El precio de las tierras aptas para el cultivo del maíz en Argentina subió el año pasado 27 por ciento, en Indiana 16 por ciento, en Idaho 35 por ciento. Es que ha llegado la revolución del etanol, que deberá reemplazar a los hidrocarburos en todo lo que sea posible.
Esta tendencia produce noticias similares en Australia o en Perú, mientras ha convertido a Brasil en una potencia mundial, la Arabia Saudita del etanol. Los costos de producción de alcohol de caña de azúcar en Brasil son de solamente 20 centavos de dólar por litro, menos que el costo de producir un litro de petróleo.
Ésta es la realidad que el presidente George W. Bush ha interpretado oportunamente para hacer su propuesta de reducir la dependencia de su país del consumo de hidrocarburos. Y es lo que lo impulsó a llegar a América Latina con la noticia de que tiene la fórmula para reducir la pobreza, creando empleos.
En efecto, un estudio hecho por el BID estableció que si México reemplazara 10 por ciento su consumo de petróleo ahorraría 2.000 millones de dólares por año pero, además, crearía 400.000 empleos.
La fórmula parece perfecta para el Presidente estadounidense. Le permite pensar en reducir las compras de petróleo venezolano pero además sospecha que así sean menos los mexicanos que quieran entrar a Estados Unidos.
Hugo Chávez no ha entendido la magnitud del mensaje que trajo Bush a la región. Quiso confrontarlo con clichés antiimperialistas, pero le resultó imposible frenar la carrera que ya está lanzada hacia la producción del etanol en la región. Chávez quedó como un mensajero del pasado, del pasado petrolero, en esta su ruidosa confrontación. Y Chávez perdió, porque hizo que se supiera que su popularidad en la región es tan baja como la de George W. Bush, es decir casi nula.
La empresa norteamericana Maple acaba de comprar tierras en Perú y hacer una inversión por 120 millones de dólares para producir caña de azúcar. La idea es producir y exportar de inmediato a Estados Unidos 120 millones de litros de alcohol a través de un gasoducto que está en desuso.
La intención es llegar a los 400 millones de litros en una segunda etapa. Sólo para comenzar se crearán 3.200 empleos.
La ventaja del Perú y de otros países de la región es que pueden exportar alcohol a Estados Unidos con arancel cero. Es una ventaja que no tiene Brasil, pues su alcohol debe pagar la sobretasa aplicada por el Gobierno de Estados Unidos para proteger a sus productores. Ése fue el planteamiento más firme que hizo Lula a Bush el jueves y viernes.
En Bolivia todavía nadie ha mencionado el tema del etanol y sólo se ha aludido a un proyecto de producción de biodiesel por parte de Petrobras.
En la confrontación Bush-Chávez, Bolivia estaba a punto de tomar partido por Chávez, pero el presidente Evo Morales optó, a último momento, por no llegar a la cancha de Ferro de Buenos Aires donde se estaba realizando la concentración anti-Bush presidida por el venezolano.
Habrá que esperar que el presidente Morales se haya percatado de que Bolivia tiene grandes posibilidades en la era del etanol. Y que al país no le conviene casarse con la corriente petrolera cuando ha surgido el combustible alternativo.
*Humberto Vacaflor G. es periodista
