Un analista no demócrata sería menos condescendiente con esa reconducción del presidente: lo virtuoso no debiera ser el proceso de conversión al pragmatismo, sino haber tenido los pies en el suelo desde el comienzo.

Obama es definido por los autores como “un presidente híbrido: un pragmático progresista”. “Ha demostrado ser progresista cuando era posible, pero pragmático cuando era necesario. Dada la dura y tumultuosa realidad de la política internacional del siglo XXI, esa necesidad ha ganado las más de las veces”. El libro, en cualquier caso, es bastante ecuánime en el juicio que se hace a lo que ha sido la política exterior y de seguridad del madato de Obama. He aquí sus conclusiones:

EXITOS: “Reconstruir la posición de EEUU en gran parte del mundo, ‘resetting’ la relación con Rusia, manejar con efectividad las relaciones con China, conseguir resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU imponiendo sanciones a Irán, ratificación del nuevo tratado START, eliminación de Osama bin Laden y significativa debilidad de Al Qaida, retirada de las tropas de Irak comienzo de la reducción del volumen de tropas en Afganistán”.

FRACASOS: “No progreso en resolver el conflicto palestino-israelí, Irán todavía está inclinado a adquirir los medios para producir y disponer de armas nucleares, Corea del Norte todavía desarrolla su arsenal nuclear, crecientes friciones en las relaciones entre EEUU y Pakistán, México inundado en drogas y violencia, la percepción de EEUU en el mundo musulmán está tan baja como en tiempos de Bush, y grandes reveses en combatir el cambio climático”.

BALANCE: “Obama ha protegido bien los intereses de EEUU dadas las circunstancias y, cualquiera que sean los errores, ha evitado un desastre económico que pudiera haber sido mucho peor. Pero aún no ha puesto un sello indeleble en política exterior o doblado el arco de la historia humana en el modo de positiva transformación a la que aspira”.

**['Bending History. Barack Obama's Foreign Policy', Martin Indyk, Kenneth Lieberthal y Michael O'Hanlon, The Brookings Institution, Washington DC, 2012, 342 págs.]