, introdujeron presión sobre el dólar. El recrudecimiento del conflicto en Iraq también debilitó el billete verde.

Citigroup ha alertado a sus clientes de que diciembre y enero son históricamente los meses mejores para los hedge funds (fondos de alto riesgo) por la alta volatilidad que hay.

Según José Luis Martínez, del City, "el epicentro de la sacudida ayer en los mercados de cambios estuvo localizado en el yen. Durante mucho tiempo, los mercados han estado financiándose en yenes a tipos bajísimos. El resultado ha sido un endeudamiento gigantesco y, paradójicamente, una cierta estabilidad en los cambios. Esta situación tenía que cambiar después de las recientes declaraciones del Banco de Japón a favor de un yen más fuerte". Ayer, el dólar se cambiaba a 115,74 yenes frente a 116,17 la víspera y ahora el mercado ya apuesta porque llegue a niveles de 113/ 114.

Algunos analistas citaron también un informe del banco central de China advirtiendo que los países asiáticos acumulan demasiadas reservas nominadas en dólares (deuda pública americana, principalmente), que fue interpretado como un apoyo al yen y al euro.

De hecho, el banco central chino, que mantiene un billón de dólares en sus reservas, ha confirmado compras recientes de yenes. A su vez, la política de diversificación de reservas en China hizo que el euro alcanzase su récord a finales del 2004, cuando llegó a 1,36 dólares.

No obstante, algunos analistas trataban de relativizar los últimos movimientos de las divisas al haberse producido coincidiendo con la celebración del día de Acción de Gracias en EE. UU., lo que ha supuesto que los mercados americanos permanecieran semiinactivos. "Es un día algo anómalo porque hay poca liquidez y poca gente en los parquets. Habrá que ver si la semana que viene se confirma o no la tendencia", dijo Ian Gunner, de Mellon Bank, en Londres.

En las bolsas europeas, el alza del euro y el resto de las divisas (la libra alcanzó su récord con el dólar en casi dos años y el franco suizo se apreció un 1%) hizo que las acciones retrocediesen a medida que cundía el temor por la evolución de las exportaciones a EE. UU., que representan el 20% de sus ingresos globales. Las compañías automovilísticas, como DaimlerChysler y Volvo, estuvieron entre las más afectadas.

El Ibex 35 retrocedió un 1,27%, influido tanto por el ambiente en los mercados internacionales como por la sensación de los inversores de que la fuerte subida lograda este año, superior al 30%, puede entrar en una fase de volatilidad e incertidumbre.