El nuevo libro de historia, publicado y distribuido gratuitamente por la Secretaría de Educación Pública (SEP), contiene “graves retrocesos y errores”, según advirtieron varios especialistas a las autoridades educativas federales. Pero la Secretaría consideró “una necesidad imperiosa” entregarlos a tiempo, aunque fueran “perfectibles”.

 

El nuevo material didáctico responde a la reciente Reforma Integral de la Educación Básica, que tales expertos califican de “caótica”. La calidad de esos textos “es deficiente en todos los sentidos y constituye un daño severo a la educación básica”.

 

Olac Fuentes, investigador de la Universidad Pedagógica Nacional y ex subsecretario de Educación, considera “muy extraño” un plan de estudios en el que “se trataba de articular una historia de México con la humanidad, que abordaba la Conquista, la Colonia”, pero que ni siquiera llega al siglo XVI.

 

Los tres principales partidos políticos del país reaccionaron al unísono y en la misma dirección, aunque algunos se lanzaron a cuchillo. La Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados calificaba la omisión como “un atentado a la cohesión e identidad nacionales”. La diputada del Partido Revolucionario Institucional (PRI, que monopolizó el poder durante siete décadas) y secretaria de la Comisión, Beatriz Pagés Llergo, rechazó estas “modificaciones”, pues “ahonda la división, el enfrentamiento y el divorcio entre mexicanos”.

 

 

El presidente del Senado y también coordinador del gubernamental Partido Acción Nacional (PAN, conservador), Gustavo Madero, consideró que la historia nacional debe ser analizada con una visión crítica y objetiva, y no se debe ocultar ningún pasaje o episodio: “Es parte del trayecto que hemos recorrido como nación, y debemos ser muy abiertos a incluir todas las voces y todos los pasajes que nos han definido”.

 

 

El secretario (ministro) de Educación, Alonso Lujambio, salió al quite de la polémica como buenamente pudo. En entrevista radiofónica rechazó que con los cambios en los libros de texto se oculten pasajes de la historia de México, para alegar que el sistema educativo está en un régimen transitorio al que aún le faltan ajustes. Lujambió anunció que se incluirá un “cuadernillo” adicional en sexto grado sobre historia de México, en lugar de historia universal como hasta ahora.

 

El ministro subrayó que el capítulo de la Conquista será y debe ser estudiado en profundidad cuando los alumnos lleguen a enseñanza secundaria. Lujambio reclamó que las críticas se conviertan en discusión que ayude a superar los fallos, pues “ningún libro está escrito con sangre o escrito por Dios”.

 

Hasta el pasado ciclo escolar los niños de último curso de primaria estudiaban el periodo de la conquista y el posterior virreinato de la Nueva España entre los siglos XVI y comienzos del XIX, cuando arranca y culmina el proceso de independencia del país.