Antes de que la reunión entre Chávez y Medveded tenga lugar, la flota rusa habrá llegado ya al país caribeño con la finalidad de realizar una serie de maniobras conjuntas con la venezolana. Moscú y Caracas han declarado que se tratan de operaciones pacíficas.

Estados Unidos, no obstante, permanece a la expectativa y con razón. Sus "rivales" en América Latina están realizando grandes desembolsos en materia de defensa en los últimos tiempos sin una necesidad aparente, lo que contrasta con sus deficientes estructuras de seguridad.

Sea como fuere, de un tiempo a esta parte, la presencia de Rusia en América Latina va aumentando a un ritmo desenfrenado, especialmente tras su enfrentamiento con Georgia del pasado verano.

Medveded no se detiene en Venezuela. Su agenda latinoamericana es intensa. El lunes pasado, en Perú, con Alán García apostó por aumentar la cooperación entre ambos países y llevarla a los niveles de los años ochenta.

Tampoco los planes y proyectos del presidente venezolano se detienen. Tras ver como la oposición obtenía unos resultados excelentes el 23N y antes de recibir al Presidente ruso, tendrá un encuentro con los miembros del ALBA y Ecuador, con la finalidad de analizar la crisis económica mundial.

¿Qué atractivo tiene América Latina para Rusia y Rusia para América Latina?, ¿Qué factores han hecho que la cooperación se haya acentuado en las últimas fechas? El petróleo y el gas ruso es el "caramelo" que se emplea desde Moscú, aunque no con la misma finalidad que lo hace Chávez.

Rusia no tiene ningún proyecto de socialismo del siglo XXI sino que busca aliados pues su deseo es volver a ser un key player a nivel mundial y sobre todo, contrarrestar la influencia global y regional (espacio ex soviético) de Estados Unidos. Para sus socios (potenciales) de América Latina, el petróleo, la tecnología y los créditos rusos, son una golosina muy dulce y apetitosa.

Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos, empezando por el encuentro de Medvedev con Chávez en Caracas. Su siguiente destino es Cuba, uno de los países que más se ha beneficiado en los últimos meses del "latinoamericanismo del Kremlin" pues además tiene un elemento que lo facilita y hace de los hermanos Castro dóciles socios: en ningún momento Rusia cuestiona la situación de los presos políticos en La Habana.