Aun así, se espera que la cita sirva para pacificar el país recomponiendo algunos de los pedazos del roto que supuso el fin de la última tregua y la posterior intensificación de la ofensiva oficialista para retomar Alepo, que sólo esta semana ha dejado allí más de 150 muertos.

Un comunicado ruso anunció el encuentro. "Querríamos tener un encuentro en formato pequeño, una discusión de tipo negocios, no otro debate tipo Asamblea General", explicó el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, a CNN. El político incluyó en las conversaciones previstas a Rusia, EEUU, Turquía, Arabia Saudí, Irán y Qatar. Washington confirmó la participación de su secretario de Estado, John Kerry, pese a haber suspendido recientemente sus contactos bilaterales con Moscú.

El portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, supeditó la recuperación del diálogo con Rusia a que esta "probara que es capaz y está dispuesta a adoptar pasos extraordinarios, significativos para cumplir con las mismas obligaciones que acordaron en Ginebra" para la hoja de ruta previa a la tregua. Paradójicamente, el ministro de Defensa ruso, Sergei Lavrov, aclaró que no aportará nuevas fórmulas al diálogo del sábado, sino que incidirá en la necesidad de ajustarse a lo pactado en dicha hoja de ruta.

Lavrov también sentenció este viernes que no "tengo especiales expectativas" con el resultado del debate multilateral sobre Siria. Algo que tiene en común con otros países. Una fuente diplomática francesa ha reconocido a la agencia France Press que "vistos los resultados de los esfuerzos previos, francamente, soy escéptico sobre los venideros". La semana pasada Rusia vetó una propuesta de resolución franco española en el Consejo de Seguridad de la ONU para reducir la violencia en Alepo.

Una de las propuestas que podría concretarse en la cita de Lausana es el establecimiento de una tregua temporal de carácter humanitario. Una serie de organizaciones entre las que hay Save the Children, Oxfam, el Consejo Noruego de Refugiados y el Comité de Rescate Internacional han pedido, en un comunicado conjunto, "un alto al fuego de al menos 72 horas para Alepo". "Esto permitiría evacuar a enfermos y heridos, e introducir comida y ayuda médica en la zona asediada", justifica el texto.

Conversaciones "más enfocadas y productivas"

EEUU acusó a Rusia de violar los términos del alto al fuego al atacar un convoy con ayuda humanitaria. Rusia acusa a EEUU de no facilitar el desmarque de la oposición moderada de la yihadista. "Las naciones que se ha previsto reunir en Lausana, las más influyentes en suelo sirio. Esperemos que este formato más reducido lleve a conversaciones más enfocadas y productivas, porque Siria realmente las necesita", explica Aron Lund, asociado a la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.

La situación es especialmente urgente en Alepo. La ONG Médicos Sin Fronteras ha denunciado que este viernes bombardeos rusos y sirios han golpeado cuatro centros sanitarios y una ambulancia en el este de la urbe. Hirieron a dos médicos. MSF ha denunciado que al menos 321 niños han resultado heridos en esta zona durante las últimas tres semanas. Unicef ha denunciado esta semana la muerte de cinco niños en escuelas de áreas oficialistas, por fuego atribuible a grupos armados alzados.

Rusia y EEUU firmaron una hoja de ruta en Suiza el pasado 9 de septiembre. Esta decretaba un cese de hostilidades y un plan para permitir la entrada de ayuda humanitaria en las zonas asediadas, principalmente el este de Alepo, un área opositora donde viven unos 250.000 civiles. La tregua se sostuvo con pinzasdurante una semana, y la ayuda humanitaria apenas circuló por reticencias del ejecutivo damasceno. El 19 de septiembre el plan se vino abajo y la guerra arreció en Alepo.

Sobre la mesa de Lausana habrá dos partidarios del gobierno sirio contra al menos cuatro países pro opositores, aunque con políticas divergentes y hasta contradictorias sobre la resolución del conflicto. Saudíes y qataríes han orientado su provisión de armas hacia los grupos más extremistas; EEUU ha rechazado un choque directo con el régimen y se ha centrado en luchar contra el Estado Islámico. Turquía, aunque apoyo opositor, ha templado su crítica a Damasco.

"Es natural que Turquía oficialmente no hable de su cambio de estrategia en Siria. No esperemos que cambien su posición muy rápido. Sin embargo, podemos detectar un cambio en cómo ven Siria, tanto en la práctica como en discusiones bilaterales", explica al medio Al Monitor, una fuente diplomática iraní. Uno de los ejemplos más palpables de este cambio ha sido el mutismo de Ankara ante los bombardeos a varios hospitales alepinos perpetrados por fuerzas asadistas durante las últimas semanas.

Por el contrario, Occidente, aunque en ningún momento ha mostrado su intención de adoptar medidas militares, sí ha incrementado sus denuncias contra el gobierno del presidente Bashar Asad. John Kerry declaró hace una semana que los ataques contra instalaciones médicas deberían ser investigados como crimen de guerra. El presidente galo François Hollande y el ministro de Exteriores británicoBoris Johnson, también han solicitado la apertura de una causa en la Corte Penal internacional.

Mientras el debate internacional sobre Siria sigue su curso, el instigador de las primeras matanzas de civiles que desembocaron en el desastre actual sigue dispuesto a proseguir con sus acciones. En una entrevista con el rotativo ruso Komsomolskaya Pravda, publicada este viernes, Bashar Asad sostiene sobre Alepo que "necesita continuar limpiado esa área para expulsar a los terroristas a Turquía, que vuelvan al lugar de donde vinieron o matarlos. No hay otra opción".

Alepo, fundamental en el puzzle del conflicto

El presidente sirio subraya que "Alepo será un importante trampolín para ejecutar esta acción". Alepo es la segunda ciudad del país y está disputada desde mediados de 2012. Su alto valor simbólico hace crucial la batalla por esta urbe en el devenir final de la guerra. De reocupar todo Alepo, es previsible que Asad extienda sus operaciones a la provincia noroccidental de Idlib, casi toda fuera de su control y en manos de fuerzas alzadas y kurdas.

En un momento de su entrevista con el periódico ruso, Bashar Asad enfatiza que los saudíes intentaron influir en él con algo más que presión militar. Declara que le dijeron: "Si te alejas de Irán y anuncias que desconectas de toda relación con ellos, te ayudaremos". Irán, que mantiene su propia 'guerra fría' con Arabia Saudí, es apoyo clave de Asad. Además de ser uno de sus principales acreedores, Teherán coordina las milicias libanesas, afganas e iraquíes que combaten del lado oficialista en Siria.

Dada la escala global que ha alcanzado la guerra de Siria, en la que se estima que ya han muerto más de 400.000 personas, Asad considera que "lo que hemos visto durante las últimas semanas, quizás meses, es algo más parecido a una Guerra Fría. No sé cómo llamarlo, pero no es algo que viene de ahora, porque no creo que el Oeste y especialmente Estados Unidos hayan cesado en la Guerra Fría, incluso tras la caída de la Unión Soviética".