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11/10/2015 | Un homenaje al origen de la Primavera Árabe

Rosa Meneses

El flamante Premio Nobel de la Paz es un reconocimiento a los movimientos cívicos que construyeron la democracia en Túnez.

 

El Cuarteto Nacional de Túnez está constituido por sindicatos y asociaciones defensoras de los derechos humanos y las libertades civiles. Su papel fue decisivo en el diálogo nacional que tuvo lugar en el país norteafricano a finales de 2013, tras un año de fuertes tensiones políticas y de una peligrosa deriva violenta que desencadenó el asesinato de dos figuras de la oposición.

Formado por el principal sindicato tunecino, la Unión General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT), la patronal Unión Tunecina de Industria, Comercio y Artesanía (UTICA), la Liga Tunecina de los Derechos Humanos (LTDH) y la Orden Nacional de Abogados, el cuarteto medió entre los diferentes partidos políticos del Túnez post Ben Ali para llegar a un compromiso político que desembocó en un Gobierno tecnócrata a principios de 2014 y la aprobación de la primera Constitución democrática de la Historia del país, la más avanzada del mundo árabe.

El proceso de transición en Túnez después del derrocamiento de la dictadura de Zin el Abidin Ben Ali se considera modélico para los países de la región. Túnez es además la cuna de las revoluciones árabes, pues la caída de Ben Ali el 13 de enero de 2011 produjo un efecto dominó que contagió a Egipto, Libia y Siria, donde movimientos civiles y pacíficos se levantaron contra los regímenes autocráticos, aunque la evolución de los acontecimientos en estos países les han llevado por caminos diferentes.

Túnez logró evadir el conflicto político gracias a una hoja de ruta liderada por el cuarteto y que desde octubre de 2013 enroló a las diferentes fuerzas políticas -desde los islamistas moderados de En Nahda a las formaciones de izquierda, pasando por los liberal-conservadores de Nidaa Tunis- en un diálogo nacional. La pequeña nación mediterránea vívia por aquellos días una grave parálisis política que estaba impidiendo la redacción de la nueva Constitución y la finalización de la ley electoral, necesarias para preparar las elecciones que llevarían a la formación del primer Gobierno democrático del país y entrar de lleno en una transición constructiva.

En Nahda había ganado las primeras elecciones tras la caída de Ben Ali, celebradas en octubre de 2011, y había formado una alianza con los partidos de izquierda Congreso por la República (liderado por Moncef Marzuki) y Etakatol (de Mustafa Ben Jafar). Los tres partidos se repartieron las presidencias: los islamistas moderados dirigían el Gobierno, mientras que Ben Jafar se convirtió en presidente de la Asamblea Nacional y Marzuki, en presidente del Gobierno.

Asesinatos, huelgas, protestas...

El clima de tensión fue creciendo entre 2012 y 2013, con los asesinatos de dos líderes opositores, Chokri Belaid, en febrero de ese año, y Mohamed Brahmi, en julio, las sucesivas huelgas masivas y las manifestaciones contra el Gobierno. La crisis se exacerbó con los acontecimientos en el vecino Egipto, donde un golpe militar acabó con el Gobierno islamista del presidente Mohamed Mursi.

Pero la incansable labor de las asociaciones que reúne el cuarteto consiguió un compromiso por parte de En Nahda, el partido que ostentaba entonces la Presidencia del Gobierno y que se había negado a realizar concesiones para desbloquear el impasse político. Se trata de organizaciones civiles muy activas y arraigadas en la sociedad tunecina.

La UGTT, por ejemplo, jugó un importante papel durante las protestas que condujeron al desmoronamiento de la dictadura y después se reservó un protagonismo como moderador político. Creada en 1946, la UGTT no se conformó con ser el 'sindicato único' bajo el ala de los regímenes de Habib Burguiba o Ben Ali, sino que permitió en su seno corrientes de resistencia, lo que sin duda le reservó un protagonismo clave en las protestas de 2011 y, durante la transición se reservó un papel de contrapoder para contrarrestar las tensiones y las derivas autocráticas. Más allá de su identidad sindical, logró constituirse como una fuerza política de referencia y consenso.

Mientras, la LTDH y la Orden de Abogados suman décadas de labor denunciando los abusos del régimen. Fundada en 1976, la LTDH es la organización pro libertades civiles más antigua del mundo árabe. Trabajó por los derechos de los tunecinos incluso en la clandestinidad y soportando una violenta represión. Líderes históricos de esta asociación, como el propio presidente Marzuki, sufrieron el exilio durante la época de Ben Ali, que prohibió la organización a partir del año 2000.

Hoy, el Nobel de la Paz reconoce la dedicación, el sacrificio y la abnegación de miles de militantes de estas organizaciones de la sociedad civil tunecina, sin los que el país que es hoy Túnez no sería posible. Un símbolo de la Primavera Árabe.

El Mundo (España)

 



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