Las protestas de cocaleros en La Paz contra la apertura de un nuevo mercado de venta de hoja de coca ponen en jaque a los vecinos de Miraflores. La situación tiene numerosas connotaciones políticas y económicas.
Desde hace semanas, la gente de la zona de Miraflores, en
La Paz, vive en la incertidumbre. Los vecinos llevan a cabo marchas pacíficas
para pedir el cese del conflicto entre campesinos cocaleros, cuyas protestas,
habituales desde hace cuatro semanas, están dañando la infraestructura de sus
viviendas, afectadas por explosiones de agentes químicos y dinamita, y han
provocado el cierre de siete escuelas. Las duras intervenciones policiales para
reprimir a los cocaleros han contribuido a recrudecer el conflicto.
¿Cómo se ha llegado a esta situación en un país cuya Ley
General de la Coca, la ley 906, dicta con claridad la comercialización de la
planta? Según esa norma y los convenios internacionales, en Bolivia existen dos
mercados legales para vender hoja de coca. Uno es el de Villa Fátima, en La
Paz, donde opera la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca),
dirigida actualmente por Freddy Machicado. En él venden los indígenas de la
región de Yungas, a dos horas de la capital. El otro mercado legal es el de
Sacaba, en Cochabamba, la región de Evo Morales.
El mercado paralelo de Arnold Alanes
Pero en la capital boliviana ha abierto, con autorización
del Gobierno de Luis Arce, un nuevo mercado de hoja de coca en Villa El Carmen,
Miraflores, cuyo dirigente es Arnold Alanes, afín al gobernante partido MAS.
Los indígenas de Yungas, dirigidos por Machicado,
protestan violentamente contra el mercado de Alanes, que consideran ilegal, y
reclaman su cierre. Para Fernando Salazar Ortuño, docente investigador de la
Universidad Pública Mayor de San Simón, "el mercado paralelo en La Paz es
un movimiento de fuerza política de los productores de Cochabamba. Evo Morales
respalda este mercado privado ilegal", dice Salazar a Deutsche Welle.
Según el investigador, el objetivo último del MAS sería tener el monopolio
total del mercado y la producción de coca en Bolivia.
Una marcha y una vigilia
Así las cosas, el jueves 25 de agosto está convocada una
marcha encabezada por Luis Arce, junto con el vicepresidente boliviano, David
Choquehuanca, y Evo Morales. El Gobierno de Arce y el MAS acusan a la oposición
de buscar la desestabilización del país, y consideran una conspiración el
rechazo a un censo de población, previsto para 2024, y los reclamos de los
cocaleros de Adepcoca contra el mercado paralelo.
Por su parte, los afiliados de Adepcoca preparan una
vigilia ante el temor de que la institución pudiera ser intervenida. Han
convocado a sus bases de las provincias de Los Yungas para viajar hasta La Paz,
con el objetivo de que se unan a la acción. Machicado dice que ellos están
"abiertos al diálogo" y argumenta que su protesta se dirige contra el
Gobierno, "porque es el que viene haciendo funcionar puestos de venta
ilegal, transgrediendo las normas que rigen nuestro Estado".
"El objetivo del Gobierno es generar división"
Para Iván Velásquez, de la Fundación Konrad Adenauer en
Bolivia, todo el asunto tiene numerosas connotaciones políticas. "Por un
lado, están los campesinos afines al MAS que operan en La Paz, junto con los indígenas
del Chapare de Cochabamba, afines a Evo Morales. Por otro lado están los
Yungas, que por este problema han dado la espalda al MAS y al Gobierno".
Con la creación del mercado paralelo, los indígenas que
operan en La Paz quedan divididos. "Por eso la Policía, de alguna manera,
está protegiendo ese mercado paralelo y todavía no hay una determinación del
Gobierno de cerrarlo, porque la división entre los campesinos es lo que le
importa", indica Velásquez. "Y, detrás del tema político, también
está el tema económico", continúa el experto de la Fundación Konrad
Adenauer. "La coca es un producto que tiene un precio sumamente
caro", agrega.
Persisten la pobreza, desigualdad y discriminación a
indígenas
Si alguien pensaba que el hecho de que Bolivia hubiera
tenido un presidente indígena, como Evo Morales, y que el actual ministro de
Economía sea indígena, iba a generar paz en un país compuesto mayoritariamente
por indígenas y campesinos, se equivocaba. "Desde hace más de 15 años, hay
conflictividad. El problema de los cocaleros es muestra de ello. Los temas
relacionados con pobreza, desigualdad, discriminación a los campesinos y a los
indígenas no se han resuelto. No debería haber problemas, pero sucede todo lo
contrario. Hay incluso más, por ejemplo, con los indígenas de Tierras Altas,
que no son ni quechuas ni aymaras, cuyas necesidades están insatisfechas",
dice el experto de la Fundación Konrad Adenauer.
Y, en última instancia, el conflicto cocalero podría ser
la antesala de la vuelta al poder de Evo Morales, muy activo entre los
cultivadores de coca de Cochabamba. "A él le interesa estar presente por
las elecciones que se vienen en menos de un año y medio. Una facción en Santa
Cruz ya lanzó la candidatura de Morales. Eso es una muestra de que, de alguna manera,
ya hay la decisión formal de presentarse a elección", concluye Velásquez.