La administración del Presidente Kirchner se encuentra, según algunos analistas, en el “período teflón”. Es decir, nada se le pega.

Se podría enumerar una centena de hechos y circunstancias que mancharían a cualquier mandatario. Sin embargo, Kirchner sale airoso, igual que las sartenes de teflón frente a las grasas y aceites mas saturados. 

1. La paliza electoral de su aliado político Rovira en la Provincia de Misiones,
2. La desastrosa y deficitaria gestión de Felipe Solá, en la Provincia de Buenos Aires
3. La expulsión del otrora aliado Aníbal Ibarra,
4. La patética performance de Rafael Bielsa como canciller que derivó en un conflicto de proporciones con Uruguay (nuestro principal aliado histórico).
5. La crisis energética (negada tantas veces como se cortó la luz)
6. El fracaso del control de precios. (Con el 50% del índice controlado, la inflación es una de las mas elevadas del mundo)
7. La crisis de la seguridad y otros servicios públicos como salud y educación que pese al crecimiento, no mejoran.
8. La sub-ejecución del plan de obras públicas (denunciado por Diario Perfil)
9. La política fiscal ficticia por la cual sin retenciones ni impuesto al cheque sería tan deficitaria como los noventa
10. El hecho que la deuda pública aumente pese al mayor default de la historia.
11. La inconsistencia entre un tipo de cambio elevado y salarios reales bajos.
12. La política exterior fabricante de enemigos (cuando no de papelones)

A qué se debe la fortaleza del “período teflón”. Un extraño coctail de

• Crecimiento económico:  empujada por el mundo, la Argentina creció al 8% en los últimos cuatro años.

• La ausencia de pasión en los dirigentes opositores. Perseguidos por las encuestas jamás señalan un error sin la autorización de los sondeos.

• El manejo poco democrático de la publicidad oficial.

• No debe soslayarse la capacidad de liderazgo del Presidente Kirchner, que en una cancha fácil, muchas veces juega como quiere. Un dato no menor es que cuando la cancha se embarró, perdió y por goleada (Misiones)

Cabe preguntarse si los rumores que sostienen que Kirchner no se postularía a una reelección en octubre son ¿un presagio del fin del período teflón o un nuevo globo de ensayo con el cual engaña a los desapasionados opositores?