Narcotraficante, paramilitar y en los últimos tiempos aliado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sus otrora enemigas, para el tráfico de cocaína, Guerrero fue un compendio viviente de los males que aun asuelan a su país.

Su cadáver no fue identificado plenamente hasta hoy, aunque fue abatido el 25 de diciembre.

Murió con el cuchillo "con el que degollaba a sus víctimas" en las manos, subrayó Santos, quien fue especialmente duro al referirse al "narcoparamilitar" muerto.

Desde muy joven se vinculó a la delincuencia por medio del grupo de paramilitares que delinquían con el narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, alias "El Mexicano", que fue jefe "militar" del desarticulado cartel de la cocaína de Medellín y murió en 1989.

Tras la caída del capo, se unió a los paramilitares que se abrieron paso en el departamento de Guaviare y a finales de los años 90 ya comandaba el Frente Héroes del Guaviare, que libraba una guerra sin cuartel contra las FARC, según recuerdan hoy los diarios colombianos.

Con el tiempo se unió al Bloque Centauros, otro grupo de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización paramilitar de extrema derecha formada por los hermanos Carlos y Vicente Castaño.

Con los "Centauros" actuó en los departamentos de Meta, Guaviare, Vichada y Casanare para controlar el tráfico de drogas en la zona de los Llanos, una actividad que siempre estuvo detrás de sus acciones de violencia.

A "Cuchillo" se le consideraba uno de los responsables del asesinato de Miguel Arroyave, jefe paramilitar en los Llanos, registrado en 2004.

Según los relatos de algunos ex paramilitares, "Cuchillo" lo asesinó para quedarse con el control de las rutas del narcotráfico.

"Cuchillo" fue uno de los últimos jefes paramilitares en acatar la desmovilización de las AUC en 2006, en virtud de un proceso emprendido con el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010).

Se entregó con armas y hombres, 1.765 exactamente, pero enseguida volvió a las andadas con la creación del Ejército Revolucionario Popular Anticomunista (ERPAC), una banda criminal dedicada al narcotráfico con actividad principalmente en áreas rurales de las localidades de San Martín, Puerto López y Puerto Gaitán, en el Meta.

Según un informe del diario El Tiempo, en septiembre de 2009 esta banda ya contaba con 1.100 hombres.

Era "un bandido con un largo historial de criminalidad en todas sus fases. Tenía mas de 15 órdenes de captura, se le atribuyen mas de 3.000 muertos y era uno de los responsables de masacres" en el país, aseguró hoy Santos.

La Justicia de Estados Unidos también reclamaba a "Cuchillo", que se había forjado una leyenda de "inalcanzable", según reconoció Santos, debido a su habilidad para evadir el constante acecho policial.

En marzo de 2010 la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de EEUU incluyó en su "lista negra" de narcotraficantes a Pedro Oliveiro Guerrero y a Daniel Barrera Barrera, "El loco Barrera", y los vinculó a las FARC, las otrora enemigas de "Cuchillo".

La banda de "Cuchillo" es parte de la "nueva geografía" del narcotráfico en Colombia, producto de una reorganización para compensar la competencia mexicana en el mercado de EEUU, según la ONG Corporación Nuevo Arco Iris.

Los grupos narcoparamilitares, a los que el Gobierno colombiano llama "bandas criminales emergentes", "se están consolidando en carteles con ejércitos capaces de controlar rutas y territorios", según dijo recientemente Claudia López, analista de la ONG.