Al presidente argentino Néstor Kichner literalmente se le está acabando la gasolina. Tras torear una de las peores crisis económicas de los últimos tiempos, ahora debe lidiar con una escasez de combustibles sin precedentes que muchos atribuyen a su falta de previsión.

La insuficiencia de diesel tiene virtualmente paralizado el sistema de transporte de varias ciudades y, como van las cosas, el poco gas que se consigue no alcanzará para hacer funcionar el sistema de calefacción en miles de hogares. Semejante panorama, justo cuando el jueves pasado comenzó oficialmente el invierno, pone a la Argentina al borde del caos y a su presidente en blanco infinito de las críticas.

El problema empezó a hacerse palpable el mes pasado a raíz de una serie de días en los que el mercurio de los termómetros comenzó a marcar temperaturas bajas. La gente encendió entonces la calefacción y, oh sorpresa, el sistema no dio abasto. No había más remedio que echarse a temblar o taparse con mantas.

Eso, que de por sí era grave, se vio empeorado con otros líos similares. Uno de los más serios tuvo que ver con que amplios sectores de Buenos Aires -incluidos los dos barrios más elegantes-, así como siete provincias, se quedaron sin luz de forma intermitente. ¿La razón? "La red de energía tiene una capacidad de 24.000 megavatios y debe abastecer a cerca de 12 millones de usuarios entre hogares, comercios e industrias", escribe Max Seitz de la BBC.

Otra pata que le ha salido a la crisis está relacionada con la falta de combustibles para los vehículos de transporte público. Gran parte de ellos, dentro de los cuales se cuenta el 90% de los 35.000 taxis de Buenos Aires, funcionan a base de gas natural comprimido (GNC). Ocurre, sin embargo, que si las temperaturas bajan de cero grados centígrados, los 750 expendedores del GNC no tienen más remedio que suspender la venta. Cuando eso pase, el caos será garantizado. Lo terrible es que está pasando con frecuencia, por lo cual el país vive un momento inquietante.

La gran pregunta que se formulan los argentinos es cómo se llegó a una situación de estas características. Y la respuesta tiene varios frentes a los que está vinculado el propio Kirchner. Uno de tales frentes se refiere al precio de las tarifas de energía. Tras la fenomenal crisis del año 2001, el Gobierno pasó los cobros de dólares a pesos, con lo cual redujo en más de la mitad lo que debía cobrar. Nunca ha vuelto a tomar una medida para equilibrar las cargas ni a hacer inversiones que eran necesarias para el sector energético.

Y lo eran porque el crecimiento industrial ha ido a grandes velocidades. Luego de la debacle de hace seis años y de un revés del 10,8% en el año 2002, Argentina creció el 8,8% en el año 2003 y, el año pasado, un 9%, un hecho que, a juicio de la consultora de riesgos Standard & Poors, "ha generado un importante aumento en el consumo de energía". Así las cosas, la consultora agrega: "Con las reservas energéticas recortadas, la red se expone a una sobrecarga y a presentar fallas".

Standard & Poors no está sola en ese sentido. El analista Alan Cibilis, que fue consultado por la BBC, es de la misma opinión. "Lo que ha sucedido es que, con la recuperación económica tras la crisis de 2001, ha aumentado la demanda de gas de parte de la industria, de los comercios y de los particulares, sin que haya habido un crecimiento de la oferta en los últimos 15 años, especialmente después de las privatizaciones. No se han cumplido los contratos de concesión en cuanto a inversiones e infraestructura".

Para paliar la crisis, el Gobierno ha racionado la luz, importado combustibles del Brasil y mermado las exportaciones de gas a Chile, lo que le ha causado no pocos problemas con este último país. Pero no es suficiente. La gente culpa a Kirchner, quien se presentará a la reelección en octubre -aunque su esposa Cristina también podría ser la candidata (ver recuadro)-. También hace chistes con las declaraciones dadas hace un año por el ministro de Comercio, Guillermo Moreno, cuando dijo, tal como recordaba The Economist, que en el país iba a "llover diesel". Lo peor de todo es que si el Gobierno no toma cartas en el asunto y permite que la inflación aumente, más temprano que tarde la crisis económica podrá volver a ser el pan de cada día para los argentinos.

EL RIVAL EN LA ALCOBA

A sólo cuatro meses de las elecciones presidenciales, el peronismo tiene dentro de sus candidatos no sólo al presidente Néstor Kirchner sino a su esposa, Cristina. ¿Quién será el escogido? Se hacen cábalas. Lo cierto, no obstante, es que el respetado diario La Nación, de Buenos Aires, aseguró el miércoles de la semana pasada que el propio Presidente quiere terminar su mandato y darle paso a su mujer para que mejore las relaciones de la Argentina con el exterior. Según el rotativo, Kirchner le dijo al ex presidente español José María Aznar: "Termino mi mandato en cuatro meses. Siento que mi rostro está un poco desgastado en el exterior. Se viene un nuevo tiempo". El diario La Nación refuerza su tesis con la larga lista de viajes internacionales que ha venido haciendo Cristina Kirchner.