Colombia es el único país del mundo que combate sus cultivos ilícitos con fumigaciones. Pero dentro de poco tendrá la compañía de Afganistán.

Aunque el presidente Hamid Karzai había dicho que primero muerto, la presión estadounidense y los mismos estudios de la ONU sobre expansión de las siembras lo tiene contra la pared.

Washington ya tiene todo listo. Incluso, nombró como embajador del país a un viejo conocido, William Wood, quien ocupó el mismo cargo en Colombia entre el 2003 y el 2007. Wood ha prometido "bañarse" con el químico para demostrar a los escépticos afganos que no hay peligro.

El gobierno estadounidense está muy preocupado por la situación. Según indicadores de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Afganistán es la fuente principal de opio en el mundo y de su producto refinado, la heroína. Aporta el 95% del total de los  opiáceos en el mundo. Según el reporte reciente, de 2006 a 2007 se registró un incremento del 17% en los cultivos de amapola y un 34% en la producción de opio.  El estudio indica que la superficie de cultivo de adormidera alcanzó una cifra sin precedentes de 165.000 hectáreas en 2006, en comparación con 104.000 hectáreas en 2005. Para este año, el organismo calcula que en Afganistán la cosecha ascenderá a unas 6.100 toneladas de opio.

Según expertos de la ONU, entre el 87% y el 95% de la heroína que se consume en Europa es de procedencia afgana. Hasta los narcotraficantes latinoamericanos han comenzado a hacer sociedades en ese país para adquirir opio crudo y droga "pesada" ya elaborada.

Las ganancias del negocio, como en Colombia, no solo están enriqueciendo a los narcotraficantes. Parte del dinero esta ayudando a financiar militantes islámicos talibanes y posiblemente a la red terrorista Al Qaeda, a través de impuestos que cobran a quienes cultivan y quienes trafican, especialmente en la provincia de Helmand en el sur, donde crece una cuarta parte del opio del país y donde los talibanes son la ley.

Aunque Karzai se opone al método de las fumigaciones, varios en su Gobierno han empezado a estudiar la posibilidad de realizar un programa piloto para probar su eficacia, empezando en la primavera de 2008 y con asesoría colombiana. Desde 2005, y bajo el patrocinio norteamericano, Afganistán ha realizando intercambios con Colombia para que su personal militar reciba entrenamiento en labores de inteligencia antinarcóticos. En junio de este año terminó la primera etapa del programa, que busca trasladar las experiencias a Afganistán.

Sin embargo hay quienes piensan que el remedio podría resultar peor que la enfermedad. Muchos afirman que la experiencia colombiana no es una que deba ser emulada. Desde 2000, cuando se inicio el plan Colombia, se han invertido más de 4,5 millones de dólares y han sido fumigadas o manualmente erradicadas unas 900.000 hectáreas de coca. Pero según el propio departamento de Estado, hoy hay 27% más que cuando se inicio el Plan Colombia.