El aniversario de la muerte de Osama Bin Laden, que se cumple el día 2, está siendo utilizado profusamente por la campaña electoral de Barack Obama, consciente de que se trata de uno de los logros de su presidencia más valorados por los ciudadanos. Contra esa utilización electoral no solo han protestado los republicanos. Incluso el prodemócrata «The New York Times» considera que «pocos presidentes han hablado tanto de la muerte de un enemigo».

Obama ha abierto a la televisión la famosa Situation Room de la Casa Blanca, que tiene acceso restringido y donde nunca entran las cámaras. Allí concederá una entrevista a la cadena NBC que será emitida el miércoles, cuando se cumpla un año del ataque de las fuerzas especiales de EE.UU. a la casa de Abbottabad, en Pakistán, donde residía el líder de Al Qaida.

Arremetida contra Romney

En un mitin de campaña, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, ha utilizado el eslogan «Bin Laden está muerto y General Motors está vivo», mezclando la operación contra Bin Laden con el rescate de la industria del automóvil hecho con dinero público por la Administración Obama. «Sabemos lo que el presidente Obama hizo, no podemos estar seguros de lo que el gobernador Romney habría hecho», aseguraron los estrategas demócratas, en referencia tanto a la negativa de Romney al rescate del sector automobilístico como a la supuesta falta de temple que habría tenido para dar la orden de matar al enemigo número uno de EE.UU. (en realidad, el propio Biden desaconsejó al presidente el ataque, por considerarlo demasiado arriesgado).

Pero lo que más ha enervado a los republicanos es el vídeo lanzado por el equipo de reelección de Obama, en el que Bill Clinton narra la actuación de Obama hace un año. Las imágenes y la narración glorifican el heroísmo del presidente en su decisión de dar la luz verde final a la operación. Y ese liderazgo se contrapone a la personalidad de Romney, de quien se menciona una cita de 2007 en la que decía que no valía la pena «remover cielo y tierra gastando miles de millones de dólares para intentar cazar a una persona».

También George Bush utilizó en 2004 la caída del régimen iraquí como elemento decisivo de su campaña electoral, en la que se sugirió que su contrincante, John Kerry, sería débil frente al terrorismo. Pero «The New York Times» estima que «pocos presidentes han hablado de la muerte de un enemigo individual de un modo tan expansivo».

El equipo de Mitt Romney respondió a ese uso partidista echando en cara a Obama que no está siendo fiel al compromiso que adquirió cuando hace un año anunció a los estadounidenses el final de Bin Laden. «Esta noche, volvamos a pensar en la unidad que prevaleció el 11-S», dijo entonces el presidente.

Un pronunciamiento más duro ha sido el del excandidato presidencial John McCain. En su opinión, el presidente «ha convertido una decisión correcta en un patético y político acto de autofelicitación. Vergüenza de Barack Obama por dañar la memoria del 11-S y convertir el asesinato de Bin Laden en un anuncio de barato ataque político».