Túnez está tratando de perfilar un nuevo Gobierno de transición, integrado por personalidades reconocidas y gestores, para acallar las protestas populares, que no cesan de pedir en las calles que los ministros del anterior régimen salgan del poder. Cientos de manifestantes han desafiado al caer la noche el toque de queda y mantienen su concentración de protesta ante el palacio de Gobierno.
Ante
esta fuerte presión social, el presidente interino del país, Fuad Mebaza,
mantiene contactos con varias figuras de la época del primer jefe de Estado del
Túnez independiente, Habib Burguiba, para sumarlas a ese nuevo Ejecutivo, del
que saldría el actual primer ministro, Mohamed Ghanuchi, y el resto de
dirigentes del presidente depuesto, Zine el Abidine Ben Ali.
Mebaza,
cuya salida de la presidencia no se cuestiona al obedecer a un imperativo
constitucional tras el vacío de poder dejado por Ben Ali en su huida, negocia
asimismo con representantes de los sectores sociales y políticos del país la
creación de un Consejo Constitucional, que se encargaría de elaborar una nueva
Carta Magna.
Uno de
los nombres que se barajan para sustituir a Ghanuchi es el de Ahmed Mesteri,
ministro durante el régimen de Burguiba, pero que abandonó el partido en el
poder entonces, el Neodestur, en desacuerdo con su deriva autoritaria y fundó
el Movimiento de los Democrátas Socialistas (MDS).
Mestiri,
de cerca de 80 años, expresó hace unos días su rechazo a la composición del
gobierno de unidad argumentando que era una "franca violación de los
logros legítimos durante las últimas semanas del pueblo tunecino".
Clamor
por un gobierno sin aliados de Ben Ali
En las
calles, sigue viva la llama de la indignación por esa permanencia en el poder
de figuras cercanas al régimen anterior. Cientos de tunecinos de las zonas
rurales del interior del país se congregan desde esta mañana en la Casbah,
frente a la sede de la jefatura del Gobierno, para exigir la dimisión del
Gobierno de unidad nacional de los aliados del derrocado presidente, Zin el
Abidin Ben Ali. Al caer la noche, desafiando el toque de queda, han decidido
mantenerse firmes en su concentración de protesta ante el palacio de Gobierno y
no alejarse de allí.
Manifestantes
de todas las ciudades del centro del país se encuentran este domingo en la
capital para acrecentar la presión contra el Gobierno interino. El convoy de
vehículos ha sido bautizado como 'Caravana de la liberación'.
Envueltos
en banderas tunecinas y pañuelos ajedrezados, los jóvenes coreaban: 'El pueblo
quiere que caiga el Gobierno' y 'Abajo los corruptos'. El palacio de Dar el
Bey, donde se encuentra el despacho del 'premier', Mohamed Ghanuchi, estaba
cercado por unos pocos militares.
La
concentración es el culmen de una caravana que salió el sábado desde la región
de Sidi Bouzid, en donde comenzó la 'revolución de los jazmines'. A las 7,00 de
la mañana, los jóvenes de la ciudad donde se inmoló Mohamed Buazizi llegaron a
la céntrica Avenida Habibi Burguiba y, frente al Ministerio del Interior,
exigieron un Gobierno del pueblo.
Después,
subiendo las oscuras calles de la Casbah, se dirigieron a la Plaza del
Gobierno. "Hemos recorrido 350 kilómetros a pie para exigir que se vaya el
antiguo régimen", afirma Samir, un joven de Sidi Bouzid. "Queremos
trabajo, libertad", continúa. Todos sus amigos suscriben lo que dice. Él,
por ejemplo, dice que lleva "siete años en paro".
"Esta
es la revolución de todo el pueblo. Estaremos aquí hasta que se imponga un
nuevo régimen en el que el pueblo sea libre y se instaure la dignidad y la
paz", dice a voz en grito, sacando fuera de sí años de silencio, Zohra,
una mujer de mediana edad y elegantes ropas venida desde Zaguan (a 60
kilómetros de la capital).
El
primer ministro, Mohamed Ghanuchi, así como los responsables de Interior,
Defensa y Exteriores, entre otros, han ocupado cargos durante la 'era Ben Ali'.
Por eso, los tunecinos les acusan de querer cooptar su revolución.