"Se ha planificado así", ha reconocido el propio Castro. El último congreso, hace tres años y medio, sirvió también como despedida de Fidel, quien falleció siete meses después.

La consolidación de la nueva arquitectura del poder diseñada por Raúl vivirá también otro paso trascendental, con el nombramiento mañana del primer ministro. La Asamblea Nacional del Poder Popular se reúne desde hoy en su cuarto periodo de sesiones con la vista puesta en decretar quién estará al frente del cargo recuperado, que fue eliminado en la Constitución de 1976. Durante casi medio siglo, los dos hermanos Castro concentraron todos los poderes, desde el Gobierno hasta el PCC y las Fuerzas Armadas.

El cambio generacional, ya sin los barbudos de Sierra Maestra, supone también un reparto del poder. El primer ministro se convertirá así en la mano derecha del presidente, se pondrá al frente del Ejecutivo y controlará los distintos organismos de la Administración.

La habitual opacidad oficialista no ha evitado que distintas figuras de la revolución salgan a la palestra como favoritos para el nombramiento, desde el canciller Bruno Rodríguez hasta Lázaro Expósito, cabecilla del PCC en Santiago de Cuba. Dos mujeres también suenan entre los favoritos, la ministra Inés Chapman y Mercedes López Acea, antigua secretaria del partido en La Habana.

Más allá de las quinielas, dos dirigentes surgen con proyección futura: el vicepresidente Roberto Morales y el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, ex yerno de Raúl y todopoderoso director del emporio militar Gaesa.