Además, Argentina pagará 11 por ciento por los bonos, más del doble de lo que pagaba al FMI. A raíz de ese detalle, la revista dice que Chávez es el “Drácula alternativo” de Kirchner. Alude al hecho de que cuando Argentina se deshizo de sus deudas con el FMI, Chávez dijo que el organismo estaba actuando como un Drácula con Argentina. Pues bien, ahora Chávez es el Drácula alternativo de Argentina. Se queda con un litro de sangre, al menos.

Y hay más. Los bonos argentinos los vende Chávez a los bancos venezolanos, que deben comprar los dólares en el mercado negro, donde cuestan el doble. A propósito de esos negocios, la revista dice que está surgiendo en Venezuela una nueva oligarquía, los “Boligarcas”.

Ahora Chávez llegó otra vez a Bolivia. Pocos saben que la deuda de Bolivia con Venezuela era de cinco millones de dólares en diciembre del 2005 y ahora está cerca de 50 millones. En diciembre del 2006 había llegado a 33 millones. Quién sabe qué montos formen parte de esta nueva deuda externa boliviana.

Sabe hacer negocios el hombre. Ha organizado, de urgencia, una cumbre de tres, sólo para contrarrestar la gira que estaba haciendo Lula da Silva en el Caribe para vender la idea del etanol. Chávez mostró que él también tiene amigos en el barrio de Lula. Quizá no sean repúblicas bananeras como las que visitó Lula en Centroamérica y el Caribe, pero los presidentes de Bolivia y Argentina se portaron muy serviciales y obedientes.

Kirchner aceptó construir una planta de regasificación para recibir un gas licuado que Venezuela todavía no produce, ni piensa producir a corto plazo. Y Evo Morales aceptó llamar “industrialización del gas” a una planta separadora que se construirá en el Chaco tarijeño, idéntica a las que existen junto a los yacimientos en explotación.

Y los dos, Morales y Kirchner, quizá para satisfacer al amigo del Orinoco, hablaron contra Petrobras. Los dos dijeron que si Petrobras no invierte de inmediato en los campos que tiene a su cargo en Bolivia, tendrá que irse.

Kirchner llegó a decir: “Querido Evo, mi teléfono va a estar esperando tu llamado. Si estos empresarios que tienen que cumplir no cumplen ya sea Petrobras, Repsol o quien sea, levantá el teléfono que los argentinos vamos a venir a invertir contigo para generar la producción que corresponde para abastecer el Gasoducto del Nordeste”.

Un día antes, un misterioso maletín con 800 mil dólares había llegado a Buenos Aires desde Caracas, portado por un funcionario de Chávez. Una platita que le hubiera caído muy bien a la campaña de Cristina Kirchner. Pero fue decomisado. De todos modos, estaba la intención de ayudar.

Si Enarsa tuviera todo el dinero que Kirchner ofrece volcar en Bolivia, tendría que invertirlo en territorio argentino, donde está llegando una de las peores crisis energéticas. Podría reemplazar las inversiones petroleras que él mismo ahuyentó con una política de congelación de precios, que ahora casi congela a los argentinos.