Park Geun-Hye se ha convertido esta mañana en la primera mujer que dirigirá los destinos de Corea del Sur, al jurar su cargo como presidenta del país para los próximos cinco años.

Lo ha hecho en una ceremonia celebrada en el exterior del parlamento que ha sido seguida por unas 70.000 personas y que se inició con la actuación del cantante Psy y su Gangnam Style y una salva de veintiún cañonazos.

En su primer discurso como líder del país, esta política conservadora de 61 años centró su intervención en las relaciones con Corea del Norte y en la economía.

La nueva presidenta, hija del dictador Park Chung.Hee, que dirigió el país durante diecisiete años hasta que fue asesinado en 1979, se ha mostrado firme con el régimen de Pyongyang, al tiempo que le ha invitado a construir unas “relaciones basadas en la confianza”.

Park Geun-Hye ha condenado la prueba nuclear norcoreana y la ha calificado de “desafío a la supervivencia y al futuro del pueblo coreano” y ha advertido al líder del país vecino, Kim Jong-Un “que no se equivoque, que la principal víctima es la propia Corea del Norte”. Y ha advertido, que “no toleraré acción alguna que pueda amenazar las vidas de nuestro pueblo y la seguridad de nuestra nación”.

No obstante, la nueva presidenta de la cuarta economía asiática ha expresado su voluntad de impulsar un diálogo con el régimen comunista de Pyongyang que genere una “nueva era de confianza”.

Además de hablar de las relaciones con el aislado vecino del norte, Park Geun-Hye ha dedicado buena parte de su discurso a la economía. Ha insistido en su voluntad de reducir la brecha de ingresos para ampliar la clase media surcoreana y ampliar las prestaciones sociales, así como su intención de favorecer al desarrollo de las pequeñas y medianas ante los grandes grupos industriales.

La nueva presidenta ha subrayado asimismo que su Gobierno se esforzará en construir “una economía creativa”, en torno a la ciencia, la tecnología y la tecnología de la información, “unos ámbitos que considero prioritarios”, ha afirmado Park Geun-Hye ante la multitud que ha seguido la ceremonia de su investidura, de dos horas y media de duración, en el exterior del Parlamento surcoreano.