El documento está lleno de comentarios, como el de las más importantes instituciones relacionadas con el hierro y el acero: ´Una de las razones por las cuales las industrias manufactureras de Estados Unidos florecieron históricamente fue el substancial suministro de gas natural. Esa ventaja no existe más, pues el precio del gas subió dramáticamente. Ésa es la razón para que las empresas manufactureras se estén yendo fuera de Estados Unidos´. (Esto tendría que hacer meditar a quienes están tomando las decisiones sobre el Mutún).

El país que consume 40 por ciento de todo el petróleo del mundo está, por supuesto, preocupado. Pero no está solo.

Aquí, en Sudamérica, también hay muchos nervios provocados por la perspectiva de que los hidrocarburos, al ser cada vez más escasos, sigan subiendo de precio.

Brasil, el mercado más grande y de mayor crecimiento, es escenario de otros gestos de nerviosismo. No sólo están las contradictorias versiones sobre las inversiones de Petrobras en Bolivia, sino también la decisión del gobierno del presidente Lula de poner en marcha la planta de enriquecimiento de uranio en Resende. (Este año, Petrobras deberá pagar 1.500 millones de dólares por el gas boliviano, frente a 700 millones del año pasado, dice O Globo.)

Chile, el país sudamericano con mayor consumo de electricidad per cápita, mira con nerviosismo el calendario. El suministro de gas natural argentino ha dejado de ser seguro. La planta de regasificación de GNL que la British Gas instalará en el golfo de Quintero comenzará a operar en 2009. Y también se habla de energía nuclear.

Argentina se apresta a modificar el sistema tributario para alentar a las empresas a buscar nuevos yacimientos, que reemplacen a los que están en agotamiento. Los precios del gas, y la perspectiva de que sigan subiendo, justifican ya la exploración fuera de costa. Y también se habla de energía nuclear.

Y como factor de mayor nerviosismo, las cosas que dice Hugo Chávez. Un experto brasileño dijo que la idea de construir el megagasoducto desde Venezuela hasta Argentina no pasa de ser un caso de megalomanía. La revista The Economist dice que el proyecto es ecológicamente inconcebible y económicamente inviable.

Pero se habla del megagasoducto. La empresa rusa Gazprom se interesó y eso hace que se mantengan las esperanzas de este ´megalogasoducto´.

Y, al sur, los paraguayos. Dicen los expertos que cada dos años se habla en Paraguay de descubrimientos de gas y petróleo en el Chaco, muy cerca de Bolivia, siempre en vano. Esta vez parece que el motivo era el periodo electoral. Por eso es que los más cuerdos hablan ahora de un gasoducto desde Bolivia.

Habrá que cuidar mucho las reservas de hidrocarburos. La ley 3058 está quedando corta.