La autoridad electoral volvió a escrutar 78.000 urnas, más de la mitad de las utilizadas en los comicios del pasado domingo.
El
recuento oficial de votos de las presidenciales en México, incluida la revisión
de 78.012 urnas, no sólo no cambiaría sustancialmente los resultados
preliminares ofrecidos el domingo, sino que puede ampliar en casi medio punto
la ventaja de Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador.
Superado
el 95% del escrutinio, el candidato del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) suma el 38,35% de apoyos, mientras que el aspirante por la coalición de
tres partidos de izquierda Movimiento Progresista se queda en el 31,40%.
Tercera
es Josefina Vázquez Mota, del gubernamental Partido Acción Nacional (PAN), que
repite el 25,46% de papeletas que le otorgaban las cifras provisionales.
Gabriel Quadri, del Partido Nueva Alianza (Panal), suma el 2,28% de sufragios,
cantidad inferior a la de votos nulos, que representan el 2,47% del total.
Improbable
El país
está a la espera de qué decisión adopte López Obrador, aunque ya anunció que
impugnará todo el proceso ante el Tribunal Federal Electoral por las irregularidades
detectadas «antes, durante, y después de los comicios». Éstas incluirían la
compra de votos por parte del PRI (el caso más aparente es el posible soborno
mediante tarjetas de fidelidad prepagadas de una cadena de supermercados) y el
apoyo sin disimulo que su candidato habría recibido del duopolio televisivo.
Salvo contadas excepciones, todos los observadores electorales consideran muy
improbable que la denuncia prospere e impida que Peña Nieto sea el presidente
de la república a partir del 1 de diciembre próximo.
Fuentes
de la campaña de López Obrador adelantan que el político tabasqueño está
dispuesto a agotar todos los recursos legales en su mano, pero no repetirá el
escenario de confrontación que protagonizó hace seis años, cuando desconoció a
las instituciones y la victoria de Felipe Calderón por menos de un cuarto de
millón de votos. A esa mesura contribuirá la presión de su grupo político, el
PRD, que ha obtenido muy buenos resultados en las elecciones legislativas y se
ha hecho con el gobierno de los estados de Tabasco, Morelos y el Distrito
Federal.
A falta
de conocer las cifras oficiales en las elecciones para diputados y senadores,
el PRI será la primera fuerza política en el Congreso, pero no alcanzaría la
mayoría absoluta ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado. A nivel
territorial, 21 de los 32 gobernadores de México militan en las filas priistas.
Complicado
reglamento
Pese a
haberse impuesto en más de la mitad de los 300 distritos electorales, que
aportan cada uno un diputado, el complicado reglamento electoral frenará las
cifras del PRI en el reparto de los 200 diputados electos por el principio de
representación proporcional mediante el sistema de listas, votadas en 5 grandes
circunscripciones. El conocido como «candado de sobrerrepresentación» impide
que ningún partido obtenga una proporción de diputados superior en ocho puntos
al porcentaje total de votos obtenidos, que en el caso del PRI y sus aliados
ecologistas del PVEM rondará el 40%.
Para la
Cámara Alta, el PRI se impondría en 18 de los 32 estados de la federación, cada
uno de los cuales elige dos senadores por el partido más votado y uno que se le
otorga a la primera minoría. Los 32 senadores restantes son designados por
representación proporcional según los votos obtenidos a escala nacional, de los
cuales al PRI-PVEM le corresponden alrededor del 37%.
El PRD,
junto con el Partido del Trabajo y Movimiento ciudadano, será el primer partido
de la oposición de la Cámara de Diputados. En el Senado, lo será el PAN. Panal,
el partido de la líder vitalicia del poderoso sindicato magisterial, Elba
Esther Gordillo, mantendrá su presencia en ambos hemiciclos y puede ser clave
para que Peña Nieto saque adelante su plan de gobierno.