Enrique «Kike» Plancarte Solís, uno de los líderes del cártel de Los Caballeros Templarios, fue abatido por elementos de la Marina durante un enfrentamiento en Querétaro. Aunque la Secretaría de Gobernación de México aún califica la noticia como «probable», a falta de las pruebas definitivas, los hechos se registraron en el municipio de Colón, en donde unos 200 elementos de la Armada y del Ejército desplegaron un operativo que buscó durante 24 horas al capo del grupo criminal que opera en el estado de Michoacán. Plancarte habría sido localizado cerca de un campo de fútbol y, tras resistirse a su detención, se desató un tiroteo en el que finalmente cayó abatido. Plancarte estaba acusado de delincuencia organizada, delitos contra la salud, secuestro, homicidio y robo, y la Fiscalía mexicana ofrecía una recompensa de 10 millones de pesos (600.000 euros) por cualquier información que llevara a su captura.

El pasado mes de marzo también caía abatido otro de los jefes y fundadores del cártel, Nazario Moreno González, «El Chayo», quien también fuera uno de los creadores de La Familia Michoacana. A «El Chayo» o «El más loco» ya se le dio por muerto en diciembre de 2010, tras un enfrentamiento con la Policía Federal en la sierra de Apatzingán, pero nunca apareció su cadáver.

Tras la caída de estos dos delincuentes, sólo uno de los patriarcas de ambos grupos criminales mencionados permanece prófugo de la justicia: Servando Gómez, «La Tuta» o «El Profe», quien tras el despliegue federal por tierras michocanas ya no se deja ver a plena luz del día en Tumbiscatío, su pueblo, por cuyas calles paseaba hasta hace apenas semanas mientras regalaba dinero a los transeúntes.