Borrell adelantó en su paso por Colombia que la ayuda española se elevaría a 50 millones, para animar al resto de aliados europeos.
Muchos millones que al menos sirven para aliviar el
derrumbe revolucionario. "Como europeos lo sabemos muy bien, si hubiéramos
invertido un poco para apoyar la crisis de los refugiados sirios al principio
del proceso no sólo habríamos salvado vidas, sino que habríamos ahorrado
dinero", aseguró hoy Federica Mogherini, Alta Representante europea para
Exteriores, como colofón a la denominada 'Conferencia de solidaridad con los
refugiados y migrantes venezolanos', celebrada durante 48 horas en Bruselas y
organizada por la Unión Europea y Naciones Unidas.
Dos días durante los cuales los dirigentes europeos han
recibido una cascada de cifras y datos de la "realidad dantesca",
como la definió Josep Borrell, próximo sustituto de Mogherini, durante su
visita de hace 10 días a la frontera colombovenezolana. Allí, a pocos metros
del puente que ejerce como embudo de la tragedia venezolana, Borrell adelantó
que la ayuda española se elevaría a 50 millones, para animar al resto de
aliados europeos.
Objetivo conseguido: 120 millones de euros serán
movilizados en los próximos días para asistir a los que huyen del descalabro
chavista. Como Diorelvy, la primera mujer, casi niña, con la que se cruzó el
canciller español en su visita a la casa de salud que atiende a los emigrantes
en la frontera. Una niña de 15 años con su bebé Dylan Andrés, de 21 días, en
sus brazos. A pocos metros, a la sombra de un árbol, su familia esperaba las
atenciones médicas al recién llegado: madre, padre y dos hermanos de 7 y 12
años. Todos ellos llegados desde Cumaná, a 1.200 kilómetros, "para no
morirnos de hambre allá". Pablo Guerrero, el cabeza familiar que durmió
varias semanas en un arroyo seco, buscó durante dos días sin éxito a uno de sus
compañeros. Se lo llevó una crecida provocada por la lluvia. Una gota de agua
en la inmensidad de un océano de dolor.
"Para una conferencia que no es de donantes, este monto
es muy notable", se congratuló Mogherini, aunque los cálculos de Naciones
Unidas elevan hasta 1.200 millones de euros el presupuesto para atender a 4,3
millones de venezolanos de la gran diáspora. Una cifra que ya estaba vieja
incluso antes de empezar la conferencia: la Organización de Estados Americanos
(OEA) teme que para 2020 sean más de 6,5 millones los venezolanos fugados de su
país.
Las cifras de la diáspora
La realidad es más dura sobre el terreno, incluso estos
datos son rebatidos por expertos venezolanos. En los últimos cuatro meses casi
600.000 criollos cruzaron la frontera, pese a los obstáculos que están
surgiendo en cada una de los países. En Colombia, ejemplo mundial de
solidaridad, se cree que dentro de pocas semanas estarán establecidos alrededor
de dos millones de venezolanos. Sólo en Bogotá, según cálculos oficiales, ya
viven 350.000, sin contar los colombianos retornados con doble nacionalidad.
En Ecuador, el Gobierno de Lenín Moreno ha comenzado a
regularizar a los venezolanos que ya viven en el país, alrededor de 400.000, al
igual que en Chile. En Perú rondan el millón y en España (más de 300.000
oficialmente) y Estados Unidos, el medio millón, según los datos del
Observatorio de la Diáspora Venezolana.
Y la ola incontenible que se viene, ya que según la
última encuesta de Hercon el 42,3% de los venezolanos piensan abandonar el país
si Nicolás Maduro sigue al frente del Gobierno. Otro dato apuntala la situación
crítica que sufre el país más rico de la región: el 91,5% opina que el país no
tiene futuro con el 'hijo de Chávez' en el poder.
Las turbulencias económicas de una sociedad que se ha
dolarizado de facto para sobrevivir ha provocado otro fenómeno inédito: las
remesas del exterior ya no son suficientes ante la hiperinflación y la pérdida
de poder adquisitivo del dólar. Pese a que la mitad de las familias ya tienen
al menos a uno de sus integrantes fuera del país, sólo la tercera parte puede
enviar dinero al hogar común. Como no es posible mantenerlos in situ, prefieren
sacarlos e incorporarles a un destino imprevisible.
"La única solución para frenar este deslave
[corriente] humano sin precedentes es el cese de la usurpación. No hay otra
opción", recalcó David Smonlansky, coordinador para la crisis de
emigrantes y refugiados en la OEA.
Desde el aparato de propaganda de la revolución, en
cambio, la crisis es un invento de los países vecinos para robar fondos
mundiales. "Se ha mentido mucho. Nosotros tenemos nuestras cifras y en los
últimos tres años han salido entre 300.000 y 700.000 venezolanos", aseguró
Maduro, quien también ha afirmado que los venezolanos que se van del país de la
"felicidad suprema" lo hacen con entre 5.000 y 10.000 dólares en el
bolsillo.