Quienes piensan como el florentino Maquiavelo dicen que la diplomacia es el arte de fingir.
La
secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, no asistirá a la 42 Asamblea
General de la Organización de Estados Americanos (OEA), programada para los
días 4 y 5 de junio en Tiquipaya (Cochabamba) ¿O qué esperaba usted, lector
ilustrado? ¿Qué dicha señora se arriesgaría a que algunos de los cerca de 30
ilustres asistentes oficiales que han confirmado su asistencia le echaran en
cara todas las culpas de los males de la región?
Nadie
puede llamarse a engaño. Al fin al cabo, quienes piensan como el florentino
Maquiavelo dicen que la diplomacia es el arte de fingir (si es que a esa
asamblea se la pueda llamar “diplomática”). No es pues extraño que la agenda
oficial que anuncia como asunto de primera importancia la seguridad alimentaria
de América sea una ficción que esconde cuestiones no programadas, pero que
seguramente se plantearán, creando situaciones explosivas que podrían
desembocar en la sepultura de la organización panamericana, nacida en virtud de
la Carta suscrita en Bogotá en mayo de 1948. No es pues extraño que Doña
Hillary renuncie a presenciar ese entierro.
Pues
bien, una de esas cuestiones de alto voltaje es el anuncio hecho por Hugo
Chávez, de que su país se retirará de la Comisión de Derechos Humanos, porque
ésta denunció atropellos cometidos o tolerados por el Gobierno venezolano.
Chávez no digirió esta píldora y alentará a que sus amigos bolivarianos sigan
sus pasos, lo que sería como un tiro en el ala de la organización americana.
Con toda
probabilidad, el enclaustramiento marítimo de Bolivia saltará a la palestra.
Los más optimistas sueñan que se repita y consolide la resolución lograda por
Bolivia en la asamblea de 1979 realizada en La Paz, en la que se estableció que
la salida soberana de Bolivia al Pacífico es una cuestión de interés hemisférico.
¡Pero si la Cancillería boliviana no ha dado un paso para motivar a sus
homólogos americanos a que secunden esta propuesta reinvindicativa de Bolivia!
A lo
dicho hay que agregar la reincorporación de Cuba a la OEA, de cuyo seno ese
país fue expulsado en la octava cumbre de la organización americana, llevada a
cabo en Punta del Este (Uruguay) en 1962. El motivo de esta decisión fue la
incompatibilidad del régimen marxista leninista instaurado por Fidel con el
sistema latinoamericano sustentado por la OEA. Aunque, pasados los años, y
pasadas las tensiones de la Guerra Fría, ahora los hermanos Castro no quieran
saber nada sobre la OEA. Sin embargo, la asamblea de Tiquipaya podría ser la
gran oportunidad para que la mayoría de los países latinoamericanos
suscribieran una suerte de desagravio al Gobierno de Cuba
En fin,
los próximos días sabremos si lo dicho hasta aquí tenía algún sentido o fue tan
sólo una más de las especulaciones que se ha hecho sobre la asamblea de
Tiquipaya. Lo cierto será la ausencia de Doña Hillary, lo que es suficiente
motivo para interpretar que el Gobierno estadounidense no quedará satisfecho de
los resultados que se obtengan en el frondoso valle cochabambino.